Grandes músicos de Puerto Rico: Inocencio Rivera Scharrón, contrabajista, cuatrista, guitarrista y educador
Dentro de veinte años estarás más decepcionado de las cosas que no hiciste. Así que desata amarras y navega alejándote de los puertos conocidos. Aprovecha los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre. (Mark Twain)
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. (Antonio Machado: Cantares)
El secreto de ir hacia delante es empezar. (Mark Twain)
Si pensamos que la vida de cada cual es un viaje que hacemos en el tiempo y sobre la Tierra, Chencho fue el viajero y aventurero por excelencia. Su vida fue una aventura fascinante, rica en experiencias y en osadías. Fue inteligente, muy sincero, incansable e inquieto. Reconocía sus logros y sus errores. Tuve oportunidades de entrevistarlo en dos ocasiones. Conversé con él otras tantas veces. Con este escrito intento explorar su trayectoria como un músico puertorriqueño desde sus comienzos durante su niñez.
Inocencio Rivera Scharrón, mejor conocido como Chencho Rivera, nació el cuatro de julio de 1932 en la comunidad Jariales de Arecibo. Sus padres fueron Cecilia, natural de San Sebastián, y el arecibeño Restituto. Don Restituto, padre de Inocencio, era pastor pentecostal. Por sus labores pastorales don Restituto se fue de Jariales. Inocencio se quedó en Arecibo con su abuela paterna, con quien aprendió las oraciones católicas. Durante ese período, describía Chencho que no veía pleneros en Arecibo. Lo que se oía era música jíbara. Durante cada mes de enero se veían hombres disfrazados como los Tres Santos Reyes para salir a interpretar música jíbara.
Inocencio describió bailes de bomba que presenció en Jariales durante su niñez. No podía precisar en cual época del año se hacían esos bailes. No recordaba si se hacían durante las fiestas patronales, carnaval u otros eventos recurrentes. En su descripción decía que los músicos de los tambores o barriles tocaban de pie, parados. Según recordaba Chencho, una muchacha salía de una jaulita. Se presentaban unos hombres y uno de ellos perseguía a la muchacha. Esas personas usaban vendas. Claro está que esa descripción es de un adulto que presenció unos eventos durante su niñez ya muy distante. Esos participantes llegaban a Jariales dos o tres días antes de los eventos a celebrarse.
- ¡Oh, jóvenes! ¿Qué fuerza os impele a buscar caminos desconocidos? (Virgilio: La Eneida)
Más adelante, Inocencio fue a residir al barrio Abra Honda de Camuy, donde está la
Iglesia de Piedra, el templo metodista en ese barrio. Fue la congregación metodista la que ayudó a don Restituto a construir la vivienda para su familia. Por otro lado, en el templo pentecostal del sector Malojillo, donde pastoreaba don Restituto, había un espacio donde se congregaban treinta o cuarenta feligreses. Había una guitarra verde con un vivo o borde negro. Allí, en ese templo, cantaba doña Cecilia. Ella cantaba muy bonito, según contaba Inocencio. El niño Chencho la acompañaba con la guitarra verde. Él solamente sabía tocar los acordes de do mayor y de sol dominante aunque sólo usaba las cuatro cuerdas más agudas de la guitarra. Chencho recordaba que las cuerdas de la guitarra eran de tripas, posiblemente de ovejas. El sonido de aquellas cuerdas era semejante al de las cuerdas actuales de nilón o nailon. Esas cuerdas se compraban. Según Chencho, las cuerdas de metal marca Campana llegaron por primera vez a Puerto Rico alrededor de 1940.
Chencho recordaba sus primeras lecciones de guitarra. Había un muchacho mayor que él llamado “El Bolo”, hijo de María Soto. “El Bolo” le enseñaba a tocar la guitarra y el tiple. Relataba don Inocencio que en ese tiempo había cuatros de cuatro cuerdas y de cuatro pares de cuerdas. Se veían muchos tiples y tiplones en el Arecibo y Camuy de esa época. En cualquier casa había un tiple. Incluso, recuerda haber visto una vez un tiple hecho de madera de almácigo. Los cuatros y tiples se afinaban en cuartas. Esos cuatros tenían la forma antigua, cuya caja de resonancia era cuadrada cerca del brazo y el resto del cuerpo del instrumento redondeado. No tenían la forma aviolinada que tienen hoy día.
En la iglesia había un señor que tocaba acordeón. Recalcaba Inocencio que en las iglesias había muchos malos aficionados a la música. Allí se tocaba y cantaba himnos y coritos. Eran malos músicos y no querían aprender tampoco. Fuera de las iglesias ocurrían parrandas con cuatros, tiples, guitarras y güiros.
Chencho aprendió a tocar la guitarra. Le ponía una ceja (capotasto) en el cuarto traste para hacer que su guitarra sonara como un requinto. Tocaba la primera guitarra y cantaba la segunda o tercera voz. Llegó a tocar con varios tríos. Uno de ellos fue el Trío Lírico Antillano. En 1947 emigró desde Puerto Rico hacia el Bronx en Nueva York. Luego se estableció en Chicago. Allí vivió desde 1950 hasta el 1952.
Para esa época fue que el Océano Atlántico cubrió la zona donde había estado la comunidad de Jariales. La población fue reubicada en otra comunidad denominada Jarialitos. Por eso Chencho decía que su lugar de nacimiento había sido tragado por el mar. ¿Quién allí habría ofendido a Poseidón?
En 1952 regresó al Bronx para luego establecerse en Los Ángeles ya en 1955. Allí, en California, vivió hasta 1963. En Los Ángeles comenzó a estudiar el contrabajo. Inocencio me comentó que su primer contrabajo era de la marca Kay.
En Nueva York y en Los Ángeles tuvo la oportunidad de participar en programas musicales y comedias radiales. Además, trabajó en la construcción de aviones. Estaba preparado para esas labores porque en Puerto Rico enseñaban las artes industriales. En Los Ángeles, Inocencio fue el director musical de la orquesta tipo big band que acompañaba a Bobby Capó. Esa orquesta tenía dos saxofones altos, dos saxofones tenores, un saxofón barítono, tres trompetas, percusión, batería, contrabajo y piano. Chencho quiso dedicarse a la dirección musical, por lo que contrató a su maestro de contrabajo para se hiciera cargo de tocar el instrumento en la orquesta. Comentaba Chencho que Bobby Capó era un gran bailador. Inocencio vivió en Los Ángeles hasta 1963. Se unió a la orquesta de Dámaso Pérez Prado. Con esa orquesta tocó en Las Vegas, Hawaii, Japón, Nueva York, Venezuela y varias islas del Caribe. Cuando dejó la orquesta de Pérez Prado, volvió Puerto Rico para ver a su madre. Entonces ella vivía en Santurce.
Inocencio Rivera perteneció a distintos sindicatos y federaciones de músicos. Supo desenvolverse bien en el complicado negocio de la música. Conocía de asuntos y conflictos laborales. Las entrevistas y conversaciones que tuve con él arrojan mucha luz sobre asuntos de los músicos de las décadas de 1940 hasta su fallecimiento en 2022.
Chencho tocó con Rafael Cortijo y con Mon Rivera. En 1964 Chencho tocó con un cuarteto que emulaba el estilo del sexteto de Joe Cuba. Este conjunto posiblemente denominado Candela, junto a Modesto Cepeda (tumbadora), Mario Román (piano) y el famoso Golé (timbal). Luego tocó con José Luis Moneró y con el violinista Pablo Elvira. En 1966 Inocencio acompañó al célebre Cal Tjader en su gira de diez díaz por Nueva York. Tocó junto al pianista Charlie Palmieri y al percusionista Francisco Aguabella. También acompañó a los virtuosos pianistas Joe Loco y Luisito Benjamín respectivamente. Tocó con Johnny Pacheco y Pete “El Conde” Rodríguez. Formó parte de la orquesta de José Luis Moneró.
III. ¡Heraldo! ¿Por qué se fue mi hijo? Ninguna necesidad tenía de embarcarse en las naves de ligero curso, que sirven a los hombres como caballos por el mar y atraviesan la gran extensión del agua. (Homero: La Odisea, canto IV)
Fue Cucco Peña quien lo llevó a la Orquesta Panamericana de don Ángel “Lito” Peña. Después Inocencio acompañó como bajista a Armando Manzanero durante su gira en Puerto Rico. Fue Manzanero quien convenció a Chencho a que partiera hacia México. El baterista de Marco Antonio Muñiz le ayudó a conseguir vivienda. Su domicilio estaba en la calle Roma de la Zona Rosa, parte del entonces Distrito Federal. Abraham Peña, presidente de la Federación de Músicos en Puerto Rico, le ayudó con una carta dirigida al sindicato de músicos en México para que le permitieran laborar a Inocencio al menos dos veces por semana en jurisdicción mexicana. En México Inocencio vivió y laboró durante casi dos años (1972-1974).
- No todos los que deambulan están perdidos (J. R. R. Tolkien). Hay una especie de magia cuando nos vamos lejos y, al volver, hemos cambiado. (Kate Douglas Wiggin)
En México fue que se enteró de que un profesor del prestigioso Berklee School of Music impartía clases durante cinco meses al año en territorio mexicano sobre distintas materias musicales. Ese profesor visitante enseñaba lectura y dictado, armonía y de otros temas importantes para los músicos.
Chencho se fue de México para vivir en Los Ángeles nuevamente. Le escribió a Berklee College of Music y fue aceptado como estudiante. Empezó estudios en el Berklee College of Music. Más adelante se pasó a la International University ubicada en Independence, Misuri. Allí terminó sus estudios de bachillerato e hizo su maestría en educación. Regresó a Berklee donde ejerció como docente. Su defunción inesperada no dio oportunidad para preguntarle más sobre esas experiencias como estudiante y como docente. También hizo estudios de la historia de Puerto Rico, literatura en lengua inglesa además de ciencias de la computadora en Brooklyn College.
Inocencio Rivera publicó su libro para bajo latino en 1969 cuando formaba parte de la orquesta de José Luis Moneró. Fue músico de la Orquesta Panamericana dirigida por el maestro Ángel “Lito Peña”. Tocó junto a los saxofonistas Rafael Martínez y Freddie Miranda. También tocó junto a los trompetistas Juancito Torres, Tito Lara y Carlos “Coamito” Martínez. Acompañó a Julita Ross y a Claudio Ferrer. Siempre vivió agradecido de que Mario Ortiz le revisaba, tocaba y comentaba los primeros arreglos que le sometía al maestro Ortiz para beneficiarse de sus recomendaciones. Tocó con Ray Barreto, Johnny “El Bravo” López, Willie Colón y Tito Rodríguez. Tocó junto a Américo Méndez, Vitín Calderón, Millito Cruz y Polito Huertas. Fue parte del Grupo Yunque. Esta agrupación interpretaba marumbas, valses, mazurcas, danzas, seises, aguinaldos, guarachas, pasodobles y danzones.
- Permítanme no morir sin gloria y sin lucha, pero permítanme primero hacer algo grande que se contará entre los hombres en el más allá. (Homero: La Ilíada)
Inocencio publicó tres discos compactos con su Conjunto Abacoa. Publicó dos novelas. Publicó un método para el bajo latino y otro para el cuatro puertorriqueño. Escribió una tesis de maestría en educación para la International University en Misuri. Hacer una discografía de sus grabaciones con esa diversidad de artistas y orquestas sería un estudio difícil. No siempre las notas a los discos tienen información sobre los músicos participantes. Él ya no está para asesorar en tal proyecto. Sin embargo, grabó al menos para un elepé de la Orquesta Panamericana. No dudo que la lista de artistas a quienes acompañó está incompleta. Su vida fue una gran aventura sin par rica en sucesos, retos, luchas, pruebas, errores, aciertos, metas y logros. Cuando lo entrevisté en diciembre de 2021, nos cantó y acompañó con su guitarra un himno que había compuesto. Inocencio Rivera Scharrón murió el 20 de enero de 2022.
¿Cuántas veces pasó entre Escila y Caribdis? ¿Contra cuántos cíclopes y arpías luchó? ¿Cuántas veces buscó al velloncino de oro? ¿Cuántas veces resistió el canto de las sirenas? Termino este escrito con la siguiente cita del aedo Homero:
Un hombre que ha pasado por experiencias amargas y ha viajado lejos, disfruta incluso de sus sufrimientos después de un tiempo. ( La Odisea)
¡Descanse en paz, colega Chencho!