DJ Godfader y los modos de escuchar el silencio
Si el sonido “is merely a means by which energy, constantly alternating at great speed between potential and kinetic energy, is passed through air or other medium as pressure waves» (Taylor: 36), entonces, este mi escuchar a DJ Godfader es un fenómeno que ocurre modificando mi tiempo y mi espacio. Este acto requiere el uso de la percepción, soy parte de este auditorio hecho oído y mirada, que renuncia a la danza para atestiguar el virtuosismo.
¿Cómo entender que el silencio existe en este espacio? Si el silencio sólo existe cuando el sujeto que puede percibirlo se ausenta. O como nos hizo notar Cage mientras esté un sujeto corporeizado no puede existir el silencio. El cuerpo mismo tiene dos sonidos el del sistema nervioso y el circulatorio. Por ello Cage concluye que el mínimo de sonidos es un par, aquellos que produce el cuerpo. Así que, como no podemos salirnos del silencio para escucharlo, entonces corresponde crearlo vía nuestra percepción. El silencio es el sonido no intentado. El silencio es paradójicamente un sonido [Cage’s 4’33’’].
Pero en el caso de DJ Godfader cabe significar este asunto desde otra estrategia: Si estamos constantemente rodeados de sonido, el hábitat citadino de nuestra contemporaneidad es el sonido constante; ¿qué escuchamos? De la misma manera que seleccionamos lo que vemos, igualmente seleccionamos lo que escuchamos, pues es un proceso de subjetividades. Asimismo, escogemos lo que es sonido y lo que es ruido. Estas selecciones están hechas sobre bases perceptuales pues incluso lo que nos hiere los oídos es cultural. Tanto así que Fiumara iguala lo cultural con lo no escuchable, lo que no aceptamos oír, lo que requiere un esfuerzo extra/ordinario para que se convierta en inaudible. Claro, nuestra percepción es mucho más sofisticada y ambos elementos se entrecruzan: el silencio puede ser el constante ruido industrial, los autos pasando, el ruido del motor de la computadora.
Si aceptamos entonces que los sonidos requieren un auditorio, podemos pensar en los modos de escuchar que nos propone Godfader. En primer lugar, no podemos pasar por alto que existe en su manejo de la tecnología instrumental –plato, sintetizador– un ordenamiento clásico que permite una huella en nuestra percepción. Parece que nos propone dos posiciones fundamentales desde las cuales escuchar: la primera, la hegeliana «living among things» y la del «pure subject». La primera parece estar más dentro de la cultura clásica occidental, la otra más inmersa en la posibilidad de la experimentación. Esto es dado a la forma fenomenológica en que las cosas pasan en la conciencia vía «experiencing [which] means to let an opinion be confirmed by the matter itself. Accordingly, experiencing is a knowledge that is confirmed by someone who goes directly to things and sees them» (Heidegger).
Frente al proceso estético de DJ Godfader la percepción es experiencia y siempre posicionada pues requiere conocimiento apriorístico que quiere decir experimentar sonido cuando cruzan tiempo y espacio, como lo es asignar formas de autoridad a las voces o a los sonidos formas más aceptables que otras. El artista nos coloca en el dilema de trabajar con sonidos de autoridad en espacios desautorizados y cuasi proscritos, digerir formatos sonoros tecnológicos realizados desde el virtuosismo que asignamos al concertista en búsqueda de la provocación de lo sublime, el silencio estético. El Dj sugiere dentro de su texto estético una propuesta para esta distancia entre percepción y cultura, separando el modelo hegeliano en microcomponentes de su propuesta estética -«sensorial, fundamental, y reflexivamente referida al cuerpo»– y macro percepción –la percepción informada de crear espacio cultural-. Macro percepción en el sentido en el que nuestros sistemas de escuchar son aculturados, en la valorización que damos a nodos sonoros, a lo que nunca hemos escuchado, a la voz y la repetición.
El concepto de micro perceptual, explica por qué el cuerpo y la música están irrevocablemente atados en Occidente. Escuchar a Godfader es conectarnos con nuestra posicionalidad corporal, con lo que podemos sentir porque podemos percibir sonido en toda su plenitude pues se permite conmovernos con el cómo se cruzan tiempo y espacio en la onda sonora. Esto es, que de alguna manera el poder emocional del sonido está vinculado a que éste descansa en su transcurso tempo/espacial. Tal y como podemos pensar de nosotros mismos en un doblete alma/cuerpo el sonido hace un vínculo de materialidad de la relación tempo-espacial. Así como nuestra persona es concreta e imaginada del mismo modo el sonido que se produce por Godfader es un ars combinatorio de oposiciones binarias sonidos y silencios, repeticiones e innovaciones, ruptura y continuidad. Asimismo, el silencio es la absoluta otredad, el borramiento al que apela en fragmentos de manera tal que el silencio puede igualmente percibirse como una firma de sonido. En este caso no sólo la pausa sino que hay formas sonoras que a partir de la repetición, el alargamiento o la evasión se fundan como silencios. DJ Godfader elude y convoca que el sonido decaiga, que se solape con el silencio en el vórtice expresivo de la intensidad.
Comenzamos a ver cómo el sonido está inscrito en el cuerpo, o mayor aún resuena en y a través del cuerpo. Encuentro particularmente interesante que lo que experimentó Barthes en Schumann puede describir con exactitud el efecto de DJ Fader: el ritmo o el pulso es «whatever makes any site of the body flinch» (Barthes).
Es quizás este tipo de conexión lo que se conecta tan intrínsecamente a la audiencia pues es parte de su corporalidad: pitched voz/melodía (sistema nervioso) y (usually unpitched) bajo/pulso (circulación de la sangre). Esto es el número mínimo de sonidos reclamados por Cage lo que nos lleva tan cerca como decir el sonido primario. «My body is to the greatest extent what everything is»: sobre todo el sonido que proponemos. Reconocer este binarismo en la música propuesta por DJ Godfader equivale a sustentar otros sistemas binarios que normalmente se obvian al comentar música, el tempo /espacial consciente/inconsciente/ micro / macro perceptual. Escuchar a Godfader es como escribió san Gregorio el Grande parafraseando a san Agustin: estar frente a un tipo de espejo enfocado hacia los ojos de la mente, un espacio que provoca el silencio interno a partir de la sorpresa sonora.