Repensando Nuestro Caribe: una nueva antología de estudios caribeños
El segundo detalle que me gustaría apuntar es que esta compilación incluye una interesante colaboración entre pensadorxs y criticxs establecidos en el campo y voces más jóvenes. Evidentemente el diálogo intergeneracional que se propone en este volumen es clave, pero en mi caso muy particular, yo también celebro el hecho de que tengamos un grupo tan nutrido e interesante de caribeñistas trabajando aspectos diferentes sobre los estudios de género, sexualidad y estudios queer en el Caribe hispano.
Por último, la antología invita a esta lectora a pensar sobre las intersecciones de estudios de sexualidad, raza y nacionalismo. Aquí me gustaría notar una serie de puntos importantes. Explorar la intersección de estos tres grandes campos de los estudios literarios, culturales, e históricos en el Caribe implica ya que estas tres temáticas han alcanzado un nivel de desarrollo y complejidad que permite una elaboración mucho más detenida y sofisticada. Como muchos de ustedes saben, los tres temas que se abordan en esta colección de ensayos han tenido un desarrollo complicado en “nuestro Caribe”. Por ejemplo, tomemos el tema del nacionalismo, que es tan difícil de teorizar en el contexto de Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana. En cada una de estas islas el nacionalismo estatal e institucional ha tenido un desarrollo muy diferente, lo que a su vez evidencia cómo el colonialismo y postcolonialismo no se aplica ni se desarrolla de modos paralelos en regiones pequeñas del mundo caribeño y latinoamericano (tema que Lanny Thompson ha estudiado magistralmente en su libro Imperial Archipelago).
El tema racial también ha sido un punto ciego y álgido en las tres islas, con importante trabajo que muy recientemente ha empezado a abordar las complejidades del mulataje en el Caribe hispánico (Godreau, Ricourt), al mismo tiempo que el panorama de lo racial caribeño se ha complicado y enriquecido con los estudios sobre las migraciones asiáticas a la zona (López). Por último, y este es un punto que aborda muy específicamente Mabel Cuesta en su introducción al volumen, el estudio del Caribe hispánico queer que empezó apenas en la década del 1990, ha tenido un boom espectacular en los últimos 20 años. En su introducción a este volumen, Mabel hace un excelente trabajo ubicando Nuestro Caribe en el contexto del trabajo previo en este campo. La antología que hoy celebramos es un ejemplo y recordatorio de la riqueza y vitalidad del campo. Si a principios de los 1990s estudiosos como nuestro querido colega Lawrence LaFountain-Stokes estaban batallando para crear un archivo, ahora hay una riqueza de fuentes, de metodologías para levantar archivos, y más importante aún, nuevas preguntas que animan los debates en el campo de los estudios de sujetos, voces, cuerpos y perspectivas queer en el Caribe insular hispánico.
Me gustaría dedicar los minutos restantes de mi presentación a señalar algunas de estas preguntas nuevas que me parece animan los trabajos incluidos en esta colección… a modo de taste and tease, para animarlos a conseguir y leer estos ensayos. Una de las primeras preguntas que se abordan en esta compilación es precisamente la de cómo definir un archivo para el estudio literario o cultural. Por ejemplo, Jesús Jambrina nos ofrece una relectura de varios poemas de Virgilio Piñera escritos durante la segunda mitad de la década del setenta y en los que su relación intelectual y personal con descendientes de la familia del patriota Juan Gualberto Gómez (1854-1933; periodista y político de fines del siglo 19) juega un papel central. En este contexto, temas más conocidos de la obra de Piñera, como su malestar cultural y la celebración de la muerte civil, toman un giro específico muy relacionado con los circuitos intelectuales en los que Piñera sí encontró un lugar de pertenencia. Por su parte, Sarah E. Piña (quien es estudiante graduada en la Universidad de Houston) trabaja con textos inéditos del archivo del Cuban Heritage Collection de la Universidad de Miami para identificar los gestos mujeristas y queer de la etnógrafa Lydia Cabrera en sus trabajos con las prácticas culturales y religiosas afrocubanas. El ensayo pone énfasis en orishas andróginos o sexualmente ambiguos que ocupan un lugar prominente en los materiales de este archivo. Por último Monica Simal estudia la revista Mariel con un enfoque particular en los discursos sobre sexualidad y género para producir un discurso alternativo de cubanía en el exilio. Simal estudia el número 5 de la revista Mariel, publicado en 1984, y que fue dedicado al tema de la cubanía y la homosexualidad, para sugerir que es importante empezar a estudiar figuras menos conocidas que Reinado Arenas para complejizar el archivo que manejamos sobre la homofobia y el exilio cubano.
Otro grupo de los ensayos analiza la escritura queer desde su trabajo con los límites lingüísticos y conceptuales de los géneros e identidades sexuales. Yoandy Cabrera se pregunta, por ejemplo, si existe una gramaticalidad queer analizando la neutralización y ambigüedad de género, número y persona en la poesía de Delfín Prats (1945-), y la de Magali Alabau (1945-), poetas cubanos. Consuelo Martínez-Reyes, analiza el discurso lésbico en la poesía, narrativa y filmes del Caribe insular hispánico, y se concentra en el uso de lenguaje neutro para redefinir el deseo como una pulsión que trasciende lo heteroseuxal y lo lésbico. En el cine encuentra que la estrategia predominante es el “passing” mientras que la literatura es el espacio donde se experimenta con nuevas tácticas para definir otras identidades. Antonio Cardentey Levin propone una lectura de Del rojo de su sombra de Mayra Montero, y se concentra en la pasión femenina, multisexual y cambiante, que trasciende la oposición entre los géneros, como el nuevo espacio para pensar identidades caribeñas contemporáneas. En el caso de Montero, el tema racial es central en la conceptualización del deseo, y este ha sido un tema bastante debatido en su obra. Elena M. Martínez, por su parte, interpreta tres cuentos de la colección Mundo cruel de Luis Negrón, prestando atención al uso de elementos camp para producir lo que cataloga como una práctica testimonial queer que cuestiona los límites de la heterosexualidad y homosexualidad. Elena Valdez explora la representación de maternidades no biológicas, que se articulan a través de las identidades queer y trans en la novela Sirena Selena vestida de pena. Las madres trans de la novela de Mayra Santos Febres rearticulan el imaginario de la gran familia puertorriqueña y redefinen los límites entre sexualidad y maternidad del discurso marianista y patriarcal. Valdez arguye que estas maternidades raras posibilitan otros discursos de la identidad, tema que también aborda el último ensayo de esta compilación y que comento a continuación. Y finalmente, Rachel Afi Quinn estudia el uso del cuerpo queer y negro en el video “Da pa lo dó” de Rita Indiana Hernández.
Rita Indiana Hernández, “Dá pa lo dó,”
El video se posiciona entre naciones, para referirse a la tensa convivencia entre dominicanos y haitianos. El cuerpo queer de la autora, ennegrecido y ubicado en el lugar de la Virgen se utiliza para proponer en la deidad bisexual Erzulie Dantor una identidad sincrética, que funge como una madre no biológica y alterna de la identidad quisqueyana compartida por los dominicanos y haitianos. Sin embargo, Quinn encuentra problemas en esta propuesta de Rita Indiana y propone límites al tipo de intervención posible entre el cuerpo queer y el cuerpo racializado en la propuesta de un imaginario dominicano, haitiano y caribeño contemporáneo.
El último grupo de ensayos que quiero comentar utiliza la gestión cultural para pensar acerca de los discusos políticos y sociales contemporáneos en el Caribe. Frances Negrón Muntaner, en su ya famoso ensayo, “Mariconerías de estado” interroga el reciente enamoramiento del estado cubano con las población trans y queer en Cuba y lo propone como una estrategia política para posicionar a Mariela Castro como próxima presidenta o líder del estado patriarcal y autoritario cubano. Según Negrón-Muntaner, el verdadero cambio de sexo del estado cubano no redunda en un cambio de estructura y política del régimen, y la inclusión se concibe como asimilación al heteropatriarcado revolucionario y no como transformación el discurso o imaginario político cubano. Norge Espinosa, por su parte, utiliza la celebración del Día Mundial de Lucha contra la Homofobia en Cuba para reflexionar sobre los desafíos reales de una comunidad o tradición homosexuada en la isla que ha sido culturalmente fuerte pero no política o socialmente efectiva. Lo queer sigue siendo algo tácito, excluido, invisible para la revolución, pero no inexistente en el mundo cubano. La pregunta que permanece pendiente entonces es cómo poner esas dos realidades en conversación.
Lawrence La Fountain Stokes,
Sharina Maillo-Pozo analiza la narrativa de Rey Emanuel Andújar y propone que en estos textos el cuerpo queer ha dejado de ser la alternativa al discurso nacionalista (estrategia de los 1990s) para romper con el discurso heterosexista post-trujillista al hacer visible deseos, sexualidades y expresiones genéricas que habían sido negadas en el discurso dominicano oficial. Por último, Danny Méndez se pregunta sobre la continuidad o discontinuidad de los imaginarios nacionales y diaspóricos en el caso dominicano analizando el filme Elliot Loves (2012) y cómo este redefine la figura del tigre dominicano, y con ello se rompe una vez más con el discurso trujillista insular.
Nuestro Caribe es una antología importante, que aborda temáticas, metodologías y preguntas nuevas que sin duda enriquecen los estudios caribeños sobre sexualidad y género. Es también un libro significativo por las preguntas que posibilita y potencia. Y me gustaría cerrar con un par de interrogantes que me parece que los colaboradores plantean o hacen posible. La primera es la definición misma del Caribe hispano. ¿Cómo se redefine nuestro objeto de estudio si ampliamos el Caribe insular e incluimos el Caribe continental mexicano, venezolano, colombiano? ¿Cómo podemos aprovechar la naturaleza queer de la caribeñidad continental, usualmente definida a expensas de la nacionalidad latinoamericana de los mismo países, para enriquecer nuestro trabajo sobre los estudios LGBTQ en la zona? La segunda pregunta sería en qué medida lo queer y lo trans, en sus cuestionamientos frontales a las categorías fijas de lo genérico y lo sexual, abren un espacio de exploración para los estudios caribeños y latinoamericanos que nos permiten explorar más abiertamente las contribuciones, desafíos y limitaciones de las categorías nacionales y raciales en la articulación de discursos políticos y culturales identitarios en el siglo veintiuno.
Para concluir, me gustaría recordar aquí una invitación muy provocadora de un libro también reciente de Rosamond King, Island Bodies: Transgressive Sexualities in the Caribbean Imagination (2014) y que he discutido en otro ensayo en 80grados. King alude a intervenciones críticas de Manolo Guzmán, Thomas Glave y Colin Robinson que proponen la imaginación como alternativa para reconceptualizar el tema de la transgresión sexual en el Caribe. King utiliza el trabajo de estos tres críticos para apostar por la imaginación, pero no como carencia en la sociedad heteronormativa y homofóbica caribeña, ni como proyección futura de una comunidad que está por ser posible. Ante esta aparente disyuntiva, King arguye que es necesario reconocer la rica imaginación que ya existe y que hace posible una gran variedad de transgresiones, deseos e identidades que se salen de la heteronorma. Nuestro Caribe es un claro ejemplo de cuán productiva ha sido la imaginación como metodología de la liberación de imaginarios y cuerpos en el Caribe. A quien hoy nos diga que no existe un robusto trabajo crítico sobre los sujetos y subjetividades queer en el Caribe hispano le podemos decir cómodamete que lo que le hace falta es imaginación y tiempo, pues esta colección de ensayos nos dicen claramente que el campo esta vivito y culipandeando…
Felicitaciones a los colaboradores y la editora por esta importante colaboración.
*Este texto fue leído en la presentación de Mabel Cuesta, ed. Nuestro Caribe: Poder, raza y postnacionalismos desde los límites del mapa LGBTQ, que se llevó a cabo el 23 de mayo del 2016 en Baruch College.
Textos citados:
Candelario, Ginetta B. Black behind the Ears: Dominican Racial Identity from Museums to Beauty Shops Durham: Duke University Press, 2007. (LINK: https://www.dukeupress.edu/
Cuesta, Mabel, ed. Nuestro Caribe: Poder, raza y postnacionalismos desde los límites del mapa LGBTQ. San Juan y Santo Domingo: Isla Negra Editores, 2016. (LINK: http://larrylafountain.
Godreau, Isar. Scripts of Blackness: Race, Cultural Nationalism, and US Colonialism in Puerto Rico Urbana: University of Illinois Press, 2015. (LINK: http://www.press.uillinois.
LaFountain-Stokes, Lawrence. Queer Ricans: Cultures and Sexualities in the Diaspora. Minneapolis: University of Minnesota Press, 2009. (LINK: https://www.upress.umn.edu/
López, Kathleen. Chinese Cubans: A Transnational History. Chapell Hill : The University of North Carolina Press, 2013. (LINK: http://www.uncpress.unc.edu/
Ricourt, Milagros. The Dominican Racial Imaginary: Surveying the Landscape of Race and Nation in Hispaniola. New Brunswick: Rutgers University Press, 2016. (LINK http://rutgerspress.rutgers.
Thompson, Lanny. Imperial Archipelago: Representation and Rule in the Insular Territories under U.S. Dominion after 1898. Honolulu : University of Hawaiʻi Press, 2010. (LINK: http://www.uhpress.hawaii.edu/