¿Hacia dónde vamos con el equipo nacional?
Se puede argumentar que la actuación de Olmos no fue la mejor. Entiendo que no tener un cuadro inicial estable ni una rotación consistente, brinda inestabilidad y no le permite a los jugadores entrar en ritmo. Por ejemplo, habían juegos que iniciaba con un jugador, para en el próximo no usarlo por toda una mitad. Puerto Rico fue a foguear a Europa, luego volvió al continente americano y finalmente volvió a Europa con pocos días entre medio. Sin embargo, los viajes no necesariamente los estableció Olmos y decir que el estado actual del baloncesto puertorriqueño es su culpa es injusto contra él y es totalmente irrazonable. Pero es común, siempre se le echa la culpa al dirigente en las derrotas y considerando la desorganización tanto ofensiva como defensiva del equipo y la dificultad de adaptarse al juego contrario deben haber cuestionamientos hacia Olmos.
Hay varias situaciones que nos llevan a repensar el como se está desarrollando el baloncesto y la selección nacional de Puerto Rico. Algo que se ha notado en el equipo de Puerto Rico tanto en torneos mundiales como regionales, es que fuera de Balkman, Barea y Arroyo, no hay otro jugador que se atreva a tener iniciativa ofensiva de manera consistente, específicamente en el área del perímetro. Esto no es por el personal disponible. Jugadores como David Huertas y Ángel Vasallo han demostrado en el baloncesto local que son jugadores de gran poder ofensivo. Aunque no sea la mejor del mundo, la liga de Baloncesto Superior Nacional es una liga muy competitiva. Esto se puede observar cuando jugadores de otros países de gran calidad vienen a Puerto Rico a jugar y no necesariamente dominan. En cuanto a la selección, ya sea por ellos mismos o que el cuerpo técnico no los ayude, se observa cómo jugadores que normalmente son las principales figuras de sus equipos profesionales no logran adaptarse a sus roles en el equipo nacional y pasan a un segundo plano. Esto se ha visto en el pasado con otros jugadores como Christian Dalmau, quien nunca pudo ejecutar con el equipo nacional como se esperaba, aunque era capaz.
Una debilidad abrumadora de Puerto Rico es su juego en la pintura. En un momento se tenía a Piculín Ortiz, Jerome Mincy y Danny Santiago, y anterior a Danny se tuvo a Ramón Rivas junto a Mincy y Ortiz. Ahora se retira Danny, que tuvo que estirar su carrera internacional, Peter John no se desarrolló como se esperaba y Ricky Sánchez no es de la pintura. La esperanza inmediata dada su mejoría en los pasados años está en Jorge Bryan Díaz, que cumple 25 años próximamente, por lo que tampoco se puede ver como un jugador sumamente joven. Ahí es que al parecer está el mayor problema de Puerto Rico, el desarrollo de jugadores al no haber una transición efectiva entre equipos juveniles al adulto.
Puerto Rico en el mundial era un equipo viejo. Su promedio de edad era de 29.4. años. A diferencia de la gran mayoría de los equipos en el mundial, Puerto Rico no tenía un solo jugador que hubiese nacido en la década del 90. Esto se puede deber a la falta de una estructura que desarrolle a jugadores para eventualmente estar en el equipo adulto internacional. Veamos ejemplos.
En el 2005, Puerto Rico tuvo una destacada participación en el mundial sub 21. Este núcleo de 12 jugadores se perfilaba como un futuro sólido en la selección. El equipo estaba compuesto por: Peter John, Barea, Jesús Verdejo, Sadell Ayala, Luis Brignoni, Samuel Rosas, Iván López, Galindo, Vasallo, Ángel Rosa Clemente, Ricky Sánchez y Gabriel Colón. De todos estos jugadores, los únicos dos que se han desarrollado como se esperaba son Vasallo y Barea. Galindo no estuvo en el programa adulto hasta que entró hace unos años ante una lesión de Vasallo. Ricky ha tenido que irse a jugar a la pintura, que no es su área, y no ha podido ejecutar y ya sabemos la historia de Peter John.
Más cercano al 2014, está el equipo que participó en el mundial sub19 del 2009 también con una destacada actuación. Este equipo estuvo compuesto por: Joshua Nirenberg, Raymond Cintrón, Isaac Sosa, Alex Abreu, Jiovanny Fontán, Rubén Cabrera, Steven Miró, Yao López, Jesús Rivera, Kevin Young, Mike Rosario y Darius Morales. Del grupo, el único que estuvo en la pelea para ser parte de la selección nacional actual fue Mike Rosario. Cabe destacar que Rosario fue un Mcdonald’s All-American, que es un título para los mejores jugadores de escuela superior de Estados Unidos.
Hay también jugadores que por lesiones o actitudes no se han podido desarrollar. Sin embargo, la constante es que el éxito en el baloncesto de categorías menores no significa una transición exitosa al baloncesto adulto. En béisbol, por ejemplo, tuvimos una sequía en prospectos de impacto y eso significó una baja de puertorriqueños en el beisbol de grandes ligas, aunque actualmente esto ha cambiado. En baloncesto surgen los prospectos, pero no se desarrollan y hay un largo listado de los llamados “eternos prospectos”.
Otro modus operandi de la selección es esperar por tener suerte con que haya algún fenómeno de baloncesto con sangre boricua que decida jugar con Puerto Rico. Por mí que reclutemos a todos lo que sean elegibles. Ver a Balkman, Holland, Franklin y Clemente vivirse el jugar por Puerto Rico y defender con esmero el orgullo patrio me llena de orgullo. Sin embargo, esto puede ser parte del desarrollo del programa nacional, pero no indispensable. Muchas ilusiones nos hicimos con Shabazz Nappier, Ricky Ledo y Moe Harkless.
Equipos nacionales, tanto fuertes como no tan fuertes, nacionalizan jugadores. Que conste, eso no debe ser un objetivo principal de la selección. Pero tampoco se debe renunciar de plano a una posibilidad como esta. Croacia, Ukrania, Filipinas y España son algunos equipos que se han aprovechado de la regla de FIBA que permite tener un jugador nacionalizado por equipo. A lo que voy es que en un proceso de cara al futuro se tienen que mirar todas las posibilidades de cómo se puede desarrollar el baloncesto puertorriqueño.
A pesar de todo, debemos tener claro que no es raro que seleccionados nacionales pasen por malos momentos. El mismo equipo nacional de Croacia lo tuvo. A principios de la década de los 90 era de los mejores equipos del mundo y al final de la misma década y durante la década pasada tuvo malas actuaciones. Nuevamente están dentro de los mejores. Estados Unidos tuvo que cambiar su mentalidad ante el baloncesto internacional. Ahora hacen un proceso en el cual inclusive invitan a luchar por un espacio en el equipo a jugadores que no son superestrellas, para que estos tengan un rol específico en el equipo.
Es momento de Puerto Rico aceptar la situación. Quizás debamos coger pelas con jugadores jóvenes durante unos años. Ya no dominamos en torneos regionales y no parece que tengamos transición. Ante el inminente retiro de Arroyo luego de las próximas olimpiadas, si es que logramos clasificar, hay que cambiar la mentalidad. La excelente actuación que tuvieron los muchachos del equipo sub 17 en el mundial de este año puede ser un punto de partida. Es tiempo de tener una mentalidad a largo plazo y fijar nuestras miras más allá del Mundial 2019. Sacrificar el presente pueden tener un resultado positivo en el futuro y crear una estructura fuerte nacional. De esta manera, podemos lograr no tener que acudir a la suerte para ver si encontramos al próximo Piculín o quién las tirará cuando no esté Barea.