Economía, exuberancia y gobierno
Para Jean Jacques Rousseau los humanos en su “estado natural” vivían y gozaban de un ambiente tan abundante que no tenían que trabajar. Para Rousseau la vida de estos, dedicada al ocio, era más natural, más inmediata y más espontánea que la europea. Esta imagen de las relaciones humano-naturaleza construida por el famoso contratista social es también frecuente en el discurso colonial. En dicho discurso las colonias suelen ser figuradas como espacios con una exuberancia natural inigualable, lo que explica, según muchos colonialistas, la vagancia de sus habitantes. En el discurso colonial la abundancia natural y la ociosidad que produce explican el retraso artístico, tecnológico y social de los colonizados. Según el discurso, la abundancia natural hace del desarrollo cultural y del perfeccionamiento de las instituciones sociales proyectos innecesarios.
La representación rousseauniana es también frecuente en el discurso colonialista estadounidense. Por ejemplo, los estadounidenses que escribieron sobre Puerto Rico posterior a la Guerra Hispanoamericana, además de recalcar la ociosidad y retraso de sus habitantes, destacaron frecuentemente la abundancia natural de la colonia. Autores como William Dinwiddie (1899), George Milton Fowles (1910), A.D. Hall (1898), Joseph B. Seabury (1903), y Frederick A. Ober (1899) utilizaron varias metáforas para afirmar la exuberancia natural de la colonia, entre ellas la representación de la Isla como un jardín edénico. Los otros países caribeños también fueron muchas veces representados como espacios sumamente exuberantes. Un modelo de ello es “The Countries of the Caribbean” de William Joseph Showalter, un ensayo para The National Geographic Magazine publicado en 1913. Mi propósito es comentar este artículo, el que nos permite echar un vistazo, aunque limitado pero revelador, de la historia ambiental del 98. Nos provee además una oportunidad singular para pensar la importancia de la naturaleza y sus recursos para el imperialismo estadounidense de la época.
La tesis central de Showalter sobre el Caribe era la siguiente: “In traveling through these countries one is impressed with the fact that prosperity abides with good rule and poverty dwells with misrule”. El autor estableció una causalidad entre el gobierno y la prosperidad: un buen gobierno produce prosperidad. En términos negativos, un gobierno deficiente ocasiona pobreza. El gobierno tenía para Showalter un sentido peculiar, pues se refería específicamente a la administración de la riqueza natural de un país. Para él, la pobreza característica de algunos países caribeños era producto del manejo gubernamental deficiente de sus recursos naturales. Y aquellos países caribeños prósperos debían su buena fortuna a gobiernos eficientes en la administración de los recursos. La plenitud y riqueza natural del Caribe era el punto de partida, la premisa inicial, de Showalter:
Nowhere else in the world has Nature been more bountiful in her blessings of natural resources than in the Caribbean region. Everything that her treasure-house holds has been bestowed with lavish, and also with impartial, hand. Someone has observed that if you tickle the ground with a hoe it smile back with a yam, and certain it is that in any one of these countries the ground of natural resources may be tickle with the hoe of foreign capital and it smiles back with yams of wealth.
Esta cita no es sólo interesante por su feminización de la naturaleza, una que destacaba su fecundidad, sino porque además destacaba la anuencia de ésta a los avances del capital, su bienvenida al cosquilleo de la azada capitalista, beneplácito que manifestaba con sonrisas acompañadas de los ñames de riqueza natural. Para Showalter aunque los países caribeños fueron favorecidos por una naturaleza fértil y abundante no todos habían aprovechado el favor, lo que explicaba las desigualdades en el desarrollo y explotación de esa riqueza en el Caribe. La desigualdad era para él producto de las diferencias entre los gobiernos caribeños y su manejo de los recursos naturales: “These countries are nearly all favored alike in natural wealth, but there is a vast difference in the development of that wealth—a difference that may be attributed almost wholly to the character of the governments in the respective countries”. Describe esas diferencias en el desarrollo de la siguiente forma:
“In some of these lands the milk and honey of plenty flows in a bountiful stream. Others are in wretched poverty, where the masses never have enough to keep the gaunt wolf of hunger from gnawing at their vitals day and night and year in and year out”.
Showalter equiparaba la riqueza de aquellos países caribeños con un buen gobierno a la abundancia de la Tierra de Israel (la Tierra Prometida, Canaán, Palestina, etc.) descrita en la Biblia hebrea. Su referencia al flujo abundante de leche y miel así lo confirman. Afirmaba además que aquellos países cuyos gobiernos manejaban pobremente sus recursos naturales enfrentaban el “lobo del hambre”. Introdujo entonces un análisis comparativo entre los países caribeños: una economía textual del manejo de los recursos naturales. Por ejemplo, afirmó que aunque Honduras era más grande que El Salvador, este último gozaba de un mejor comercio. Costa Rica, afirmaba Showalter, era la mitad del tamaño de Nicaragua pero gozaba de un mejor mercado foráneo. Fue entonces cuando planteó lo más interesante para los estudiosos de la historia puertorriqueña, que “Porto Rico” a pesar de su pequeñez, era lo más cercano a la Tierra Prometida en el Caribe:
And yet, when Salvador and Costa Rica are compared with Porto Rico, they in turn seem to be slow in their development. Porto Rico is so small that seven islands like it would be required to cover an area equal to that of Costa Rica, yet it has a foreign trade five times as great as that of the Banana Empire. Porto Rico is less than half as large as Salvador, yet it has a foreign trade seven times as great.
Para Showalter “Porto Rico” producía más comercio extranjero que todo Centroamérica, de “Tehuantepec to Colombia”. ¿Por qué? Porque “Porto Rico” poseía para el autor un gobierno ideal liderado por el Tío Sam, el único responsable del creciente comercio de la colonia. Debemos recordar que ya desde 1900 se había establecido en Puerto Rico un gobierno colonial particular, un gobierno civil bajo el estatuto de la Ley Foraker. Showalter no solamente idealizó el gobierno colonial sino que además destacó, como ocurría con otros artículos de National Geographic, los logros de los estadounidenses en Puerto Rico, el invocado progreso experimentado por la colonia desde 1898.
La referencia de Showalter a Puerto Rico y los logros del Tío Sam sirvieron dos propósitos. Primero, sirvió propósitos simbólicos. Puerto Rico fue usado como vitrina, como modelo a seguir por el resto de los países caribeños. La colonia era el modelo de progreso y prosperidad al que los caribeños debían aspirar. Era una invitación a aceptar la intervención estadounidense en la región. Segundo, y atado a esto último, sirvió obligatoriamente para justificar la intervención imperialista estadounidense en el Caribe, una intervención que Showalter suponía positiva, dado que podía, como en Puerto Rico, resultar en el progreso económico.
En su idealización del gobierno colonial puertorriqueño Showalter sólo reconoció el papel del Tío Sam, minimizando y oscureciendo la participación de los puertorriqueños en ese gobierno civil colonial. Le otorgó a este tío responsabilidad exclusiva por el progreso y prosperidad de la Isla. Estados Unidos fue a su vez fijado por Showalter como la nación mejor capacitada para manejar la tremenda riqueza natural caribeña. Naturalizó así el proceso de dominación. Le otorgó, al menos simbólicamente, dominio sobre la tierra, sobre los recursos naturales del Caribe en este caso, a quienes según él entendían mejor su valor, a quienes mejor podían cosquillear la tierra, manejar su explotación y hacerle sonreír con ñames de riqueza: Estados Unidos.
A Showalter no le interesaba que los países caribeños se convirtieran en colonias territoriales de los Estados Unidos, pero sí que no imposibilitaran la inversión capitalista. He ahí el subtexto de “Countries of the Caribbean”: destacar la importancia de garantizar la seguridad de las inversiones capitalistas en el Caribe. Subrayó la importancia de garantizar esa seguridad al hablar del Canal de Panamá y su potencial para el desarrollo económico del Caribe. Para Showalter, y según él para los países caribeños, el Canal representaba el anticipo de una plétora de inversión capitalista en la región. Sin embargo, el flujo de capital dependía no sólo de la presencia del Canal de Panamá sino además de la seguridad del capital, lo que no podía garantizarse en algunos países de la región, particularmente en Honduras y Nicaragua, donde las protestas y revoluciones desestabilizaban sus gobiernos. Para Showalter estos malos gobiernos sólo podían causar la pobreza de sus súbditos.
El ensayo de Showalter sugiere que el acceso a la riqueza natural del Caribe era un elemento importante del imperialismo estadounidense, un aspecto muchas veces subestimado por la historiografía estadounidense. Por ejemplo, Eric Foner afirma en Give me Liberty!: An American History que la incorporación de las nuevas colonias tenía más que ver con el comercio que con obtener acceso a la riqueza natural de las colonias. Tenía que ver además con intereses militares:
Puerto Rico and Cuba (were the United States retained a naval base at Guantanamo Bay even after recognizing the island’s independence) were gateways to Latin America, strategic outposts from which American naval and commercial power could be projected throughout the hemisphere. The Philippines, Guam and Hawaii lay astride shipping routes to the markets of Japan and China.
Entre los investigadores de la historia puertorriqueña Ramón Grosfóguel también notó la interrelación entre los intereses militares y económicos, planteando que en ese momento histórico la lógica de acumulación capitalista estaba subordinada a la lógica militar anexionista. La incorporación de la Isla en los años de la posguerra fue entonces principalmente geopolítica. Pero, el hecho de los que los requerimientos militares y la insuficiencia de mercados dominaran la incorporación de las colonias no significa que los estadounidenses no mostraran interés por los recursos naturales de sus nuevas colonias. La incorporación ecológica de las colonias adquiridas después de la Guerra Hispanoamericana no debe descartarse. El colonialismo, debemos recordar, también opera como una estrategia primaria para la subsunción formal de la naturaleza, un paso previo a su subsunción real. La formal facilita la acumulación mediante la expansión e intensificación continua en la conversión de materia prima extraída en bienes capitales o de consumo. De ahí la importancia de obtener acceso a la riqueza natural del Caribe. Puesto de otra forma, el colonialismo participa de la producción capitalista de la naturaleza, el proceso por el cual la naturaleza es alterada, convertida en un bien rentable, circulada, intercambiada y consumida en términos del marco de su valor de cambio en el mercado.
El artículo de Showalter es interesante y útil precisamente porque nos permite dar un vistazo, aunque parcial, al papel de la naturaleza como fuerza generadora de riqueza en el contexto del imperialismo estadounidense, sin tener que ofrecer una interpretación puramente económica de su papel e importancia. En efecto, la producción capitalista de la naturaleza envuelve tanto procesos materiales como la producción, circulación y consumo de significados, discursos e ideologías para integrar la naturaleza al perímetro de una cultura, la de los colonizadores en el contexto colonial. Claro, esas imágenes, incluyendo la de una naturaleza muy fértil y abundante también contribuyen a su integración a los perímetros del capital.
El ensayo de Showalter apunta también hacia la importancia de prestarle más atención a la historia ambiental alrededor del 98 y sus consecuencias. Sin embargo, la historia ambiental de esa época apenas ha sido tema de estudio entre los historiadores puertorriqueños; el carácter ecológico de la colonización estadounidense de la isla no es aún un problema histórico importante para los historiadores puertorriqueños. Se necesitan mejores miradas y repasos de la época y su ecología. Es preciso, haciendo uso de las metáforas de Showalter, hacerle cosquillas a esa historia, procurando hacerle sonreír, y obtener con ello algunas viandas de riqueza intelectual.