En «¿Quién le teme al voto castigo?» Javier Villar Rosa despliega una visión cruda de la política puertorriqueña, marcada por traiciones, miedos y un electorado que actúa como verdugo de sus propios líderes. A través de personajes como Alexandra Lúgaro, quien ascendió y se retiró de la escena de la política activa con la misma velocidad, o Jenniffer González, con su doble discurso y ambiciones sin límite, se revela una democracia atrapada en su propia desesperación. El texto dibuja con precisión cómo el miedo a perder privilegios, la dependencia de ayudas federales y el odio hacia los rivales impulsan el voto. Es un campo de batalla donde las ilusiones mueren pronto y muchos políticos aprenden que el éxito es la antesala del castigo.