Guarnición al aire
La poesía cifra un ritual de éter para espíritus enmohecidos.
2
La muerte del autor produce zombies: la palabra es una tumba que sólo se abre desde adentro.
3
Agotada la voz, de la palabra no procede más que ruido. Grasa de sustancia fónica arrancada para siempre de una lengua carcomida. Fritanga metafísica.
4
Devenida simulacro la realidad: qué es la conciencia sino trasto de utilería fenomenológica.
5
¿Literatura? – Manicura para utopistas.
6
Vagos recuerdos de un jardín: un poco de mucosidad en la memoria.
7
Ninguna limpieza de los sentidos. Ninguna. ¿Malditismo y videncia? Igual corrupción de estrecha pintura costumbrista. Interioridades profundas de boutique. Angustias de peluquería.
8
Expongo la palabra. Y la repelo.
9
Prefiero el musgo fresco de las cavernas a cualquier investidura de carroña. Por lo mismo me apego más al silencio profundo de los hocicos animales que a la podredumbre infinita de los abecedarios.
10
Díganme si no hay acaso un mayor potencial de fatalismo en la fetidez de las cuerdas vocales que en la pólvora acumulada, por siglos, para la guerra.