El Elliott que yo conocí
Compañero de vida por más de 40 años
Eran cerca de las 11 de la mañana de un tranquilo domingo 23 de julio, cuando la amiga Tere Miranda me comunicó que Elliott Castro había fallecido de un paro cardiaco en el hospital. De inmediato le contesté, no me diga una cosa así. Luego llamé a Joaquín Porrata y me confirmó su muerte, algo que no esperaba a pesar de su delicada situación de salud.
Unos minutos después recibí un correo de Paquito Rodríguez que nos recordaba que un día como hoy, había también fallecido uno de sus más queridos amigos, el Pepe Crescioni.
De inmediato entré en una reflexión sobre un amigo, un hermano, un compañero de lucha, con quien tantos trabajos hicimos juntos y otros tantos que se quedaron en el tintero, en ideas y en proyectos.
A Elliott lo conocí entre 1974 al 1975, cuando me moví de Ponce al área metropolitana y los dos teníamos dos pasiones: el deporte y la lucha por la independencia. Desde ese momento comenzamos a colaborar en varios proyectos en el periódico Claridad, especialmente cuando él asume la posición de editor deportivo. El Claridad de finales de los años 70 y principios de los 80, contaba con varias páginas deportivas y llegó a tener un suplemento deportivo en sus páginas centrales. Entre las colaboraciones deportivas, las actividades políticas alrededor del PSP, la música, y las actividades sociales, la amistad fue creciendo.
Su carácter jovial, pausado, optimista, amable, chocaba un poco con mi personalidad que era explosiva, irreverente, poco optimista y en muchas ocasiones chocante con los que no pensaban como yo. Los dos fuimos moldeando nuestras formas de ser y desarrollamos proyectos de altura en Claridad y en otros lugares y medios. Muchas veces tuve que sustituirlo en sus funciones, porque se encontraba de viaje o estaba en misiones muy personales. Con él y los compañeros de Claridad de finales de los años 70 y mediados de los 80, aprendí el oficio de redactar y montar páginas que luego me han guiado por toda la vida.
En el 1982 iniciamos la base de un proyecto de recopilación y documentación del deporte puertorriqueño, que fue el inicio de lo que es hoy La Editorial Deportiva CAÍN, que ha producido más de 20 publicaciones y otros tantos proyectos. Fue Elliott el que me dio mis primeras oportunidades en los medios escritos.
Luego con el pasar de los años y décadas estuvimos juntos en cubiertas internacionales deportivas por televisión, por radio, en las justas, en competencias internacionales de atletismo. También desde mediados de los años 80 hasta el presente trabajamos cubiertas en Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos y otros tantos eventos.
Desde el año 2000, casi a diario, fuimos compañeros de la Descarga Original en varias estaciones de radio, ahora en Radio Isla.
Más allá de los conocimientos como redactor, narrador, comentarista, Elliott era un tipo especial. Muy pocas veces estaba enojado, era alegre, pícaro, con un gran compromiso social con la gente más humilde del país. Sus proyectos en Capetillo, La Perla y Sabana Abajo quedan como testigos de su obra.
Su compromiso con la independencia era total e insobornable, pero a pesar de esos sólidos principios podía compartir con todos y ser querido y respetado por sectores que no pensaban igual que él. Era un individuo diplomático, vivía la vida sin rencores, a pesar de que en muchas ocasiones personas, medios y empresas del deporte le fallaron.
Él y yo fuimos diferentes desde que nos conocimos; él no tenía prisa por entregar un escrito, por llegar al programa de radio o de televisión, siempre con su sonrisa y amabilidad nos bajaba las revoluciones a los que somos impulsivos y esclavos del tiempo, como si el mundo se fuera acabar. Cuando había discrepancia entre compañeros, sabía cómo mediar sin entregar sus principios.
Su columna “Las Canto como las Veo” en Claridad, se mantuvo por cerca de cuatro décadas como punta de lanza. Elliott no era egoísta, no pensaba en él, y siempre estuvo disponible para darle la mano y sus conocimientos a los nuevos pininos de los medios en las diferentes plataformas en que trabajó, incluyendo el Canal 24, Telemundo y en otros, siempre siendo leal a Claridad. A esos nuevos muchachos les decía “es importante estudiar, leer, prepararse antes de una cobertura y siempre anticipar el elemento sorpresa”.
Adiós amigo, compañero, hermano, no será fácil para mí en lo que me queda en esta vida. Sabes que no han sido tiempos fáciles en estas últimas semanas, primero se nos fue nuestro amigo y hermano Montesinos de Cuba, luego Cardona y ahora tú.
Gracias por todo lo que aportaste en mí, incluyendo un poco de paciencia, tolerancia y un poco de humor. Sin ti la vida deportiva no será igual, ni tampoco la lucha social y de la independencia. Te extrañaré y quedan inconclusas varias tareas y proyectos que espero finalizar para honrar tu memoria.
Hasta pronto, amigo Elliott