Así somos
Consideré relaciones temáticas y formales, ritmos y tonos, quietud y movimiento en la disposición de la imagen, en las páginas, su secuencia, armonía y contraste. El barajear las imágenes tomó tiempo, viajes, conversaciones telefónicas, correos electrónicos, bocetos y cambios de ruta. Hoy aterrizamos en las páginas de un libro, en las paredes de un museo y con suerte en sus hogares dispuestos a otro viaje más, el de la mano que pasa la página y el ojo que la acaricia.
Así somos es un libro que muy bien podría llamarse: Así querríamos ser. Me explico. Ciertamente las fotografías que son el eje principal del libro ampliado por los amorosos textos, son un retrato fiel de una parte importante de la realidad puertorriqueña en la isla y lo que antes se llamaba la migración y hoy se considera la diáspora. Son además y sobre todo una obra de arte. El ojo magistral de Mark Joseph sabe enmarcar de tal modo que revela lo esencial y deja fuera lo que resultaría superfluo o innecesario. Es un ojo que reconoce y exalta la belleza significante de lo que contempla. No sólo capta el momento preciso a lo Cartier-Bresson sino que lo hace sin artificio de luces ni recortes posteriores. Es la luz que encuentra en el momento exacto para luego someterlo al escogido riguroso de la imagen definitoria del sujeto determinado.
Y aquí interviene de modo significativo Ada Nivia López, conceptualizadora del proyecto tanto libresco como expositivo que contemplamos. En un loable intento de contraponerse a imágenes negativas de nuestra nación tanto en el National Geographic Magazine como en el ensayo fotográfico de Bruce Davidson sobre el Spanish Harlem en Nueva York de la década del setenta y otras, Ada guía la cámara de Mark en la dirección opuesta a la de los proyectos antes mencionados. Su visión se aleja diametralmente del foco crítico y acusatorio de los males que sin duda aquejan nuestra realidad. Por el contrario, la visión que encuadran tanto los textos como las imágenes de Así somos intentan con hermosura ofrecernos una puertorriqueñidad enmarcada por la belleza.
Es la historia del éxito superando las dificultades. El racismo, el sexismo, los conflictos culturales y lingüísticos, políticos y de clase quedan atrás, o debemos decir fuera del marco fotográfico. Lo que permanece es un panorama bañado por el esplendor compositivo, cromático y una empatía enternecedora por lo humano en imagen y palabra. Gran mérito sin duda en vista de una tradición también parcial de menosprecio y demonización de nuestra nación mirada desde afuera, sin conmiseración y con poco o ningún conocimiento de sus cruces y causas. O de la visión justamente crítica, constructiva y concienzuda de nuestros considerables y lacerantes males. Todo aspecto negativo de nuestra compleja y dolorosa condición de pueblo queda al margen de las magníficas fotografías y excluido de los cuidadosos textos que amplían su significado.
Así Somos es una apuesta a la belleza como antídoto a lo grotesco que permea gran parte de la vida cotidiana puertorriqueña en las islas y en el continente. Y digo islas porque la cámara fotográfica de Mark y la pluma de Ada abarcan desde las islas de Hawái y su población de ascendencia boricua cruzando el continente americano hasta Puerto Rico. Pero también mira al espacio sideral, acaricia agua, tierra y ante todo la condición humana, su fortaleza y logros.
Este libro y la exposición que la acompaña provocan a la reflexión no solo por lo que muestran sino por lo que deliberadamente excluyen. ¿Qué y cómo somos realmente? ¿Qué pretendemos ser? La definición de lo puertorriqueño, tanto en su ámbito de identidad política, su realidad social, económica, racial y de género se encuentra en una encrucijada difícil y dolorosa. Quizás estas imágenes sirvan de bálsamo a nuestras heridas, de esperanza a nuestra angustia. Mirándonos en este espejo ennoblecedor podemos tomar conciencia de la oscuridad que pretende iluminar y transformar de este modo la agobiante situación que vivimos. ¡Qué para bien sea!
La exposición Así Somos / Who We Are se presenta en la sala 2 del Museo de las Américas en el antiguo Cuartel de Ballajá en el Viejo San Juan.