¿Batalla de las lenguas?, realidades lingüísticas de PR
“Fracasa el Bilingüismo en Puerto Rico” tituló de reportaje en El Nuevo Día en 2013.
‘La batalla de las lenguas’ es un debate presente desde el inicio de los lazos entre la isla y los Estados Unidos. A lo largo de los años, Puerto Rico ha experimentado varias medidas de política pública, ya sea en forma de la americanización o de políticas educativas como el Proyecto para formar ciudadanos bilingües, con el fin de crear una sociedad que dominara ambos idiomas. Este objetivo estuvo fuertemente motivado por razones políticas y estrechamente vinculado con la problemática del estatus político que a su vez está entrelazado con la temática de la identidad y la lengua. El significado de la interconexión entre la identidad y la lengua, particularmente en lo que se refiere a la identidad nacional y cultural, también se refleja en el debate continuo sobre la lengua oficial. En 2014, el gobierno presentó una propuesta de ley para declarar el español como primera lengua oficial en la isla y relegar el inglés como segundo idioma. A pesar de que el Proyecto del Senado 1177 fue rechazado, fue retomado y aprobado en el año 2015. Esto demuestra, junto con las leyes de 1991 y 1993, que el estatus jurídico de los idiomas oficiales varía según el partido político en el poder. Consecuentemente, ‘la batalla de las lenguas’ sigue siendo un debate polarizado y escindido que caracteriza profundamente tanto el discurso político como el público.
Además, desvinculado del conflicto político en Puerto Rico, la relación política con los Estados Unidos sugiere ciertas expectativas con respecto a las realidades lingüísticas, especialmente para quienes que no han tenido ningún punto de contacto con la Isla. Aparte de estos factores políticos, la presencia del inglés ha ido aumentando debido a los lazos económicos con los Estados Unidos y al fenómeno global de la internacionalización y globalización. Ahora se plantea un nuevo asunto: ¿cuáles son las realidades lingüísticas en la esfera pública en Puerto Rico hoy en día?
Para investigar esta pregunta, se ha realizado un estudio basado en la metodología de Linguistic Landscape que permite retratar una imagen representativa del panorama lingüístico. Para esto, los barrios Río Piedras, Santurce y Viejo San Juan fueron seleccionados. Según la infraestructura existente y los espacios públicos frecuentados, estas zonas han sido delimitadas, analizadas y documentadas a través de material fotográfico. Se identificó todo tipo de escrito en el espacio público y su respectivo idioma (e.j. publicidad, letreros de la calle, señales de circulación, advertencias, cartas, flyers, ofertas, grafiti, inscripciones, etc.).
Adicional a esto, la yuxtaposición de bottom-up vs. top-down, contrastando el nivel institucional, comercial e individual, constituye un elemento clave para evaluar el escenario lingüístico. Por consiguiente, las cuestiones esenciales son: ¿Cómo resulta la distribución del español y del inglés en los barrios? ¿Dónde prevalece la presencia de la lengua española o inglesa y por qué? ¿Ocupan una importancia equivalente? ¿Qué factores decisivos y qué correlaciones pueden ser descubiertos? ¿Qué impresión se da desde un nivel institucional? ¿‘La batalla de las lenguas’ se refleja en el panorama lingüístico?
En total, 664 muestras han sido recopiladas y analizadas en las zonas de investigación. Los resultados del análisis ponen de manifiesto que se perfila un desnivel del idioma inglés en Río Piedras en relación con Santurce y el Viejo San Juan. En Río Piedras se observa un 12% de signos monolingües ingleses y un 64% de signos monolingües españoles. En Santurce se encuentra un 14% de signos monolingües ingleses y un 48% de signos monolingües españoles. El área del Viejo San Juan se destaca con un 26% de signos monolingües ingleses y con sólo un 19% de signos españoles monolingües. Por consiguiente, se observa una mayor presencia del inglés que puede estar relacionada con el factor del turismo. No obstante, desde una perspectiva global, estos porcentajes son relativamente bajos en comparación con el total.
Una gran parte de los signos consiste en formas híbridas. Las formas híbridas describen signos que combinan elementos de las dos lenguas. En este contexto, llama la atención que el porcentaje de los signos híbridos conteniendo una proporción mayor del inglés que del español también aumenta a lo largo del desnivel observado con respecto al idioma inglés. Al contemplar los signos híbridos con más detalle, se destaca que la mayor proporción, un 73%, constituye anglicismos. Estos ocurren frecuentemente en relación con nombres de empresas, productos o servicios ofrecidos y eslóganes. Un 27% son traducciones o contienen elementos traducidos. Además, resulta notable que la parte principal de las traducciones se puede atribuir al ámbito institucional. Sin embargo, hay que señalar que un número significante de las traducciones investigadas también está vinculado al sector del turismo (e.j. tableros informativos, advertencias, etc.). Teniendo en cuenta la cantidad total de los signos, el porcentaje de los signos híbridos presenta apenas un 37% de los signos examinados. Esto significa que un 63% de las muestras constan de signos monolingües. Por lo tanto, calculado sobre el número total, un 47% consisten en signos monolingües españoles y solamente un 15% constituyen signos monolingües ingleses presentando una taza relativamente baja.
Entonces, echemos un vistazo a los ámbitos en los que la presencia de inglés es mayor. Como es de esperarse, la presencia de la lengua inglesa es mayor en el sector del turismo centrándose en el área del Viejo San Juan. Además, los ámbitos de la publicidad y de la gastronomía muestran una proporción mayor del idioma inglés. A pesar de que el área examinada está estrechamente relacionada con la actividad turística, existen otras razones por las que la presencia del inglés es mayor. Algunas de estas razones son internacionalidad, estilo de vida, economía lingüística y distintos grupos destinatarios. Resulta destacable que en el contexto del mercado inmobiliario el idioma inglés prevalece. Esto indica, en vista de una significante proporción de inversionistas estadounidenses, que se trata de un uso lingüístico orientado hacia grupos destinatarios.
El sector de la educación, en cambio, está caracterizado casi exclusivamente por el español. También los letreros de calle y las señales de circulación, con pocas excepciones encontradas en el Viejo San Juan, están marcados considerablemente por el español. Otro aspecto interesante es que la mayor parte de las advertencias son monolingües, en la mayoría de los casos en español. Esto es un resultado sorprendente, ya que Puerto Rico define dos lenguas oficiales, el español y el inglés, y se trata de señales que pueden salvar vidas. Una posible explicación para este fenómeno podría ser que unas señales combinan ilustraciones que pueden ser entendidas por personas de distintos países. Debido a la polémica con respecto al estatus político, a las reformas educativas y al debate del idioma oficial, se cristaliza otro ámbito de análisis, la protesta política. Marcada esencialmente por el español, indica la ruptura entre la identidad nacional y la identidad cultural y, sobre todo, subraya el papel como el significado del idioma español en cuanto a la construcción de una identidad cultural. Esto se demuestra, en particular, mediante el siguiente ejemplo: “Queremos Educación, Go Home Keleher”. En este caso se trata de un grafiti que ha sido encontrado en Santurce. La selección de idiomas muestra claramente que hay dos bandos, ‘nosotros’, el pueblo de Puerto Rico, y la Secretaria de Educación, Julia Keleher. El eslogan alude al origen de Keleher, oriunda de los Estados Unidos. Consecuentemente el español está establecido como la lengua de Puerto Rico, la lengua del pueblo, y el inglés, en cambio, está constituido como el idioma de ‘los extranjeros’ que vienen de otra patria.
Considerando los resultados del análisis, se plantea la cuestión ¿se puede hablar de una batalla de las lenguas?
En la esfera pública se perfila una dinámica complementaria en lugar de una relación rivalizada. Esto se refleja sobre todo en el número significativo de las formas híbridas incorporando elementos del español y del inglés. Las dos lenguas no se excluyen mutuamente, sino que se complementan y desempeñan distintas funciones. Especialmente en sectores más ‘americanizados’, tales como el consumo y el turismo, prevalece la presencia del inglés, pero al mismo tiempo no excluye al idioma español. El español, en cambio, es la lengua del pueblo, una fuente y expresión de una identidad cultural y el medio para articular protestas. Entonces, cada lengua, tanto el español como el inglés, posee su legitimación, ocupa diferentes sectores en la sociedad y, por lo tanto, sirve distintos objetivos.
Consiguientemente, las realidades lingüísticas de Puerto Rico están caracterizadas por funcionalidad en vez de representación. Además, este hecho revela que no se puede tratar de una batalla de las lenguas, dado que operan en diferentes niveles en la sociedad. Aparte del debate político de la lengua oficial, la igualdad de las lenguas oficiales existe sólo, y solamente puede existir, sobre el papel, puesto que en realidad los dos idiomas sirven distintos objetivos que a su vez determinan su relevancia en la sociedad. Esto significa que el panorama lingüístico se debe al uso del idioma real y se orienta por la demanda pública, ‘de abajo’, y los distintos grupos destinatarios. Aunque la isla define dos lenguas oficiales, no se da la impresión de una sociedad bilingüe desde un nivel institucional. Mediante la preferencia lingüística en el espacio público, no se perfila una tendencia a un bilingüismo.
En consecuencia, ‘la batalla de las lenguas’ está políticamente construida e instrumentalizada para perseguir varios objetivos políticos vinculados al conflicto del estatus. Por lo tanto, la batalla solamente existe a un nivel político y no se refleja en la esfera pública. Los representantes de la posición opuesta podrían aducir el caso de Guaynabo en este contexto. En Guaynabo, o Guaynabo City, se puede observar que los señales alrededor del ayuntamiento son exclusivamente monolingües ingleses. En esta área no se puede hablar de una dinámica complementaria, sino de un desplazamiento del idioma español. A este respecto, se trata de una declaración política iniciada por el ex alcalde Héctor O`Neill que tenía la intención de sentar un precedente a favor de la estadidad. Consecuentemente, la lengua fue políticamente instrumentalizada para artificialmente crear una prevalencia del idioma inglés. A pesar de que nos movemos en la esfera pública, estamos a un nivel político ya que el mencionado fenómeno tiene sus raíces en una medida prescrita por el cálculo político en lugar del lenguaje general. Correspondientemente, la iniciativa provocó polémica.
Generalmente, en la esfera pública no se puede hablar de una batalla de las lenguas, sino de una dinámica lingüística caracterizada por la resiliencia del idioma español, la influencia de la lengua inglesa, la hibridez resultante y las distintas áreas funcionales de las lenguas. ‘La batalla de las lenguas’ demuestra una instrumentalización de la temática de la lengua que sirve para combatir otra batalla vinculada al debate de estatus político no resuelto.