Puerto Rico, patria mía, la tierra de mis amores…
No te digo que me agrada pensar, porque somos humanos, las situaciones difíciles que algunas personas con mucho menos recursos económicos van a confrontar y que no tienen la culpa de nada. Con este tema me levanto de noche.
–José Carrión III, “Se asoman medidas difíciles”, El Nuevo Día
Detrás del presidente saliente se fue también Jack Lew, el del Tesoro, quien al menos daba la impresión de entender la magnitud de nuestro enredo. Según el testimonio de su sucesor, hasta intentó explicársela mientras empacaba. Lo cierto es que ahora en el Tesoro habrá un banquero con nombre de gatito enano —un tal Mnuchin— que fue dueño de un banco con un récord de desahucios hipotecarios que le provoca a la senadora Elizabeth Warren verdaderos escalofríos. «El Forrest Gump de la banca,» lo llama ella, «por haberse encontrado en todos los sitios donde nunca debió estar.» De lo que podemos estar seguro es que a este señor no debe gustarle mucho los deudores—excepto su jefe—, a quien no le gusta la gente que vivirán del otro lado del muro.
Ante este circo de tres arenas que se ha vuelto el gobierno de los Estados Unidos, la junta sigue aquí intentando hacer méritos. A El Nuevo Día le cuenta su presidente que se levanta de noche pensando en el sufrimiento que le espera a tanto pobre inocente. No hay duda que los vecinos insomnes de este país lo escucharemos gemir de noche y maldecir de día. No obstante, los junteros que van y vienen en avión se salvarán de los escraches y de las ojeras. Una, entre los afortunados que podrá dormir mejor, la que tiene el apellido más apropiado para la tarea que se ha autoimpuesto la junta, notó en la última reunión que “los puertorriqueños» pasamos demasiados días en el hospital cuando nos enfermamos. Lo dijo así, en un vernáculo tan perfecto como el inglés en el que nos hablaban. Nunca el gentilicio sonó tan distante.
Por que no le gusta nuestra ñoñería hospitalaria, que incluye mudarnos con todo y familia a recibir vecinos con variados contrabandos, es que esta operación va a ser ambulatoria, once and done repiten ellos. Es decir, de una sola vez. Entran, cortan, nos desangramos y el que quede en pie que se vaya andando a su casa. Como Doña Ana Matosantos también cuestionó en la última reunión sabatina que el Departamento de Salud pague por arreglarnos dientes o comprarnos espejuelos no deberemos esperar prótesis alguna. Habrá que apañarse con el primer tuco que sirva de pierna, porque eso sí: nos habrán quebrado, pero tenemos que andar con la espalda bien derecha. Y aunque nos dejen a ciegas habremos de encontrar el camino. Y sobre todas las cosas, aun sin dientes habrá que morder bien duro la mano que se acercaba dizque para alimentarnos.
Lejos estamos de los diez años de la medicinita amarga que planificaba Agapito, variando la terapia con las que Fortuño pretendía restablecernos en solo cuatro. El once and done tampoco dura lo que tirar de una curita. Lo de los dos años es pura insensatez y puro espejismo. Basta mirar la prensa internacional para darse cuenta que los países que son dejados a la merced de señores con una sierra afilada no resuelven sus asuntos ni en dos años ni en siete. En estos días los diarios comentan que Grecia ya ha recortado los planes de pensiones 12 veces sin poder aplacar aun a sus acreedores. Y esto sin entrar en otras estrategias de pago y empobrecimiento que no dan tregua, allá en marcha y aquí previstas. La junta es inmune a toda advertencia. Reconoce la predicción de los expertos de que solo en un año, entre este y el próximo, la economía del país se habrá contraído otro 16%, pero nada la hace dudar. Con una cantidad indeterminada de consultores, un pequeño contingente de abogados y el recién nombrado entusiasta director interino de la junta, cuyo salario de $5,000 le inspira, parecen todos dispuestos a cantar como Andy Montañez:
De hospitalidad del patio bien de patria sin recelos
Porque en ti el extranjero nunca se ha sentido extraño
Mi trova no es un engaño porque mi sentir denota
Siempre yo abriré la boca para cantarle a mi gente
Con [una misión tan] clemente quien no se siente patriota
Puerto Rico, patria mía, la tierra de mis amores…