Puerto Rico: la fábrica de la música
Una vez más queda comprobado que la música es uno de nuestros productos más notables y mejor cotizados a nivel internacional. Y no es así porque lo diga yo. Recientemente estuve en Costa Rica. Al visitar varios establecimientos me percaté de que mucha de la música que se escuchaba era precisamente de Puerto Rico. Además escuché nuestra música en la radio de los carros que me pasaban por el lado y los televisores.
Mi última noche en Costa Rica fui al Jazz Café de San Pedro. Allí me encontré con una noche de pura salsa interpretada por la 110st Orquesta, grupo compuesto por talentosos jóvenes costarricenses. No exagero cuando digo que el 99% de las canciones que tocaron eran de Puerto Rico. Había casa llena. Me llamó la atención ver que los asistentes se sabían las letras y bailaban con gran entusiasmo.
Mi experiencia en Costa Rica no fue la primera ni será la última. Incluso me hizo rememorar mis dos años en Granada, España. Tengo muy grabados en mi memoria varios lugares a los que fui mientras viví allí como El Salsero Mayor y Mi Habana. Irónicamente, prácticamente el 99% de las canciones que se escuchaban en Mi Habana también eran de Puerto Rico.
Cada vez que viajo lo compruebo: la música es nuestro producto nacional. La música nos distingue. ¡Puerto Rico es música! Cuando estoy en otro país y digo que soy puertorriqueña de lo primero que me hablan usualmente es de nuestra música y nuestros artistas. Aquí lo sabemos. Por algo decimos que en Puerto Rico encuentras un músico “en cada esquina” o “debajo de cualquier piedra”. Estamos hablando de músicos de la más alta calidad. Y por supuesto no son solo nuestros músicos los que se destacan. También sobresale el talento de nuestros reconocidos ingenieros de sonido, luminotécnicos y artistas gráficos entre otros. Ya lo dije antes, el petróleo puertorriqueño es nuestro recurso humano.
Sucede que mientras países como Estados Unidos inundan el planeta (incluyendo a Costa Rica) con sus películas de Hollywood, Walmarts y Mc Donald’s, Puerto Rico lo hace desde hace muchísimo tiempo con su música. Obviamente la diferencia en dimensión, tamaño de la población y poder económico y político entre ambos es considerable. Sin embargo puedo decir sin temor a equivocarme que ahora, en este preciso momento, hay alguien escuchando música puertorriqueña en algún lugar del mundo. Entonces pregunto: ¿debe la música puertorriqueña ser considerada como un factor que puede contribuir de manera importante a nuestro desarrollo económico?
En otros países ya se han enterado que la música, además de ser arte, es un negocio que genera prosperidad económica y empleos. Los números no mienten. Esta es una lista de los 10 países con mayores ingresos (en dólares) producidos por la venta de discos (físicos o por medio de downloads) en el 2013 según la International Federation of the Phonographic Industry (IFPI).
1. Estados Unidos – $4.48 billones
2. Japón – $4.42 billones
3. Inglaterra – $1.33 billones
4. Alemania – $1.29 billones
5. Francia – $907 millones
6. Australia – $507 millones
7. Canadá – $453 millones
8. Brasil – $257 millones
9. Italia – $217 millones
10. Países bajos – $216 millones
Hago al salvedad de que estas cuantiosas cifras no incluyen los ingresos por concepto de ventas de entradas a conciertos, instrumentos musicales, equipo de sonido, libros, clases y otros productos relacionados con la música. Entonces me pregunto ¿por qué Puerto Rico no está en esa lista? Puerto Rico ni siquiera está entre los primeros 20. ¿Por qué?
Interrogantes como estas deberían importarle a aquellos que se dicen interesados en el desarrollo económico de la isla. La música puertorriqueña (me refiero a TODA la música creada por puertorriqueñas y puertorriqueños), sus artistas y productos merecen ser reproducidos y distribuidos internacionalmente a gran escala. No obstante, cuando visito una tienda de música en el extranjero, observo con pesadumbre que los productos musicales hechos en Puerto Rico brillan por su ausencia. ¿Por qué no se producen en masa y se exportan los instrumentos musicales que crean las manos de talentosos artesanos y lutieres puertorriqueños, por ejemplo?
Puerto Rico posee una riqueza y variedad musical para muchos admirable e incluso hasta envidiable. Aquí se compone, se graba, se produce y se toca música tradicional, folklórica, autóctona, étnica, clásica, sinfónica, de cámara, coral, sacra, villancicos, merengue, salsa, de cantautores, nueva trova, acústica, electrónica, de concierto, bailable, académica, de arte, comercial, popular, balada, pop, todo tipo de rock, jazz, fusiones, reggae, hip hop, dance, rap, ska, new age, etc., etc., etc. Y gran parte de la música que aquí se produce puede competir con la de cualquier lugar.
Igualmente Puerto Rico es reconocido por otros países como un lugar estratégico para dar a conocer sus artistas y lanzarlos a mercados internacionales tanto hispanos como anglosajones. Decenas sino cientos de artistas extranjeros vienen todos los años a Puerto Rico a lanzar sus carreras. ¿Cuándo vamos a empezar a lanzar los nuestros de manera coordinada y sistematizada?
En este mundo tan globalizado y conectado, la música no es solo identidad. La música es también una marca. Puerto Rico tiene muchas cosas buenas que compartir con el mundo y una de ellas es, sin duda, su música. Nuestra música es una marca que nos distingue. Nuestra música también nos eleva, nos ayuda a mejorar la autoestima colectiva y aumenta el nivel de prosperidad de los que aquí vivimos. Además, la música no sólo beneficia económicamente a los músicos. Son muchos los negocios y/o profesionales que se benefician de ella.
El propio sentido común nos dice que a Puerto Rico le conviene convertirse en la fábrica de la música, una fábrica de la música en la que:
- se invierta en el mejor recurso: el capital humano local
- se promueva el auténtico liderazgo y emprenderismo
- se sustente a quienes tienen capacidad creativa para proponer ideas, visiones y proyectos innovadores
- se eduquen verdaderos líderes emprendedores que tengan las herramientas, competencias y conocimientos necesarios para poder implementar sus ideas, visiones y proyectos exitosamente
- se provea la preparación adecuada para que los emprendedores sepan distinguir el verdadero talento y la calidad de manera que los recursos disponibles se inviertan adecuadamente
- se empodere a quienes poseen la iniciativa y el dinamismo de lanzarse a la calle a identificar, nutrir, desarrollar y sacarle provecho al talento local
- se patrocine la auténtica mentalidad emprendedora, esa que se interesa más en exportar el talento local que en importar el extranjero
Puerto Rico tiene todo lo que necesita para ser esa fábrica de la música. Bajo las condiciones apropiadas, la creatividad de los músicos puertorriqueños, su destreza y talento, tienen el potencial de producir capital y generar empleo. La música puertorriqueña y sus productos derivados merecen ser incorporados a sofisticados procesos de producción, distribución, mercadeo y exportación que aseguren su circulación y exposición a gran escala. La buena noticia es que hoy día es más fácil que nunca optimizar las vías de acceso a consumidores y mercados internacionales. Es cuestión de saber aprovechar las nuevas tecnologías y los avances en los medios de comunicación. ¿Qué estamos esperando?
Por otro lado, si la Oficina de Turismo de Puerto Rico quiere realmente atraer más turistas a la isla podría – además de gastar enormes cantidades de dinero en anuncios – invertir en enviar a nuestros artistas a ofrecer conciertos alrededor del mundo. Una inversión como esa seguramente obtendría óptimos resultados.
La música es una excelente herramienta para embellecer la imagen y el prestigio de un lugar. La música contiene el llamado buzz factor que puede aumentar el atractivo de un lugar. Nuestra música representa el gancho perfecto para despertar el interés por Puerto Rico como destino turístico. ¿Qué estamos esperando?
Lo que está claro es que no podemos pretender enfrentar los retos económicos y sociales del siglo XXI con mentalidades del siglo XX o XIX. Situar la música en el núcleo del desarrollo económico constituye una inversión esencial en el porvenir de Puerto Rico y sus posibilidades de éxito en la sociedad del conocimiento y un mundo globalizado como el que vivimos. El que Puerto Rico se convierta en una fábrica de la música nos beneficiará a todos de muchas maneras. Recordemos siempre que el éxito de un o una boricua es el éxito de todos.