Apoyos y rechazos a la libre asociación y a la independencia
En este último artículo de la serie que examina datos empíricos de entrevistas profundas relacionadas con las opciones de estatus político que se discuten en Puerto Rico, concentramos en la presentación de los apoyos y rechazos a la libre asociación (ELA soberano) y a la independencia. Conocer las razones por las cuales se apoyan o rechazan estas fórmulas por muchos puertorriqueños es clave a la hora de pensar en estrategias para educar sobre ellas. Es algo particularmente importante en el caso de la Libre Asociación Soberana (LAS) también conocida como “ELA soberano”, que es el estatus menos conocido, y menos analizado y explicado en nuestro Offentlichkeit, nuestro espacio público nacional.
Razones principales de quienes tienen la libre asociación como su primera preferencia
En el Cuadro Número 1, se presenta la lista de razones principales por las cuales los entrevistados dijeron que la libre asociación o ELA soberano es su primera preferencia. No hay que olvidar que la mayoría de estas personas que ya tienen como primera preferencia de estatus el ELA soberano provienen del PPD, o son votantes habituales de ese partido. No es extraño, por lo tanto, que la razón con mayor proporción de menciones (16%) tiene que ver con la percepción de que Puerto Rico necesita mayor autonomía, o incluso la plena soberanía, para poder tomar nuestras propias decisiones. Es decir, la razón más mencionada es de carácter puramente político: más poderes en manos del País. La segunda en proporción de menciones (15%), sin embargo, subrayó que la Libre Asociación será el mejor instrumento político para mejorar la economía, lograr libertad comercial y traer estabilidad económica. Para estos respondientes los poderes de la soberanía son esenciales para instrumentalizarlos adecuadamente en favor de una nueva y mejor economía para Puerto Rico. No es extraño que un 11.6% adicional de estos entrevistados favorezca como primera preferencia el ELA soberano porque lo ve como proveedor de algo de lo cual carecemos en el ELA territorial existente: una identidad política y económica internacional propia que nos permita participación en lugar de la invisibilidad actual.
Cerca de un 11%, sin embargo, sugiere que su razón principal para apoyar este estatus es que el mismo “no nos deja a la deriva” ya que mantiene una asociación especial con Estados Unidos y nos garantiza su defensa. En otras palabras, si otros respondientes favorecieron el ELA soberano por lo que nos aporte de autonomía, soberanía propia y presencia internacional para encaminar mejor nuestra economía nacional, estos últimos adujeron que es el estatus preferible porque mantiene la relación con EE.UU. al mismo tiempo que nos otorga los poderes de la soberanía. Esto contrasta con sólo poco menos del 5% de ellos que subrayó el mantenimiento de nuestra identidad y cultura y de nuestra dignidad como Pueblo. Un porcentaje igual de respondientes lo prefiere porque nos prepara para una independencia futura y un 5.8% lo apoya porque lo considera el cambio más viable o el único con visos de viabilidad en el futuro previsible.
En resumen, la libre asociación o ELA soberano tiene la virtud de poder conseguir adeptos por ambos lados: por el de proveer la misma soberanía y presencia internacional de la independencia tradicional, pero al mismo tiempo, porque mantiene una relación especial, política y económica con Estados Unidos de América que, según algunos, garantizará que — al asumir mayores responsabilidades políticas— el país no quedará sin apoyos, ni “a la deriva”.
Razones para tener como primera preferencia de estatus político la Libre Asociación o ELA soberano
El rechazo a la libre asociación
Precisamente por ser un estatus menos conocido y debatido en nuestro país, la libre asociación aparece como el más rechazado, o el estatus que jamás apoyarían en una proporción menor de ciudadanos que en el caso de otras fórmulas como la estadidad, el ELA territorial o la independencia. Por ejemplo, para las entrevistas de 2014, del total de personas que NO tuvieron como primera preferencia la libre asociación (157), sólo 12 de ellas, correspondientes al 7.6%, dijo que el ELA soberano o libre asociación es el estatus que jamás apoyarían. No es la primera preferencia de una mayoría de los puertorriqueños, como demostraron los resultados del plebiscito de 2012, pero a la altura de 2014 muy pocos entrevistados mostraron total rechazo a esa opción. Esto luce como un hallazgo importante y promisorio para los defensores de la libre asociación ya que, en su esfuerzo por educar sobre ella, y buscar seguidores, encontrarán menos escollos que los que encuentran los estadolibristas tradicionales, los estadistas y los independentistas para defender y lograr adeptos para sus fórmulas de preferencia.
Este nivel relativamente bajo de rechazo parece haber ido más en descenso cuando se comparan los datos entre 2011-2012—antes del plebiscito de 2012— con los de 2014, después de conocidos y discutidos los resultados de las votaciones en ese plebiscito. Entre los estadistas, los estadolibristas tradicionales y los no afiliados el porcentaje de rechazo a fórmulas intermedias de soberanía —como la libre asociación o la “república asociada” — fue mayor en 2012-2011 que en 2014. Un 10.2% de entre el total de 157 estadistas entrevistados entre 2011 y 2012 indicó ese tipo de fórmulas no tradicionales de soberanía como lo que jamás apoyarían. Mientras sólo un 7.4% de los 40 estadistas entrevistados en 2014 respondió de la misma manera. El descenso puede deberse a que algunos estadistas ya veían para 2014 la libre asociación como una posible opción, de no conseguirse la estadidad federada y quizá la única aceptable para ellos. Entre los Populares tradicionales favorecedores del ELA como está en 2011-2012 (n= 157) sólo el 3.8% mencionó al ELA soberano o libre asociación como la opción que jamás apoyaría. Esto compara con el 2.5% de ellos en 2014. Al parecer, el 25% de los votos logrados por el ELA soberano en 2012, en lugar de encender un rechazo mayor entre los estadolibristas tradicionales, es probable que haya aumentado la proporción de ellos que tienen ahora menor resistencia al ELA soberano que antes del plebiscito de 2012. Antes de ese plebiscito, probablemente, se subestimaba el apoyo a la libre asociación entre los Populares quienes juzgaban que no tantos de sus copartidarios apoyarían el ELA soberano debido a los rechazos públicos a esa opción de soberanía propia por parte de un sector influyente de los altos líderes tradicionales del PPD. Visto el resultado del plebiscito de 2012, donde salieron a votar muchos Populares desobedientes de la cúpula de ese partido, no en blanco, sino por el ELA soberano, es probable que algunos de los Populares que subestimaban anteriormente el apoyo potencial a esa opción de estatus, en 2014 la percibieran como algo “más lograble”. Entre los no afiliados que no indicaron la libre asociación como su primera preferencia —117 en las entrevistas de 2011-2012— unos ocho, correspondientes a cerca del 7%, mencionaron la libre asociación o una república asociada como las fórmulas que no apoyarían nunca. En las entrevistas de 2014 la cifra equivalente llegó a cerca del 6%, por lo que también entre los no afiliados se redujo en algo el rechazo a la libre asociación como la opción que nunca apoyarían.
Sólo en el grupo de los que tuvieron la independencia como su primera preferencia de estatus hubo un aumento en el rechazo extremo a la libre asociación o ELA soberano entre la oleada de entrevistas de 2011 y 2012 y la de 2014. Entre los independentistas, unos 153 en 2011-2012, la mención del ELA soberano o libre asociación como el estatus que jamás apoyarían fue del 2%. En 2014, entre los 43 independentistas entrevistados, el 7% señaló el ELA soberano o libre asociación como la fórmula que jamás apoyarían. Es decir, entre los independentistas se observó la tendencia contraria a la encontrada para los estadistas y estadolibristas tradicionales, probablemente porque algunos de ellos ven ahora la libre asociación —después del plebiscito de 2012— como una opción que puede competir fuertemente con, y significar una desventaja para, la total independencia.
¿Por cuáles razones principales se rechaza la libre asociación por aquellos que jamás votarían por ella? El Cuadro Número 2 presenta las razones principales obtenidas de los entrevistados de 2014. Los principales rechazos —casi 31% de las razones mencionadas— en 2014 venían de quienes dudaban todavía de su viabilidad como opción de estatus o quienes incluso la describieron en términos derogatorios, por ejemplo, como un “disparate” o un “ridículo”. En segundo lugar, dos tipos de razones empataron con un 23% de las menciones. Una provino de personas que dudaban de que nuestro país tuviera los recursos económicos o la madurez política para alcanzar ese estatus. Y la otra se basó en juzgar que la libre asociación no sería una verdadera independencia puesto que anticipaban que Puerto Rico seguiría dependiendo en algún modo de Estados Unidos.
Razones principales para que la libre asociación o ELA soberano sea la opción que jamás apoyarían entre quienes la rechazan
Los rechazos por supuesta falta de viabilidad serían los más fáciles de contrarrestar en tanto y en cuanto se le considere una opción de estatus viable en Washington o se comiencen a discutir allá propuestas de pactos o tratados alternos de libre asociación. Más difícil será, evidentemente, convencer a quienes creen que el país no tiene las condiciones económicas o políticas necesarias para advenir a ese estatus. Tanto la crisis económica actual, como los desatinos de la clase política en su forma de gobernar, hacen que este tipo de razones para rechazar la libre asociación sean más difíciles de refutar. El rechazo de quienes dudan de que esa fórmula traiga una plena soberanía al país, proveniente principalmente de los independentistas, es, en cambio, más fácil de contrarrestar si se educa a los ciudadanos sobre las libertades políticas reales que significa la libre asociación en el ámbito internacional, libertades de las cuales carece el actual ELA territorial. Es también evidente que en Puerto Rico se conoce muy poco de cómo funciona la libre asociación en los países que ya tienen ese estatus político: Palau, la Micronesia, y las Islas Marshall con Estados Unidos; y las Islas Cook y Niue con Nueva Zelanda. Es, de hecho, un reto importante para los libre asociacionistas el educar efectivamente sobre esas realidades, indicar las formas específicas que asume la soberanía y la libertad internacional en ese estatus, así como las diferencias del modelo de libre asociación que se propone para Puerto Rico con otros modelos existentes en otras realidades. En otras palabras, lo que más parece hacer falta entre los favorecedores de la libre asociación es trabajar una educación política concreta sobre las especificidades de la libre asociación con Estados Unidos en el caso de Puerto Rico.
Uno de los datos sorprendentes del Cuadro Número 2, es la ausencia total de alusiones a la pérdida de la ciudadanía estadounidense, lo cual sugiere que quienes se oponen a la libre asociación no lo hacen porque crean que se puede perder dicha ciudadanía ni el libre tránsito hacia Estados Unidos. La única alusión a pérdida — y mencionada por un solo entrevistado— fue la de que este ciudadano piensa que con la libre asociación no habrá comercios extranjeros y sólo negocios del país. Esto es parte de la misma mitología que algunos diseminan sobre la independencia, extendida también hacia la libre asociación, como si las mega tiendas extranjeras no llegaran a países como México, Colombia, Costa Rica o República Dominicana, que son estados soberanos pero tienen todos ellos con relaciones económicas estrechas con Estados Unidos. Pura ignorancia. Pero, no hay duda que también esas ignorancias crasas, por torpes y mitológicas que puedan parecer a los libre asociacionistas, requieren educación concreta y sistemática para combatirlas y desmentirlas.
El apoyo a la independencia
Tanto los apoyos como los rechazos a la opción de la independencia son mucho más conocidos y tienen larga tradición en nuestro país. No obstante, no deja de tener interés examinar cuáles eran, a la altura de 2014, las principales razones de apoyo o rechazo para la única opción de estatus que es un derecho de todos los pueblos, según el Derecho Internacional Público contemporáneo. El Cuadro Número 3 presenta las principales razones que ofrecieron los entrevistados independentistas en 2014 para tener la independencia como la primera preferencia de estatus. Entre unas 48 menciones de razones diferentes, los mayores porcentajes los obtuvieron las razones de buscar igualdad, la dignidad del país y la defensa de nuestra cultura e identidad propias (cerca de 17%); y tener capacidad para entrar en relaciones internacionales con la ONU y los demás países de América Latina y el Caribe (otro 17%).
Principales razones por las cuales los independentistas prefieren la independencia (primera preferencia)
Entre esos dos tipos de nociones estuvo casi el 34% de las respuestas. Les siguieron en importancia las razones relacionadas con una mejor economía con el 27% del total. Estas razones económicas se muestran en las dos primeras filas del Cuadro Número 3. La primera de ellas —con 12.5% de las respuestas— alude a la mejor opción para lograr el bienestar económico y la segunda —con 14.6%— se refiere a terminar las condiciones de lo que los respondientes independentistas vieron como explotación, limitaciones económicas y un capitalismo abusivo de Estados Unidos bajo la situación territorial vigente. Esto último no es muy difícil de creer hoy día por los no independentistas pues hemos visto todos recientemente cómo los bonistas multimillonarios estadounidenses presionan al Congreso para que se les pague íntegro y sin condiciones especiales desde Puerto Rico, no empece saben muy bien que esto perjudicará a la mayoría de los ciudadanos y al gobierno de nuestro país. Este tipo de insensibilidad de quiénes ya de por sí son ricachos en EE.UU. evidentemente tiene congruencia con la percepción del “capitalismo abusivo” aludido en sus respuestas por los independentistas. Finalmente, dos tipos de razones adicionales tuvieron un 12.5% de las menciones cada una: se apoya la independencia porque es viable, tenemos la capacidad de lograrla y otros países lo han hecho con éxito, o porque se le considera un derecho inalienable de todos los Pueblos. Las demás razones tuvieron menos menciones y sólo un ciudadano dijo apoyar la independencia porque “la estadidad no se puede, nunca seremos aceptados”. Un estadista frustrado más.
La independencia como el estatus que jamás apoyarían
Un número bastante abultado entre los no independentistas tuvieron la independencia como el estatus que jamás apoyarían. Estos rechazos no fueron tan abundantes y contundentes como los que se vieron anteriormente para la estadidad federada, pero sí puede decirse que la independencia “total”, o sin tratados especiales con Estados Unidos, fue el segundo estatus más rechazado por los respondientes tanto en la oleada de entrevistas de 2011-2012 como en la de 2014. En 2011-2012 los datos revelaron que entre 571 respondientes no independentistas, unas 216 personas o el 38.7% tuvieron la independencia como el estatus que jamás apoyarían. Los resultados por las diversas clasificaciones políticas fueron como sigue: cerca de 52% de los estadistas, del 39% de los Populares estadolibristas tradicionales, el 13.2% de los libre asociacionistas y 48.5% de los no afiliados que no eran independentistas dijeron que la independencia “total” es el estatus político que jamás apoyarían. En la oleada de 2014, hubo un total de 154 entrevistados que no tuvieron la independencia como primera opción. Entre ellos, 52 entrevistados —o el 33.7%— dijeron que la independencia total, sin tratados especiales con EE.UU., es el estatus político que jamás apoyarían. En otras palabras entre 2011-2012, y 2014, el rechazo total y extremo a la independencia bajó de casi un 39% a cerca de un 34%. Es una tendencia leve. No obstante, la misma puede sugerir que la crisis económica —así como también la crisis política en los partidos tradicionales del país— unido al crecimiento económico acelerado de países independientes de la región como Panamá, Barbados, Trinidad, Costa Rica y Jamaica, escenificado al mismo tiempo que nuestra economía sigue en descenso— ha probablemente derribado algunos de los muros tradicionales de rechazo diametral a la independencia. En 2014 el 52.5% de los estadistas, el 42.5% de los Populares estadolibristas tradicionales, el 14% de los libre asociacionistas, y el 29% de los no afiliados no-independentistas indicó que la independencia “total” es el estatus políticos que jamás apoyaría. Entre 2011-2013, y 2014, solamente entre los no afiliados el rechazo pleno a la independencia disminuyó de 48.5% al 29%. Fue realmente, por lo tanto, entre los entrevistados no afiliados que se dio el descenso leve en el rechazo a ultranza de la independencia.
Razones para considerar la independencia como el estatus político que nunca apoyarían
Las principales razones para que muchos puertorriqueños digan que la independencia es el estatus político que jamás apoyarían se presentan en el Cuadro Número 4. Este cuadro demuestra que las principales causas para el rechazo tienen que ver con la economía. No empece que se observa en nuestros días que países independientes de la región mejoran y ven crecer sus economías y su calidad de vida mientras la nuestra va en descenso bajo el ELA territorial, muchos de estos puertorriqueños tienen una gran desconfianza en la capacidad económica del país para mantenerse con éxito en la independencia. Poco más del 36% de las razones para el rechazo diametral a esta opción de estatus tuvieron que ver con la economía o con la anticipación de todo tipo de “desastres económicos”. Un 21% de ellos cree nuestra economía es muy débil, que no produce suficiente y que demasiada gente no desea trabajar porque viven de la “dependencia”. Y un 15% fueron las respuestas tradicionales más extremas de “con la independencia nos moriríamos de hambre”, seríamos incapaces de sobrevivir y, ante la debacle, algunos lo dijeron claro: me voy del país. A esto se sumó un 10% de las respuestas de ciudadanos, quienes en lugar de ver progreso en países vecinos del Caribe, como realmente lo hay, se enfocaron en los “desastres” de Cuba y Venezuela, y rechazan la independencia porque no quieren ver a Puerto Rico en la situación negativa, que según su percepción, viven esos países. Un 10% adicional teme que en un Puerto Rico independiente haya dictadura y atropellos por parte del gobierno.
Principales razones para rechazar de plano la independencia (estatus político que jamás apoyarían)
La no preparación del país, no sólo en términos económicos, sino también culturales, y para poder darnos a nosotros mismos un buen gobierno propio, fue otra de las principales razones aducidas por los ciudadanos para rechazar la independencia. Cerca del 12% de las respuestas insistieron en eso. Finalmente, un 10% adicional fueron razones relacionadas con desconfianza de los ciudadanos en nuestros líderes en general o en los líderes independentistas, en particular.
Nótese, sin embargo, que sólo una ciudadana mencionó la pérdida de la ciudadanía estadounidense como razón para jamás votar por la independencia. Fue una joven universitaria del Recinto de Río Piedras que incluso llegó a decir que, según fue criada, ella considera a Estados Unidos como una especie de “segunda patria”. Otros dos ciudadanos mencionaron otra pérdida importante para ellos: la de la protección federal estadounidense a los ciudadanos contra los atropellos del Gobierno de Puerto Rico. También un respondiente mencionó la falta de consenso en el independentismo —o en el país en general— como causa de que la independencia sea “imposible” para Puerto Rico, y dos de ellos basaron su percepción de la imposibilidad de la independencia en que “los puertorriqueños quieren seguir con Estados Unidos”.
Como se anticipó, no hubo sorpresas entre las razones aducidas por los ciudadanos para rechazar la independencia. No obstante, sigue siendo evidente la ausencia de una educación política concreta por parte de los movimientos independentistas que permitan que más puertorriqueños se pongan al día y conozcan las realidades políticas y económicas exitosas de países independientes que nos circundan ahora en el siglo XXI. No se trata ya de soberanías exitosas lejanas al país, como Singapur, Nueva Zelanda, Suiza o Luxemburgo, todos países pequeños y con economías pujantes y alta calidad de vida, sino también de países más próximos que, siendo independientes, nos van dejando atrás tanto en el ingreso per cápita de sus economías como en la calidad de vida y las oportunidades de empleo para sus ciudadanos: por ejemplo: Barbados, Panamá, Trinidad, Costa Rica, y Brasil. En fin, es lamentable que muchos de quienes dicen favorecer la independencia como estatus político definitivo para el país no se capaciten para educar sobre las nuevas realidades regionales y mundiales que, de conocerse bien, y presentarse con datos contundentes, harían derrumbar mitos y miedos tradicionales en torno a la viabilidad y conveniencia de la independencia política de Puerto Rico.