Una pequeña empresa para una empresa gigante
Durante mucho tiempo hemos asociado la agricultura con un pasado ingrato, con una literatura costumbrista, con un estilo ajeno a la movida de la “calle”. Somos isleños urbanos. Comilones, sí, hasta el exceso, pero alejados de la tierra y sus asociaciones (la mancha de plátano, las manos sucias, lo “folklórico”)… Hasta ahora, cuando se cobra conciencia de una situación que los agricultores y ambientalistas vienen machacando hace décadas: la vulnerabilidad de una isla donde se importa casi todo lo que se consume.
Tara Rodríguez Besosa y Olga Casellas fundaron hace un año El Departamento de la Comida. Esa empresa de nombre apetitoso queda en Trastalleres, en la calle Las Palmas. Tara es arquitecta de profesión, Olga es diseñadora. Para ellas el establecimiento de una cadena de distribución de alimentos, de la tierra a la mesa, responde a un diseño: el arte de la “comunicación” entre la gente y las cosas.
El nuevo almacén de El Departamento de la Comida, además de un centro de distribución de alimentos orgánicos producidos en Puerto Rico, será un centro donde se divulgará todo tipo de información relacionada con la comida: desde el mejor uso de los terrenos y el cultivo adecuado de los mismos, hasta el recogido, la entrega, la compra, y el consumo y preparación de alimentos saludables. En resumen, un ambiente propicio para la generación de ideas y la organización de talleres educativos.
Tara nos habla sobre el primer año de la empresa.
Empezamos en julio de 2010. Una amiga que cree en el proyecto nos prestó dinero y conseguimos un almacén en Bayamón. Ya estamos llegando a otro nivel, y necesitamos un sitio accesible como este, donde instalar las oficinas, el almacén abierto al público y a los clientes. Como ves, esto está armado como si fuera el anaquel de una ferretería, con la lista de productos disponibles. Aquí en estos espacios, se colocarán los productos de la semana. Somos quizás los únicos que nos dedicamos solamente a distribuir productos locales orgánicos. Trabajamos mucho con educación y campañas enfocadas en el consumidor, para crear demanda.
¿Cuántos suplidores tienen?
Empezamos con cinco agricultores y ya tenemos como quince agricultores en nuestra lista. Iván Fuentes, “el hombre que hace que todo sea posible”, nos da mucho “feedback” de los agricultores y de los clientes. Iván es quien recoge y distribuye las cosechas. Tenemos agricultores en toda la isla. Queríamos crear y aumentar el mercado local de alimentos orgánicos. Nos dimos cuenta rápidamente de que es necesario hacer muchas cosas que ahora el agricultor está obligado a hacer, y que no ayudan a que él o ella crezcan. Nuestra función es realizar ese trabajo para que los agricultores se dediquen a sembrar, a cultivar y a aumentar su producción.
Los alimentos se entregan a los clientes…
Te explico. Nuestro producto principal es lo que llamamos “cajas de incentivo agrícola”. Es una manera de crear una clientela fija, un ingreso fijo para los agricultores. Los clientes se suscriben y los agricultores reciben órdenes basadas en la cantidad de clientes de la semana. Siempre se distribuyen productos frescos, de temporada. Y las reacciones de los clientes, al indicar sus gustos y preferencias, tanto como lo que no les satisface, ayudan a los productores.
¿Modelos?
Yo trabajaba con mi mamá, Silka Besosa. Ella se mudó a Aibonito hace tres años y empezó a sembrar un huerto casero. Mamá vivía en el Condado, era empresaria. Cuando se mudó al campo se dedicó a investigar sobre lo que llaman “spin-farming”: agricultura en una cuerda o dos de terreno, con rotación de cultivos, intensiva y orgánica. Así fue creciendo su finca Siembra Tres Vidas. Mami se interesó en crear una certificación orgánica adecuada para Puerto Rico, en colaboración con la organización de agricultura ecológica Boricuá. Además, estableció un sistema de “agricultura auspiciada por la comunidad”. Eso significa que el agricultor cuenta con familias que aportan directamente a la siembra con donaciones, para que el agricultor siga produciendo. A cambio el agricultor les entrega cosechas.
Recorremos el almacén. En el frigorífico, Tara prepara una caja con los alimentos de la semana. Después nos habla de cómo estudio arquitectura en Pratt Institute, en Nueva York; de cómo trabajó unos años en firmas en esa ciudad, e incluso de su participación en una galería de arquitectura con ciertas amistades. De cómo en un viaje a la isla, en una temporada en la finca Siembra Tres Vidas, descubrió que la calidad de vida acá era mejor. De vuelta a Puerto Rico se integró al negocio de su mamá, ayudando a vender en los mercados y enriqueciendo la relación familiar en el descubrimiento de intereses comunes. Tara se dedicó al mercadeo y a las ventas en mercados agrícolas durante dos años, hasta que Silka le pidió que se hiciera cargo de la distribución en su totalidad.
¿Ha crecido la demanda?
Empezamos con sesenta clientes y ya tenemos doscientos.
Está aumentando la demanda, pero ¿está creciendo, a la par, la producción?
Sí. Hemos podido comprobarlo con los mismos agricultores que empezaron con nosotras. Hemos ido creciendo a la par. Si ellos no crecen, no crecemos, y viceversa.
¿Qué factores han propiciado el crecimiento?
Una nueva visión, un nuevo rol del consumidor. Ya no es una figura ausente. Los escuchamos, es un ciclo de información constante. Yo incluyo en las cajas un boletín con información sobre la procedencia de los productos. Usamos mucho el correo electrónico y la página web. Una comunicación transparente, para que la gente se siga informando, para que puedan visitar las fincas, comentar sobre la calidad del producto, conocer a los agricultores.
Le preguntamos sobre una nueva visión del espíritu empresarial: el creciente movimiento de emprendimiento social, o de empresarios que administran con responsabilidad social. Se trata de negocios enmarcados en valores de sustentabilidad ecológica, económica y social.
¿Cómo encaja la visión de esta empresa en la cultura empresarial emergente, cuando empiezan a verse los resultados desestabilizadores de la globalización y el efecto de los cambios climáticos en la escasez y el costo de los alimentos?
Esta compañía tiene que poder ser sustentable para el ambiente, para la salud y para su propia existencia. La mayoría de los problemas de salud del país se pueden resolver con una alimentación mejor. Muchos problemas económicos también se pueden resolver con una agricultura responsable, sustentable, orgánica. Estamos en una fase de crecimiento, de ampliar mercados; que los restaurantes, por ejemplo “compren local y orgánico”.
Y ¿qué te preparó, que las preparó para esto? Tú eres arquitecta, Olga es diseñadora…
Esto es un proyecto de diseño para nosotras. Completamente. Estéticamente. El diseño de las cajas, el diseño del funcionamiento. En ese aspecto es que sobresale lo que hacíamos antes. La disciplina del diseño ayuda a pensar soluciones y a innovar. A presentar las cosechas de una manera diferente, y a considerarlas como parte de tu vida. Que el consumidor no se limite simplemente a ir al colmado. Que se dé cuenta de que la comida que está consumiendo es parte de la vida de un agricultor. El website es también una herramienta muy importante, donde pongo artículos, información, videos, todo tipo de recursos. También estamos en facebook y en otros lugares. Esto es otra manera de concebir el trabajo. Ni siquiera sé cuántas horas le dedico.
Son más caros los alimentos orgánicos.
Pero ahora mismo, ¿cuál es el precio de un alimento saludable, que realmente te nutre, que se produce a menos de cien millas de distancia? No le hace daño al terreno ni a la persona que lo cosecha. Lo que se ahorra en productos no sustentables te lleva al hospital, no se contabilizan los costos ocultos en esos precios. Además, al consumir lo que se produce en el país se queda el dinero aquí. Mientras más aumente la producción será posible bajar los precios. Todos los que se consideran “foodies” (amantes de la comida) tienen que empezar a consumir mejor, a exigir en los restaurantes, a preguntarles a los chefs de dónde viene lo que consumen y si se cosechó bien o con químicos. Si aumenta esa demanda responderá el Gobierno, responderán los mercados y las compañías más grandes.
Y es cierto que la escandalosa desigualdad en la distribución de la riqueza y de los escasos recursos planetarios va creando nuevos consumidores, conscientes de que “somos lo que comemos”. La consumidora informada, el consumidor enterado, se acercan a la agricultura ecológica, humana y humanitaria. Esos consumidores encontrarán en El Departamento de la Comida un espacio para “pensarla y apreciarla”.
El Departamento de la Comida
Avenida 1063, calle Las Palmas, en Trastalleres
Teléfono: 787-325-8306
Página web: http://www.eldepartamentodelacomida.com/
* Servicio informativo de Prensa Comunitaria.