Que se vayan todos
“Pues aquí es menester invertir la opinión general y convenir en que los motivos para que se conciba otro estado de cosas en que a todo el mundo le vaya mejor no es la dureza de una situación o los sufrimientos que ella impone; al contrario, sólo desde el día en que puede concebirse otro estado de cosas una nueva luz ilumina nuestras penurias y sufrimientos y decidimos que son insoportables.”
—Jean-Paul Sartre (1943/1993), El Ser y la Nada
Meses después de aquella conferencia de Stiglitz la naturaleza nos azotó. Si alguien tenía la ilusión de que estábamos protegidas por fuerzas sobrenaturales, quizás comenzaron a darse cuenta de que aquello del cambio climático no es un asunto que podemos dejar para otro día[2]. Quienes pensaban que el dinero les protege o que Puerto Rico es un país primermundista y estará siempre amparado por el gran benefactor del norte, Irma y María se encargaron de mostrarnos dónde estamos parados. A plena vista quedaron las décadas de depresión económica, el desmantelamiento de los servicios y la infraestructura básica para la vida democrática de una sociedad, el despojo de las arcas públicas, el engaño masivo de que cada cual lo puede y lo debe resolver todo por su cuenta. Algunos estiman que cerca de medio millón de personas se irán de Puerto Rico pos huracán María[3]. En cinco, en diez años, ¿quiénes quedarán?
Hay quienes dirán, ¡mejor! que se vayan. Menos perros menos pulgas. Más propiedades abandonadas con las que especular, menos gente a quienes proveerles cada vez menos, menos ojos puestos en el saqueo masivo. Los cientos de miles de personas que no ven futuros posibles aquí, pueden empacar e irse. Pero ¿quiénes pertenecen a este lugar?
Por mi parte, hago planes a, b, c, z tratando de mantener la ilusión de que no me van a poder tomar por sorpresa. Saldo cada mes la tarjeta, no gasto más de lo que puedo pagar, mi familia tiene carros usados, reutiliza todo lo que puede buscando vivir feliz con menos. Mi cría de 5 años —que todavía sale exclamando de la nada “¡qué linda es la vida, mamá!”— vive feliz pues no le hace falta el último IPad, viajes a Disney o videojuegos, solo quiere tener con quiénes jugar, oportunidades para hacerlo y contar con su madre y padre. Su padre está loco por vivir de lo que la tierra da (literalmente) pues qué sentido de seguridad y libertad más grande puede haber que saber que puedes sembrar lo que comes y vivir con lo mínimo que necesitas (ese es el plan A). Pero la incertidumbre acecha, se apodera en el momento más inesperado y me pregunto seriamente —deshaciéndome de todo sentimentalismo patrio levantista y promesas tipo siglo XX venidas a chiste— ¿cuáles son las condiciones materiales para quedarse en este país? Con qué ingresos, qué educación, cuáles servicios de salud, en qué espacios públicos, con qué apoyo, bajo qué condiciones sociales, políticas y ambientales.
Tengo un buen amigo que llegó a estas orillas desde el sur de Europa. Un día de esos en los que hablábamos sobre el momento histórico que estamos viviendo me dice: “Mira, es que no hay escape. Salí de mi país en medio de una crisis económica terrible solo para llegar a otra”. Y es que una piensa que aquí estamos mal y cuando mira alrededor se da cuenta de que en casi todas partes la gente está dando las mismas batallas. Políticos antidemocráticos y corruptos, políticas a espaldas de las necesidades y aspiraciones de la mayoría de la gente, explotación incesante de naturaleza y personas. El mundo de la globalización capitalista neoliberal es cada vez más irracional y autodestructivo.
En el Puerto Rico del siglo XXI, mientras el gobierno cierra más de 400 escuelas en zonas urbanas y rurales[4], más de la mitad de la población menor de edad vive bajo niveles de pobreza[5]. Pero claro, esos no votan.
Mientras aumentan los costos de estudiar en la universidad pública y amenazan con achicarla hasta que desaparezca, los municipios con las tasas de pobreza más altas son precisamente los que no tienen un recinto de la Universidad de Puerto Rico. En los municipios donde está la UPR la pobreza es menor[6]. Incluso hasta nuestras orillas llegan expertos extranjeros de escuelas de negocios a advertirles a la Junta y al gobierno lo miope de los recortes a la universidad[7]. Pero claro, nuestra juventud puede irse.
Mientras aquí miles de pacientes se quedaron sin atención médica después del huracán María, “el gobierno de las Islas Vírgenes de Estados Unidos, impactadas tanto por Irma como María, sí solicitó ayuda del gobierno federal para el traslado de pacientes, sobre todo los de diálisis”[8]. Pero aquí los enfermos pueden morirse.
Mientras un sin número de gente aún no tiene acceso a una vivienda segura y otro tanto vive bajo la amenaza del desahucio, la UPR cierra hospedajes y el gobierno pone en vitrina todo el territorio como si ya estuviese abandonado[9].
A nuestros gobernantes no les han importado mucho estos temas. No hay evidencia, propuesta o súplica que les ate al palpitar de la gente más allá de las elecciones. Tanto así, que ya cerca de la mitad de la población que puede votar no se anima a hacerlo[10] y nos gobierna un partido elegido por una minoría. En Puerto Rico la democracia es, en el mejor de los casos, una aspiración y, en el día a día, un simulacro mantenido por la clase político-partidista para servirse a sí misma. Aquí mandan los de arriba para los de más arriba. A quien no le guste, que se vaya.
En una reunión convocada por el rector del Recinto de Río Piedras de la UPR, un joven empleado se acercó al micrófono y dijo con voz entrecortada: “Amo a esta universidad, estudié aquí y trabajo aquí. He dado el resto por la IUPI y lo seguiré haciendo. ¿Pero qué más quieren de mí? Gano $7 la hora. Nos quieren reducir la aportación al seguro médico. Nos quieren dejar sin exención de matrícula para nuestros hijos. ¿Cómo voy a tener una familia en estas condiciones?”. El rector mantuvo silencio.
El gobierno, los partidos, la Junta de Control Fiscal, los buitres… cuentan con que la mayoría hará lo que ha hecho hasta ahora; seguir bregando, buscárselas, salvaguardar lo poco o mucho que tenga evitando a toda costa ponerlo en riesgo, proteger a los de cerquita porque es para lo que alcanza y también quejarse, y hasta protestar, pero sin ser muy peligrosos. Cuentan con un pueblo aturdido, haciendo de tripas corazones, con la mirada fija en el hoy porque tratar de atisbar lo que pasará mañana provoca vértigo y hasta parálisis colectiva. Cuentan con que si se ponen las cosas muy malas nos iremos. Pero ¿a dónde? ¿a la Florida?
El asunto es que cada vez quedan menos lugares a donde llegar y encontrar lo que añoramos. El planeta es cada vez más pequeño y frágil. No hay fronteras ni murallas que detengan el cambio climático y este, a su vez, lanzará a más y más personas fuera del paisaje que les vio nacer[11]. Según un informe reciente de la Organización Internacional para la Migración, el 3.3% de la población del planeta —cerca de un cuarto de billón de personas— es migrante[12]. A los y las migrantes que escapan en masa los desastres naturales, económicos, sociales y políticos casi nadie les quiere.
Si algo aprendimos de los huracanes Irma y María es que nos necesitamos para sobrevivir y vivir bien. Aprendimos que podemos contar los unos con las otras. Por más distantes que nos sintamos de nuestros conciudadanos y conciudadanas en el día a día, nuestros destinos están entrelazados. Entender esto cabalmente puede tener un impacto profundo en lo que hagamos en los próximos años y el legado que les dejemos a las próximas generaciones. Dice Jorge Riechmann, “las leyes de la naturaleza existen y son las que son. No podemos cambiarlas pese a la ilusión que albergamos de que una especie de tecnociencia omnipotente conseguirá derrotarlas. Donde podemos actuar, en cambio, es contra la organización de nuestro modelo de vida que no está sujeto a ninguna ley física”[13]. ¿Por qué resignarnos a que politiqueros, politiqueras, buitres y cómplices arrasen con todo? ¿Por qué aceptar que nos expulsen? ¿Por qué dejar que nos roben el porvenir?
Las decisiones nefastas que están tomando por nosotros niegan nuestra existencia, nuestro presente, nuestro futuro. No hay argumento, fundamentado en lo estudiado o vivido, que sensibilice a la clase política y económica dominante sobre el impacto social, ambiental, económico y emocional que tienen sus decisiones en la mayoría de los habitantes de este archipiélago. Nos toca a nosotras y nosotros asumirlo. Para cambiar el rumbo que nos han trazado, necesitamos imaginar y construir otro juntos.
Esta es nuestra casa común. Tracemos una línea en la arena. Quienes no estén dispuestos a defender las condiciones de posibilidad para la vida de todos y todas no pueden mandar aquí. ¡Que se vayan ellos! Como decían en las calles de Argentina a pulmón, corazón y cacerolazo: ¡Que se vayan todos!
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[1] Stiglitz (2017). Debt, austerity and growth: There is another way. https://youtu.be/_1vcWhyJ9uQ
[2] Thunberg (2018). The disarming case to act right now on climate change. https://www.ted.com/talks/greta_thunberg_the_disarming_case_to_act_right_now_on_climate?utm_campaign=tedspread&utm_medium=referral&utm_source=tedcomshare
[3] Meléndez e Inojosa (2017). Estimates of post-hurricane Maria exodus from
Puerto Rico. https://centropr.hunter.cuny.edu/sites/default/files/RB2017-01-POST-MARIA%20EXODUS_V3.pdf
[4] López Alicea (2019). Julia Keleher renuncia como secretaria de Educación. https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/juliakeleherrenunciacomosecretariadeeducacion-2485602/
[5] The Institute for Youth Development http://juventudpr.org/en/data/well-being-index/puerto-ricos-well-being-index/. Torres Gotay (2019). No cede la pobreza infantil en Puerto Rico https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/nocedelapobrezainfantilenpuertorico-2483916/
[6] Centro de Información Censal (2019). El impacto de la UPR sobre variables socieconómicas municipales, UPR y pobreza por municipio (2015). https://www.upr.edu/iii-cayey/mdocs-posts/notas-del-centro-de-informacion-censal-cic-31-el-impacto-de-la-upr-sobre-variables-socioeconomicas-municipales-upr-y-pobreza-por-municipio-2015/
[7] Cortés Chico (2019). En peligro el capital humano ante austeridad en universidades públicas. https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/enpeligroelcapitalhumanoanteausteridadenuniversidadespublicas-2485114/
[8] Wiscovitch (2018). Más de mil puertorriqueños huyeron del caótico sistema de salud tras el huracán María. http://periodismoinvestigativo.com/2018/12/mas-de-mil-puertorriquenos-huyeron-del-caotico-sistema-de-salud-tras-el-huracan-maria/
[9] Cintrón Arbasetti (2019). Puerto Rico con amplio “menú” para las Zonas de Oportunidad. http://periodismoinvestigativo.com/2019/03/puerto-rico-con-amplio-menu-para-las-zonas-de-oportunidad/
[10] Universidad de Puerto Rico (2016). Estudio revela que casi el 50% de los puertorriqueños no votaron en las Elecciones Generales. http://www.upr.edu/estudio-revela-que-casi-el-50-de-los-puertorriquenos-no-votaron-en-las-elecciones-generales/
[11] Democracy Now! (2019). U.N. issues climate warning, tells leaders to have concrete plans https://www.democracynow.org/2019/3/29/headlines/un_issues_climate_warning_tells_leaders_to_have_concrete_plans
[12] International Organization for Migration. World Migration Report 2018 https://www.iom.int/wmr/chapter-2
[13] Castillo (2017). El cambio climático es el síntoma pero la enfermedad es el capitalismo. https://ctxt.es/es/20170920/Politica/15167/cambio-climatico-riechmann-acuerdo-paris-ecologia-medioambiente-ctxt.htm