Alquileres a corto plazo: un debate necesario en el Viejo San Juan
[El énfasis en la «economía del visitante» como motor de desarrollo económico, junto a la llegada de inversionistas incentivados por las leyes 20/22 ha provocado una proliferación de apartamentos de alquiler a corto plazo en el Viejo San Juan, lo cual es causa de alarma entre vecinos que claman por la pérdida de la comunidad diversa que existía en esta ciudad. Ante reclamos de AVISAJ, la asociación de vecinos/as del Viejo San Juan, la legislatura municipal abrió el tema a debate con la Proyecto de Ordenanza 13, que establecería una moratoria de un año a permisos nuevos para arrendamientos a corto plazo dentro de la zona residencial del Viejo San Juan. El siguiente texto es la ponencia de Marina Reyes Franco ante la legislatura municipal el pasado viernes 25 de mayo.]
–Re: Proyecto de Ordenanza Núm. 13, serie 2017-2018–
Estimados miembros de la legislatura municipal y queridos vecinos del Viejo San Juan,
Mi nombre es Marina Reyes Franco, tengo 33 años y viví en el casco histórico durante toda mi niñez y parte de mi adolescencia. Durante ese tiempo viví junto a mi mamá en la Calle Sol, la Calle San Francisco, Calle Cristo y la Calle Fortaleza, siempre alquilando apartamentos que fluctuaron entre un estudio hasta un piso entero con 3 habitaciones, pagando entre $350-800 dólares durante la década entre 1989 y 1999. Ese año nos mudamos pero seguí sintiéndome del Viejo San Juan, con un sentido de pertenencia increíble a esta ciudad y la comunidad en la que crecí. Aquí mi mamá tuvo la Galería Calibán en la Calle Cristo, yo jugaba con meseros del restaurante donde más íbamos a comer y vivíamos en un vecindario en que el mayor peligro era aislarse tanto porque realmente no era necesario salir mucho para conseguir lo que necesitabas.
Luego de vivir unos años fuera de Puerto Rico, regresé a vivir al Viejo San juan en 2014. Para ese entonces yo vivía y trabajaba en el Viejo San Juan, con una ruta diaria en la que navegaba entre los cruceristas que visitan la ciudad en los días de barco. En mi niñez siempre hubo turismo, pero las tiendas no eran una copia tras otra de mercancía extranjera con el nombre de Puerto Rico. Esta transformación tan evidente de lo que cada vez era menos mi ciudad, me fue llevando a interesarme profesionalmente en la economía del visitante, su impacto cultural, y las transformaciones que genera en las sociedades donde se fomenta desmedidamente.
Yo me desempeño como curadora de arte contemporáneo y fue a través de mi trabajo que le pude dar un giro a mi malestar con mis nuevas condiciones de vida y ponerme a investigar y trabajar sobre el tema que claramente nos está afectando las vidas. Mi investigación ahonda en los efectos del turismo en los artistas y las producciones culturales, y cómo se proyectan las características y diferencias dentro de la nueva relación colonial que encarna la industria del turismo en el Caribe. Quería investigar las ideas del paraíso y el paraíso fiscal, y la coincidencia geográfica de estos conceptos; quién construye el paraíso y quién lo consume más; y quién es mejor servido por ello.
Este tipo de economía tiene en cuenta una amplia variedad de actividades turísticas: médicos, educativos, comerciales, culturales y artísticos, agrícolas, ecológicos, religiosos, deportivos, literarios, y musicales, así como personas que poseen casas de vacaciones o deciden retirarse allí. El término impregna prácticamente todos los aspectos de la vida, transformando la sociedad para servir al visitante. Las universidades pueden ser atractivas para estudiantes extranjeros, y los hospitales convertirse en destinos de turismo médico. La progresiva privatización de las responsabilidades del gobierno, respaldada por Foundation for Puerto Rico, y aquí ejemplificada en el traspaso de poder sobre la imagen del país que tiene el nuevo DMO, es realmente preocupante. Les recomiendo a todos que lean el Visitor Economy Based Economic Development Strategy, comisionado por Foundation for Puerto Rico en 2017 (que utiliza datos de turismo de 2011-12). Mejor aún, léanse todo el website porque es básicamente todo lo que los gobiernos recientes vienen implementando.
Toda esta experiencia me acordó los altos costos de apartamentos en San Telmo, un barrio de Buenos Aires donde había vivido años antes. Ante la crisis económica del 2001, Buenos Aires se convirtió en un lugar desesperado y muy barato para que inversionistas y turistas europeos y norteamericanos compraran propiedades. Estos edificios se convirtieron en hostales, hoteles boutique o apartamentos en alquilar temporero sin ningún tipo de regulación y sin airbnb mediante. El resultado fue la casi exclusión de los vecinos, quienes se veían viviendo en condiciones terribles con tal de que quisieran abandonar sus edificios y así poder alquilarlos más caros a turistas.
Una vez de vuelta en Puerto Rico, viví con una amiga durante año y medio, hasta que los altos costos -estudios por $600 dólares mensuales, por ejemplo- hicieron que mi intento de vivir sola fuera bastante asfixiante y decidí irme, primero para Puerta de Tierra, y ahora Santurce. Yo admito que me rendí con el Viejo San Juan. A otras amistades mías los obligaron a rendirse -unos que vivían en la Calle San Justo les negaron la renovación de contrato y a otro le rompieron un acuerdo de alquiler, usando a un perro como excusa para echarlo y así convertir todo un edificio en la Calle Sol para Airbnb.
No pretendo que nademos contra la corriente con el asunto de los alquileres temporeros. Yo también lo he usado en Puerto Rico y otros países, esto no es una cuestión de mala fe en que no quiero que dueños residentes se beneficien de una inversión o un negocio que tienen. El gobierno ha sido irresponsable al permitir que tantas propiedades decayeran al punto que la única posibilidad de que sean rentables sea alquilándolas a turistas. Sin embargo, tenemos que pensar más allá de la ganancia inmediata y considerar qué es lo que se pierde y quiénes son los intereses que se van a beneficiar más de la paulatina desaparición de nuestra ciudad.
Además de las empresas inmobiliarias que hace años compraron una gran parte de las propiedades disponibles en el Viejo San Juan, ahora también tenemos a Swarm Fund, un fondo de inversión de criptomonedas destinado a lo que llaman es la “reurbanización” de propiedades en el Viejo San Juan con un enfoque en espacios de oficina y residencia a corto plazo. Los altos costos de propiedades y construcción en el Viejo San Juan hacen que muchos vean el alquiler temporero como la única inversión válida de residencias.
Se ha dicho mucho sobre que la regulación sólo aplique a la zona residencial, pero esto presenta el problema de quién la designa como tal. Hace unos días vi un mapa del Viejo San Juan en que casi todo estaba pintado rojo, el color de la zona comercial. Si la inmensa mayoría de la ciudad es comercial y los alquileres de apartamentos en los segundos pisos no es regulada, creo que estamos perdiendo el tiempo aquí. La llamada zona comercial es la inmensa mayoría de la ciudad y debe permanecer como alternativa de residencia.
Debemos continuar esta discusión con información básica: ¿Cuántas unidades residenciales hay en el Viejo San Juan actualmente? ¿Qué capacidad tienen? ¿Cuántos edificios que antes eran de varios apartamentos han sido convertidos en mansiones unifamiliares? ¿Cuántas propiedades son habitadas por dueños, cuántas son alquiladas a largo y corto plazo? ¿Qué cantidad de espacios de hotelería existen actualmente?
¿Qué cantidad de apartamentos se consideran para gente de escasos recursos, cuál es la viabilidad de compra de éstos? ¿Cuántos dueños está alquilando múltiples propiedades? ¿Cuál es el impacto económico de los turistas que se hospedan en residencias a corto plazo, versus los que se hospedan en hoteles o los que simplemente vienen a pasar un día en el Viejo San Juan porque son excursionistas que vienen en crucero?
Estas preguntas son importantes porque nos dejan saber para quién se está transformando el Viejo San Juan. Contestarlas no sólo nos dará un mayor entendimiento, sino que también podemos formar sugerencias mejor informadas:
¿Qué cantidad de propiedades pueden ser alquiladas por un mismo dueño para alquileres temporeros? ¿Qué porcentaje de apartamentos en la ciudad pueden ser alquilados a corto plazo en zona comercial, o cómo se debe regular que los alquileres en zona residencial solo se permitan cuando haya un residente a largo plazo ocupándolo, y así por el estilo. Estas regulaciones externas también serán reforzadas por las decisiones que tomen los propios inquilinos y dueños en cada edificio, pudiendo establecer reglas sobre si se permite alquiler a corto plazo en dichas propiedades.
Esto no es una preocupación que concierne al Viejo San Juan solamente, sino que es relevante para la convivencia en otros barrios de San Juan (y del país) que también son de interés turístico: Ocean Park, Santurce, Condado, Miramar, para mencionar solo algunos en nuestro municipio. También concierne a la mismas empresas, ya sea Airbnb como otras, que se mercadean como plataformas que permiten al visitante gozar de experiencias en las comunidades donde se alojan, que no sean solamente una cama para dormir. Si se hacen llamar plataformas de la “economía de compartir,” quisiera saber qué se comparte si el visitante llega a ser recibido por un candado con clave que le da acceso a un apartamento vacío.
No me opongo a los alquileres temporeros pero actualmente (y en el futuro, sin regulación) están fuera de control. Creo que se deben contestar las preguntas que menciono aquí en la ponencia para que la regulación sea adecuada a los cambios que son evidentes en la ciudad pero que aún no han sido cuantificados.
Corremos el riesgo de que esto se convierta en una ciudad que parezca un airbnb con calles. Utilizar el paso del huracán y su impacto en los comercios que funcionan en el Viejo San Juan como justificación para transformar la comunidad residencial me da vergüenza ajena. Para hablar en la jerga del turismo, necesitamos conocer el ecosistema de nuestra micro economía del visitante dentro del Viejo San Juan y cómo ésta impacta la capacidad de que la vida aquí sea posible. Una comunidad no es solamente una buena inversión económica.
Quiero concluir diciendo que aquí hay un gran ausente, y es el representante del gran capital que no tiene que venir aquí porque tienen línea directa con el gobierno. Espero que con estas vistas se pueda abrir la investigación y diálogo necesario para no perder esta comunidad ni las próximas que, sin duda, se verán afectadas en todo San Juan y otras áreas del país.