Démosle la bienvenida a Sanders en Puerto Rico
Sobre esas leyes o colorarios de la actividad humana y del pensamiento de nuestra nación, paso a compartir unas rápidas reflexiones sobre el amigo Bernie Sanders y nuestro proceso emancipador.
Noten que no le llamo el imperialista o el enemigo Bernie Sanders. Le llamo nuestro amigo Bernie Sanders. Su historial consecuente hasta sus 74 años ha sido dedicado a tareas de solidaridad, de compartir, de hacer más plena la existencia de las mayorías más desposeídas. Aunque con trasfondo distinto y sin la variedad de formas de lucha utilizadas, nos trae a colación al viejo venerable y respetado Don Pepe Mujica.
Sanders se proclama socialista y demócrata en el país que más odio y mentiras lanzó contra la forma de gobierno más solidaria y democrática que ha desarrollado la humanidad. Es valiente el hombre, digno.
Tiene más de siete décadas, lo que nos obliga a pensar en el rol de los más entrados en edad y la juventud. Sin pecar de simplismo, en las formaciones nacionales donde la política ha asumido su forma más álgida de lucha armada por imperativo moral y de necesidad, el rol de la energía juvenil ha sido más protagónico. Las guerras las hacen el músculo joven, la energía temprana, y se aceleran los procesos de sabiduría y conocimiento.
Así atisbamos ocurrió en las grandes revoluciones violentas, en las luchas emancipadoras de América Latina y el Caribe decimonónico, en la guerra de independencia norteamericana, en las revoluciones radicales del Siglo 20 rusas, chinas, vietnamitas, cubana, nicaragüense y salvadoreña.
Aunque en Colombia comenzó como fenómeno juvenil en los años de 1950, los guerrilleros y su estado mayor, ejemplificado por Marulanda, envejecieron dentro del conflicto que lleva más de 65 años, como ha envejecido el mando dirigente hasta el día de hoy en la hermana Antilla de Cuba. Aunque siempre en estados de mando mayor, en procesos prolongados, los veteranos han tenido un peso significativo, así formados en décadas de lucha (Giap, Ho Chi Minh, Mao, los ancianos venerables de las tribus movilizados por Almicar Cabral en Guinea Bissau en la lucha anticolonial contra Portugal, en los procesos de cambios acelerados como los de los Bolcheviques en Rusia, los Comandantes del Gramma en Cuba, del Frente Sandinista o del Frente Farabumdo Martí o Chiapas en Centro América, prima la sangre juvenil en los procesos de transformación rápida con primacía de las armas.
Pero en los lugares, donde las realidades concretas, los cambios han ocurrido por reformas o transformaciones menos radicales o influenciados desde arriba como Inglaterra, España post franquista, Chile reciente, los Estados Unidos de América de hoy, y por la fenomenología que predomina aquí en nuestro terruño en esta etapa histórica, el rol de las generaciones más viejas puede ser protagónico junto a la juventud. De ahí que debamos entender que los auditorios llenos de canas de hoy nos debe llenar de orgullo; y refleja, no sólo la constancia sino la realidad de una población que envejece. Y nos debe llenar de orgullo porque a nuestras generaciones patrioticas previas y las del sesenta y setenta lídereadas por Rubén Berríos o héroes como Don Rafael Cancel Miranda, Don Heriberto Marín, Noel Colón Martínez y muchos otros llevan el distintivo al pecho de patriotas, a quienes el sistema no se los pudo tragar como a muchos de la generación del 30.
Lo dicho no niega el rol fundamental de las diversas formas de lucha que en combinación y aportación con otras formas ha sido de trascendental importancia, como las de Malcom X y la de lucha por los derechos civiles de los afroamericanos, el nacionalismo heróico ejemplificado en Albizu, así como dirigentes como Mari Bras o Correrjer y héroes y mártires como Filiberto, que han abonado al legado patriótico de nuestro pueblo.
De todo lo anterior resalto que aunque Bernie Sanders es caucásico y avanza por mucho en edad a Obama, inspira a jóvenes y mayores y goza de mayor prestigio moral que el Presidente negro que intentó pero no le llegó a los talones a Abraham Lincoln.
Si nuestros mayores en la décadas del Cuarenta y del Cincuenta admiraron al entrañable amigo de Puerto Rico Vito Marcantonio, congresista norteamericano, cuyo nombre se usó para bautizar la Misión del MPI de Nueva York, si hoy en día se hacen actos públicos en nuestro terruño y se recaudan fondos para Luis Gutiérrez, congresista boricua que corre dentro de las filas del Partido Demócrata, y a quien nuestra diáspora de Chicago respalda sin tregua, ¿por qué no diseñar una línea de comunicación y afinidad de las fuerzas progresistas, patrióticas y de nuestra diáspora para respaldar de variadas maneras la candidatura de Bernie Sanders?
Por ello no estoy diciendo que los independentistas nos metamos a votar aquí en la isla en las primarias del Partido Demócrata, eso sería sacrilegio, aceptar un quiste extraño en nuestra tierra. Pero sí podemos manifestarle nuestra simpatía, colaborar de variadas maneras incluidas la modesta limosna de tres dólares que pide a sus seguidores; y promover que nuestra diáspora se vuelque con entusiasmo y de lleno en su campaña y votación por su candidatura, ya que esa es parte de la realidad política de la diáspora.
Al amigo Manuel Natal ya hice unas sugerencias, con la autoridad moral suficiente de haber servido de eslabón entre un distinguido miembro de nuestra diáspora y el joven promisorio Manuel Natal para que se pusiera en contacto con Bernie Sanders.
La sugerencia que le hice a él y también a Luis Vega Ramos es que integren a todos aquellos patriotas que lo deseen en las actividades de bienvenida y apoyo a Bernie Sanders. Se puede hacer una excepción y ellos participar en un proceso para los que creen en las primarias yanquis. Pero Bernie Sanders, su causa y la aportación que puede hacer por Puerto Rico trasciende por mucho las desprestigiadas primarias presidenciales en nuestro suelo. Lo menos que espero es esa amplitud de miras, y por supuesto intereso conocer personalmente al venerable, digno americano Bernie Sanders.
Propongo que los patriotas nos volquemos a recibirlo cuando nos visite, que tal vez sea en el futuro inmediato. No cuesta soñar que pudiera ser invitado el Festival de Claridad, para que conozca nuestro aprecio y se comprometa con nuestra lucha de descolonización.