El poder de la unidad del pueblo

Es hora de profundizar en nuestros justos reclamos, con la juventud puertorriqueña a la cabeza. También con el acompañamiento de los luchadores más experimentados de los movimientos sociales y culturales, sin protagonismos, con humildad y solidaridad.
Se impone aprobar una agenda urgente más allá de la partidocracia, que nos sirva de guía para la acción a corto, mediano y largo plazo. Ese es el reto que ahora enfrentamos, luego de saborear nuevamente el extraordinario poder de la unidad puertorriqueña.
Tenemos que ir a las raíces de la relación colonial de 121 años con Estados Unidos (USA) y de la explotación del gran capital extranjero de nuestro país. Vivimos en una dictadura no ya tan perfumada, donde las decisiones más importantes la toman otros en el congreso, la presidencia y los tribunales de USA.
Quedarnos solo en la protesta no es opción, si es que nos proponemos de verdad parir un nuevo Puerto Rico para las futuras generaciones. Las protestas no trascienden sin un proceso de reflexión y organización del pueblo. Así lo demuestra la historia.
Un aspecto esencial es continuar unidos para adquirir la soberanía y todos los poderes políticos usurpados por USA, desde la invasión militar del 25 de julio del 1898. La anexión a esa otra nación por conveniencias económicas, es la entrega total de nuestro derecho a mandar en nuestra propia casa.
Resulta evidente que han sido los jóvenes artistas y los periodistas investigativos más comprometidos con Puerto Rico, los que han logrado unir nuestra nación divida por preferencias de estatus. Estos también han recibido el respaldo mayoritario de la diáspora, y proyectado al mundo entero nuestros justos reclamos como nunca antes.
Inspira orgullo el hermoso despertar masivo de nuestra juventud y el amor por nuestra identidad puertorriqueña. El símbolo único de la bandera nacional de Puerto Rico, representa el compromiso patriótico de todo un pueblo. Atrás quedaron los politiqueros coloniales corruptos de las tribus azules y rojas.
Los esperanzadores últimos eventos han sido convocados y dirigidos por una juventud solidaria, que se moviliza masivamente a través de las redes sociales. Esta es una etapa histórica de una insurrección ciudadana moderna, caracterizada por la espontaneidad, el arrojo y las expresiones artísticas, que reflejan nuestro potencial como pueblo unido.
Ahora nos corresponde profundizar en las raíces de los problemas del sistema colonial y de la aborrecible cultura partidista PNP-PPD de la corrupción. Por eso, nuestra agenda tiene que ser esencialmente por la soberanía y por la justicia social. Esos son los dos pilares estratégicos de nuestra lucha política no partidista, pacífica y democrática. Debemos todos oponernos a la Junta Dictatorial y a la intención de cobrarnos la deuda odiosa. A quien le corresponde pagar esa deuda es a la potencia imperial que nos domina. Oponernos a ese junte de banqueros usureros y negarnos a pagar lo que no nos corresponde, son también dos reclamos impostergables.
Estos cambios profundos en la sociedad no se hacen de la noche a la mañana. Por lo tanto, urge la creación de un movimiento amplio de los artistas, los trabajadores y los comerciantes puertorriqueños, con los más experimentados lideres sociales. Así lograremos la organización de esa poderosa alianza ciudadana y pasar de la protesta a la propuesta. Solo así se lograrán articular las demandas del pueblo, apoyadas por la inmensa mayoría, que producirá poco a poco un cambio hacia una sociedad más justa y una economía sustentable. En ese camino hay que crear ese frente unido diverso que trascienda lo inmediato y le de continuidad a este florecimiento de la dignidad.
Muchas de las ideas sobre los asuntos esenciales se han madurado por décadas desde la sociedad civil y eso permitirá un consenso muy amplio. Lo inmediato es mantener el tesoro más preciado logrado hasta ahora, que es la unidad puertorriqueña. Mantengamos la presión y la movilización contra la partidocracia corrupta del PNP-PPD, pero combinándolo con la organización del pueblo. Se trata de ir de la insurrección a la revolución ciudadana militante, pacífica y democrática.
¡Somos más y no tenemos miedo!