Memorias: Venezuela en mí
El autor, con una larga trayectoria en el cine puertorriqueño, pionero además aquí del cine político anticolonial, tuvo desde su niñez una relación muy estrecha y afectiva con el mundo latinoamericano. Años más tarde su vida se cruzó con grandes acontecimientos centroamericanos: primero con la Revolución Sandinista y luego con la guerra de guerrillas de El Salvador. También tiene obra creativa en el cine de Nicaragua, El Salvador, Venezuela, Cuba y Brasil. En las librerías ya se encuentra La guerra constitucionalista 1926-1927, primera entrega de su saga novelada Sandino: La última «guerra bananera».
Director. Guionista. Cinefotógrafo. Camarógrafo. Productor. Nacido en Ponce, Puerto Rico, hizo un doctorado en Drama y Cine en la Universidad de Nueva York (1964-1972), y estudió dos años en el programa de adiestramiento del Gremio de Directores de América (DGA). En 1970 funda en Puerto Rico su propia compañía, Sandino Films, con la que se dedica a la producción de documentales, comerciales y noticias para televisión, además de servicios de producción para Nueva York, Hollywood y Puerto Rico. Aquí presentamos sus MEMORIAS, capítulo 1, escritas en serie para 80grados.
FLASHBACK 1
RESTAURANTE – MARACAY, VENEZUELA – TARDE — 1932
Juan Vicente Gómez viene muerto de hambre de un viaje a lomo de mula debajo de aquel sol picante. Sueña con una ensalada de rábanos, berros y tomate con mucho aceite de oliva, limón y sal y una jarra de jugo de limón con panela atiborrada de hielo. Viene con sus ingenieros de explorar el camino real que van a convertir en carretera para unir Choroní a Maracay. Siente un revoloteo nervioso entre su equipo de cocina y una demora poco común en la llegada de su ensalada. Con su mirada impaciente atrae la ensalada que finalmente llega, pero sin tomate.
GÓMEZ (furibundo)
¿Y el tomate?
SECRETARIO (temeroso)
General, estoy apenadísimo, pero
el barco no ha llegado, no hay…
GÓMEZ
¿Cómo que el barco no ha llegado?
¿Me quieres decir que en Venezuela
no se siembra tomate?
SECRETARIO (disculpándose)
No, mi general. No hay necesidad de
sembrar nada…es por el petróleo.
Aquí todo se compra afuera…
Gómez se pone colorado como el tomate que le falta a su ensalada y suelta una retahíla de maldiciones. Su séquito tiembla junto al personal del restaurante y hasta los ingenieros.
GÓMEZ
¡Pues se acabó el relajito!
(y se vira hacia los ingenieros)
¿Dónde está la mejor escuela de
agronomía del Caribe?
INGENIERO JEFE
En el Colegio de Mayagüez en
Puerto Rico, mi general…ahí
estudiamos todos…es en español
GÓMEZ
Puej, nos olvidamos de la carretera
de Choroní por ahora. ¡Qué bolas!
Te me vas a Puerto Rico y me traes
los diez mejores ingenieros agrónomos
acabaditos de graduar y me le ofreces un
platal pa’ que se vengan a sembrar este
hijoeputa país de tomates, berros
y rábanos. No quiero que me falte
mi ensalada en ningún rincón de
Venezuela, carajo…
INGENIERO JEFE
¡Enseguida, mi general!
GÓMEZ
Paras en tu casa, haces la maleta,
te vas directo al aeropuerto
y te llevas mi avión…secretario,
una orden al brigadier pa’ que
le suelte el avión al Ingeniero…
Picoteó con desgano berros y rábanos, pero se impuso el mal humor y empujó con desdén el plato.
GÓMEZ
¡Traigan la carne, puej!
INT. AUDITORIO. FACULTAD DE AGRONOMÍA. MAYAGÜEZ, PUERTO RICO – MAÑANA — 1932
El Ingeniero Jefe termina su discurso de reclutamiento.
INGENIERO JEFE
Entonces los jóvenes ingenieros
agrónomos solteros y sin compromisos
que quieran acompañarnos en esta muy
bien remunerada aventura en mi
querida Venezuela, pasen a la mesa
de reclutamiento…el avión sale
de San Juan en tres días…
Diego de la Texera Gilot (tío Diego, el hermano mayor del Viejo), Turín Barnés Colom (tío Turín, hermano mayor de Mami) y Clery Salazar Rivera, amigotes del casco de Ponce, se entremiran, traviesos, y en lo que los otros candidatos lo piensan, llegan primero a la mesa.
FLASHBACK 2
CASA DEL VIEJO/CALLES DEL PUEBLO/CASA DE TITI OLGA Y TIO TANO – PONCE, PUERTO RICO – MEDIANOCHE – LUNES 30 DE OCTUBRE 1950
El Viejo levanta el mosquitero de mi cama y me despierta con delicadeza.
VIEJO
Despiértate que vamos pa’ casa
de tío Tano. Despierta a Cheo. Se
vienen así mismo en payamas…
Me extraña mucho porque al otro día hay escuela, pero como me gusta mucho la casa de titi Olga, tío Tano y mis primas América y Olga Belén, despierto a Cheo contento con la aventura. La Vieja ya ha despertado a Denisita y trae a Rosa Inés envuelta en una frisita blanca de encajes. Nos montamos en la guagua Willys crema y vino del Viejo y cruzamos el casco del pueblo. Hace un friito rico como de Navidad y las calles están desiertas. Titi Olga nos recibe sonreída y a besos, como siempre.
TITI OLGA (preocupada, a los Viejos)
Ya mismo llega Tano del proyecto
de Utuado.
Nos ponemos a jugar. Los grandes se van al comedor y nosotros nos quedamos en la sala. Se escucha la radio bajita. Cheo se duerme en el sofá, las nenas se ponen a jugar entre ellas y yo, medio aburrido, me meto debajo del piano. Estiro la mano y toco una tecla. Con la otra mano aprieto el pedal y la nota vibra por encima de las losetas coloridas y parece que va a durar para siempre. Así, jugando, me quedo dormido debajo del piano. Afuera la puerta del Hudson brown de tío Tano cierra con fuerza y la nota inacabable que yo soñaba cesa abruptamente. La puerta se abre y las botas de tío Tano cubiertas de barro colorao cruzan el umbral y se acercan a mí debajo del piano. En el trayecto tío Tano saca la .45 de la cintura, casi en mi cara (no se ha dado cuenta que yo estoy ahí debajo) y la pone encima del piano. Pasos y murmullos llegan al pie del piano desde el comedor. Tío Tano le da un beso a titi Olga y a Mami, choca la mano con el Viejo, prende un Pall Mall King Size sin filtro y echa un humarada gruesa por boca y nariz.
TÍO TANO (orgulloso)
¡ACABAMOS CON ESOS HIJOS DE PUTA!
MAMI
¡Shhh! Habla bajito Tano que despiertas
a los nenes…
Yo salgo de debajo del piano y quedo parado en el medio de ellos.
YO (niño)
¿Y quiénes son los hijos de puta?
TÍO TANO
Mira muchacho del diablo ¿quién
te dio permiso pa’ decir malas palabras?
Y me da una patadita cariñosa en el culo riéndose, como siempre hacía.
YO (niño)
Tú la dijiste primero…
TÍO TANO
Yo soy grande y tú eres chiquito.
Cuando seas grande como yo, puedes…
Y se fueron cuchicheando hasta el comedor y yo me quedé con las ganas de saber quiénes eran los hijos de puta.
EXTERIOR. PLAZA DEL SILENCIO. CARACAS – MAÑANA – VERANO DE 1960 – PRESENTE
¡¡BAAN-GÁÁÁN!! ¡¡BAAN-GÁÁÁN!! Sorprendidos por las explosiones, quedamos paralizados. De las Torres del Silencio comenzaron a caer papeles. Por la altura de las torres aquellos volantes que llovían del cielo azulito de Caracas se veían como el confeti que caía de los balcones de las casas bellas que bordeaban la Plaza de la Delicias en los carnavales de Ponce. Yo, un muchachón de diez y seis años, arranqué a correr hacia la nube de papeles y me hice el sordo cuando el Viejo me conminó a quedarme quieto a su lado. Cheo, mi hermanito de doce años, corrió detrás de mí. Fuimos los primeros en cachar en el aire las primeras hojas en medio de la multitud de funcionarios, oficinistas, ejecutivos, secretarias y pueblo que cruzaban la plaza hacia sus trabajos. Nos regresamos leyendo los volantes:
¡PUEBLO VENEZOLANO!
Las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) hacen un llamado al pueblo venezolano a unirse a esta jornada patriótica de propaganda armada que acaba de comenzar con estos dos bombazos para elevar la consciencia de nuestro pueblo con miras a derrocar el gobierno títere y entreguista de Rómulo Betancourt, presidente impuesto por el imperialismo norteamericano en nuestra patria Venezuela. ¡Divúlguese!
¡LUCHAR HASTA VENCER!
COMANDANTE CHIMIRO
FALN
Le entregamos volantes a la Vieja, al Viejo, a Denisita, mi hermana mayor, y a Rosa Inés (la Jueya), mi hermana menor.
YO (curioso, al Viejo)
¿Qué es eso de FALN?
El Viejo, también curioso, sin despegar los ojos del papel, me paró con la mano en lo que terminaba de leer.
VIEJO
Propaganda comunista para tumbar
a Rómulo…
Miró para todos lados escamao y comenzó a recoger los volantes.
VIEJO
Ayúdame. Al zafacón; que
nadie nos vea con esto…
Yo recogí todos los volantes, miré, detecté un zafacón a unos 50 metros y arranqué. En el trayecto me metí uno de los volantes entre la barriga y el pantalón y eché el resto con un gesto histriónico a la basura para disfrazar mi desobediencia, mi curiosidad.
VIEJO
Imagínate, si nos agarran con eso,
lo que iba a pensar Rómulo…
¡Rómulo!
FLASHBACK 3
CALLES SOL Y LEÓN, CASCO DE PONCE — 1958
El Viejo –Manolín Tejera o Manuel Francisco de la Texera y Gilot, retratista; su Texera Studio frente por frente a la Mueblería Valdejully Segarra, de su íntimo amigo Ramón Enrique Bauzá, mi segundo padre, Senador por Acumulación del PPD de Ponce― se había hecho muy amigo de Rómulo Betancourt, exilado en Puerto Rico y cuidado por una escolta de seguridad entrenada por el FBI, por causa de los atentados y amenazas de asesinato que había sufrido en los años de exilio en otros lugares. Ramón era del brain trust de Muñoz y, por extensión de su antigua amistad con Ramón, el Viejo también. Muñoz le había encargado a Ramón Enrique conseguirle una casa linda a Rómulo y entretenerlo mientras estuviera bajo la custodia del gobierno de Puerto Rico. El Viejo acompañaba Ramón desde Ponce a la casa de Rómulo en Arecibo y a veces me llevaban a mí.
Rómulo, por causa de su Doctrina Betancourt (el Caribe democrático y sin dictadores) se había ganado la rabia de Trujillo, Somoza, Duvalier y, obvio, Pérez Jiménez, pero también la admiración de Ike, quien, después de retornar victorioso de derrotar a los dictadores Hitler y Mussolini, no tenía ganas de calarse esos dictadorzuelos que eran los sonofbitches de Roosevelt en el Caribe, pero no los de él. Ike decía que él era un verdadero demócrata, aunque fuera republicano. Había que cuidar a Rómulo. Su doctrina le iba a servir a Ike para limpiar el Caribe (Mare Nostrum, The American Mediterranean) de dictadores y darle un blindaje de democracia contra el comunismo; y más ahora que Puerto Rico ya estaba consolidado, con los hijos de puta nacionalistas liquidados y Operation Bootstrap viento en popa.
FLASHBACK 4
THUNDERBIRD PRIETO DE RAMÓN ENRIQUE. CARRETERA 2 HACIA ARECIBO – DÍA – MAYO 1958
Ramón dirige el Thunderbird a toda velocidad por la #2. Yo voy en el asientito de atrás atravesado porque mis piernas no caben, pero ya estoy acostumbrado. Fuman: Ramón, cigarro cubano; El Viejo, Salem. Conversan sin parar de muchos temas. De repente Ramón se acuerda de algo.
RAMÓN
Coño Manolín, se me olvidó decirte algo.
MANOLÍN
Ah sí…
RAMÓN
Rómulo se va a poner
bien contento…
MANOLÍN
Deja el misterio. Desembucha.
RAMÓN
Teodoro me contó que Ike mandó a la
CIA a bregar con Pérez Jiménez, quiere
a Rómulo en el poder antes de dejar la
Presidencia…
MANOLÍN
¡Diablo! ¡Se va a poner bien contento sí!
YO (desde atrás)
¿Qué es eso de la CIA?
El Viejo y Rómulo congeniaron rápido y sus referencias literarias, históricas y políticas los acercaron bastante. Al subir a la Presidencia de Venezuela, nombró al Viejo Cónsul Honorario de Venezuela en Ponce, Puerto Rico con derecho a viajar a Venezuela en los tanqueros de petróleo que suplían a la CORCO en Tallaboa desde los pozos de la Mene Grande en Puerto La Cruz.
FLASHBACK 5
INAUGURACIÓN DE RÓMULO BETANCOURT, PALACIO DE MIRAFLORES, CARACAS – 13 DE FEBRERO DE 1959
RÓMULO(al Viejo en aparte con Ramón)
No te creas que me voy a calar tu ausencia…
ahora ya no tienes excusa:
todos los veranos agarras el tanquero y
me vienes a visitar pa’ ponernos al día…
Y remató con una de aquellas carcajadas verdaderas y soltó una nube de humo perfumado de su pipa.
FIN DE LOS FLASHBACKS
DE VUELTA AL PRESENTE – CARACAS – VERANO DE 1960
Cuando llegamos a Ponchopire —la casa de tío Diego y titi Belén— en las Lomas del Club Hípico —una urbanización de mantuanos en la subida de Caracas hacia Baruta— me fui directo al cuarto de las muchachas y me paré frente a la puerta. Mis primas hermanas —las acababa de conocer— Yoyo(Yolanda) y Ñeña(Eugenia como mi abuela por parte de padre, madre del Viejo y de tío Diego). Yoyo (20 años) era como Jean Moreau, la diva francesa por la cual babeábamos todos en el CAAM, y Ñeña (21 años) era como Romy Schneider, la diva austríaca por la cual, también, babeábamos todos. Obvio, yo quedé instantáneamente prendado de ambas. Yoyo era más fuerte, más tomboy. Pelo castaño oscuro, largo, boca sensual, chocante, turtleneck negro, tal cual Jean Moreau. Ñeña era más femenina, bella, rubita, pelo cortito, rizadito, con su boquita de corazón. Ambas estaban como Papa Dios. Y fumaban constantemente: Yoyo, Galois. Ñeña, Players. Cigarrillos que yo nunca había oído nombrar. Ellas habían estudiado en Suiza.
Toqué.
Abrió la puerta un chamaco de unos 19 años, rubito, barba —rubia también— y ojos verdes, guapo. Se me quedó viendo extrañado y giró su cabeza hacia Yoyo.
YOYO
Déjalo entrar, gafo, no te acabo de
decir que llegaron primos y tíos de
Puerto Rico…Entra puej…(me dijo
a mí).
Yo extrañé, con mis pruritos ponceños, la intimidad de Noel con las muchachas; y la extrañeza empeoró cuando se despidió y salió por la ventana del cuarto de las muchachas que pegaba con la ventana del cuarto de él en el segundo piso de la casa contigua a Ponchopire. Ñeña percibió al vuelo mis sosera, mi extrañeza y seguro también mis celos acabaditos de formar.
ÑEÑA (condescendiente)
Noel se crió con nosotras desde que
éramos bebés…
YOYO(desafiante)
No tienes que explicar nada, gafa.
Vamos a ayudarlo a superar sus prejuicios coloniales…
Y se echó a reír. Para embarajar mi vergüenza y cambiar el tema, empecé a levantarme la camisa.
YOYO (rápida, curiosa)
¿Qué traes ahí?
Saqué el volante y se lo pasé.
YO
Cuéntenme d’eso ahí…
Yoyo lo agarró, se juntó a Ñeña, lo leyeron en lo que se pela un guineo y se miraron.
YOYO
¿Qué quieres saber?
YO
Todo…
ÑEÑA
Todo no se puede; es mucho…toda
la historia de Venezuela…
YOYO (segura)
Dale de Punto Fijo pa’lante y que
pregunte si quiere saber más…
YO
¿Punto Fijo?
ÑEÑA (condescendiente)
No sé si te has dado cuenta que aquí
las casas no tienen número, sino
nombres…
YO
Claro prima, no seas condescendiente,
esta casa se llama Ponchopire…
ÑEÑA
¿A qué no sabes quién es Ponchopire?
El Viejo me había hecho leer Canaima, Las lanzas coloradas, y releer Doña Bárbara para no llegar ignorante de la literatura venezolana, que era la pasión de tío Diego, El Gorila. No tardé ni un segundo en responder.
YO
Gafa, el indio de Canaima…
YOYO
Bueno, ¡deja la vaina y vuelve
a Punto Fijo!
ÑEÑA
Punto Fijo es el nombre de la casa
de Rafael Caldera, el jefe copeyano,
en la Solano López, que le dio nombre
al pacto que se firmó entre AD, COPEI
y la UDR para gobernar cuando cayó la dictadura en el ‘58…
YOYO(interrumpe impaciente)
…y que con premeditación y alevosía
dejaron fuera al PCV que fue el partido
que llevó el liderato y que tuvo más
muertos que todos ellos juntos en la
guerra pa’ tumbá a Pérez Jiménez…
esos bombazos que te tiraste esta
mañana en El Silencio son el anuncio
de que empezó la lucha armada del
Partido Comunista de Venezuela contra
esa caterva de partidos burgueses
reformistas y entreguistas…
YO
¿PCV, AD, COPEI, URD?
Yoyo rodó sus ojos hacia arriba lamentando mi ignorancia y entre las dos, armadas de paciencia china, comenzaron a explicarme los rudimentos de la historia política venezolana. En eso estábamos cuando Hortensia, la mucama (nunca me gustó esa palabra), gritó hacia arriba al pie de la escalera.
HORTENSIA
¡El almuerzo está en la mesa!
Al salir del cuarto de las muchachas, con el ping-pong intelectual sobre el Partido Comunista Venezolano y la Revolución Cubana, pasó como una tromba El Chichí, mi primito, de unos diez años, relajón, travieso y cariñoso, escaleras abajo detrás de la comida. Ñeña, Yoyo y yo llegamos a la mesa con la discusión al hombro. Me explicaban, en voz bien bajita —para titi Belén y tío Diego no escucharan— como los héroes comunistas como Gustavo Machado, Carlos Aponte y Miguel Otero Silva habían arremetido contra el dictador Gómez en la Vela de Coro desde Curação en el ‘29 y llevaban la voz cantante en la lucha contra todas las dictaduras en Venezuela desde esa época, pero tío Diego, El Gorila —oído fino— escuchó a Ñeña y levantó su vaso de Dewars’ White Label con soda hacia el Viejo y, con el tremendo buen humor que lo caracterizaba, le dijo:
TÍO DIEGO
Mira, Manolín, mis hijas patiquinas
comunistas indoctrinan a mi sobrino
Lin…
VIEJO (relajón)
Hermano, si yo fuera él, me quedaba
quietecito y me dejaba indoctrinar
por esas comunistas tan bellas y
que se fastidie el mundo libre…
Las muchachas celebraron el piropo, pero Yoyo no perdonó.
YOYO
Creo que Lin debe sentirse ofendido,
puej cualquiera que se deja indoctrinar
es un bolsa y yo creo que él es bastante
inteligente para decidir por sí mismo…
TITI BELÉN
Creo que es el momento de que nuestra
familia puertorriqueña sepa que en esta
mesa está prohibido hablar de política
y mis hijas deberían ser las primeras en acatar…
YOYO (desafiante)
¿Y de qué vamos a hablar: de las prendas
de oro cochano que compraron en el centro?
TITI BELÉN (irónica, a YOYO)
Podrían mostrar su buena educación suiza
y hablar del plato típico venezolano que
nuestra familia puertorriqueña está a punto
de probar…
CHICHÍ (goloso)
Pabellón criollo…
De la cocina salía un aroma exquisito y Hortensia, en su uniforme celeste con bordes blancos, colocó sobre la mesa un jarrón de cristal de jugo de sandía (patilla, le decían ellos) y otro de parcha (parchita, le decían ellos); volvió a la cocina y en varios viajes trajo fuentes de porcelana portuguesa azul y blanca repletas de arroz blanco, habichuelas negras (caraotas, le decían ellos), carne vieja guisada(carne mechada le decían ellos), amarillos fritos (tajadas, le decían ellos; cortaban los amarillos a lo largo) y queso de año rallado. EL Chichí fue armando su plato pedagógicamente. Sirvió arroz blanco y caraotas encima en un lado, carne mechada al otro lado, la juntura hacía las veces de diámetro del plato, colocó dos tajadas en ambos bordes paralelas al diámetro y le polvoreó el queso encima a las caraotas.
CHICHÍ
Pabellón criollo con barandas y queso
de año rayado…
De ahí en adelante la conversación giró en torno a las diferencias y semejanzas de los nombres de los platos y se armó el relajo entre Puerto Rico y Venezuela, incluyendo términos subidos de color, pero inevitablemente refluyó hacia la política y al lavado de cerebro cubano-soviético que las muchachas, según tío Diego, practicaban sobre “el pobre Lin”(Yo). Se armó un tirijala entre las muchachas y tío Diego que Yoyo cortó de cuajo con una propuesta.
YOYO
Vamos a hacer una cosa, Gorila.
Tú le das dos libros y Ñeña y yo
le damos uno cada una, él los lee
y decide…¿qué le vas a dar?
TÍO DIEGO
Canaima
ÑEÑA
Ya lo leyó…
TÍO DIEGO
Las lanzas coloradas…
YOYO (malandra)
Ya lo leyó…¿por qué no le das Las casas muertas?
TÍO DIEGO
¿Ah sí? ¡Qué va! Otero Silva es
ñángara como ustedes…
YO
¿Ñángara?
Yoyo me dio, Listen yankee de C. Wright Mills y Ñeña me dio The ugly American de Eugene Burdick y William Lederer.
Le caí a Listen yankee como apagando fuego. Todo el tiempo me quedaba en el cuarto con el Chichí que le encantaba el calypso y escuchaba a Harry Belafonte sin parar:
Matilda, Matilda,
she took me money
and went Venezuela…
Listen yankee era sobre la revolución cubana. Yo la venía siguiendo desde el 57/58 cuando me subía con tío Chago al techo de la casa de la finca de Cubuy a escuchar Radio 6BF del Ejército Rebelde en la radio de onda corta. Cuando llegué al CAAM en agosto del ’58 el proctor de mi piso en los dormitorios —estrenados por mi clase prepa— era Raúl Chao Galdo, cubano, y todas las noches nos quedábamos pegados escuchando el progreso de las columnas del Che y Camilo que venían marchando paralelas por el llano para converger sobre Las Villas y una vez consolidados y en control de Santa Clara, salir juntos a conquistar occidente y lanzar la ofensiva final sobre La Habana.
Listen yankee acabó por revelarme la naturaleza tramposa de los yanquis y cementar mi vocación pro Fidel, Camilo, Che, Raúl, Almeida. En los viajes no paraba el debate ideológico. El Viejo, para no quedarse atrás, empezó con The ugly American y al terminar intercambiamos. The ugly American era una novela muy bien documentada sobre el envolvimiento de los americanos en el país mítico de Sarkhan (Vietnam) y anticipaba como la arrogancia y el elitismo de su diplomacia los haría perder frente a la solidaridad del Viet Cong con el sufrimiento y las necesidades del pueblo de “Sarkhan”.
Fue a través de esas lecturas en Venezuela que se me reveló el secreto de que aquellos “hijos de puta” de tío Tano eran los yanquis y sus alzacolas puertorriqueños —y no los once nacionalistas desarmados y rendidos— que estos verdaderos hijos de puta masacraron sin piedad con ayuda de mi tío Tano en el pueblo de Utuado.
Leía sin parar y sólo salía para subir en el teleférico de Maripérez al Hotel Humboldt a patinar en la pista de hielo con mis hermanos, mis primas y El Chichí ―que Pérez Jiménez, en su delirio faraónico, había mandado a construir en el tope del Monte Ávila para lucirse ante sus huéspedes extranjeros y sus elites mantuanas― mientras los viejos se echaban su whisky en una terraza fabulosa en el friito de la eterna primavera con Caracas, la Bella, refulgente, allá abajo en el valle. También leía sin parar en los viajes prolongados en el Land Rover de doce pasajeros que el Viejo había alquilado para darle la vuelta a Venezuela: Maracay, Valencia, Puerto Cabello, Carabobo, Lago de Maracaibo, Mérida, Pico Espejo, Llanos, Cajón del Apure, Gran Sabana, Salto Ángel, Canaima, Ciudad Bolívar, Carúpano, Cuevas del Guácharo, Cumaná, Margarita, Barlovento y de vuelta a Caracas.
Y comprendí que había un mundo amigo, deslumbrante y comprensible, en español y en otras lenguas incomprensibles: makiritare, quiché, cakchiquel, tzotzil, náhuatl, quechua, aymara, guaraní por tres de los costados de nuestras 100×35(160x56km, sí distancias en kilómetros, pesos en kilogramos y temperatura en grados centígrados), más allá del mar y se me metió esa geografía inédita, rica y legendaria(los Tepuis de H.G. Wells, tan cerca y tan lejos) y esa geografía humana con alto contenido de desnudez originaria en la piel y en la psiquis: mujeres atrevidas, bellas, desembarazadas (mi primer beso de verdad fue con una judía venezolana), hombres relajones, gozadores, desacomplejados, guapos, tan diferentes a mi Ponce, chiquitito, provinciano, pacato, pendiente del que dirán, católico, apostólico y romano. Y esas geografías nuevas en mi vida se me metieron por ojos, boca nariz, oídos y piel y descubrí mi vocación ñangara y la constitución caribeña de mi ser y me arranqué de cuajo la redecilla en inglés (Oh say can you see…) que no dejaba volar mi imaginación hacia la realidad y la aventura que ya Alejandro Dumas, Julio Verne, Emilio Salgari y H.G. Wells me habían desatado con sus libros.
De repente sentí mi insularismo estillarse como un espejo mentiroso que reflejaba una imagen falsa de mí mismo y de mi país y me sentí abrazando al continente desde Venezuela, la primera de mis segundas patrias y recordé las palabras del patriarca Don Diego Vicente de la Texera y Piloña que mi Viejo, relajón, repetía siempre que se presentaba la ocasión:
¡Hijos, váyanse al continente
que las islas son para los
alcatraces y por eso están cagás!
Seguí el consejo del bisabuelo y nunca paró mi hambre por conocer ese fantástico mundo hermano que nuestros amos del norte nos ocultaban y, a pesar de siempre regresar a mi adorada roca, atrasada y maniatada, y contar mis cuentos de ese otro mundo, nunca me quedé mucho rato para que no se me pegara de nuevo la redecilla que tanto trabajo me había costado arrancar de mi cabeza y que sólo te permitía mirar al norte (I pledge allegiance to the flag…), pero a mí, gracias a las primas y a Venezuela, ya me habían perdido. Yo ya me había enamorado irremediablemente de aquellos sures, ñangara forever…
Viejo San Juan, marzo 2017.
(continución)