La poesía como arma de combate en Puerto Rico
Pronunciado el 14 de junio de 2018 en el Colegio de Abogados en un acto para presentar una antología en honor a Ana Belén Montes y Nina Droz.
Para algunos, la poesía es fantasía y evasión, una manera de enajenarse de la realidad, según la definen los pragmáticos, los formalistas y los positivistas. Para otros, es una manera subliminal de enfrentar los dolores, la persecución, la represión, haciendo de ella un instrumento de alerta, de concientización y de combate. Los que se encargan del orden social, vía la propaganda, la manipulación de los medios sociales, el control de los medios de producción, ven en la poesía un enemigo que hay que combatir. Dicen que la poesía no vende. Que es un género cursi. Que el que escribe bien y conoce el idioma, hace novela, cuento, ensayo pero no poesía. La minimizan y la caricaturizan diciendo que es el arma de los sentimentaloides.
En la época del fascismo Europeo, Pablo Neruda, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Julia De Burgos, Marcos Ana, entre otros, la usaron para resistir, para cantarle a los pueblos, para llevar consuelo, para decir con ingenio, cosas que pertenecían al clandestinaje obligado. Era arma para enamorar pero también para concientizar. La poesía era denuncia y a la vez, sublimación del dolor. Así, Miguel Hernández usó la poesía como arma de resistencia durante su encierro carcelario, en la época del Franquismo. Ante la pobreza de su mujer, estando él encarcelado, su hijo no tenía que comer. Se alimentaba de la leche de la madre que solo comía cebollas porque era lo que estaba disponible en su dieta. Ella se quejaba de que al niño la leche le sabía a cebolla. Miguel no se arredró, ni se arrepintió de la lucha que lo llevó a la cárcel en momentos en que su hijo lo necesitaba. Así nació “La Nana de la cebolla”, que dice en parte:
“La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre….”
Marcos Ana, preso por combatir el fascismo Franquista, no se dejó deshumanizar, vivió en la cárcel, añorando el amor, pensando cómo era la experiencia de besar una mujer y escribió, para resistir la soledad y la ausencia de libertad física, estos versos hermosos:
“Decidme como es un árbol”
“Decidme como es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire
recítame un horizonte
sin cerradura y sin llave
como la choza de un pobre
decidme como es el beso de una mujer
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo”…
Nuestro Juan Antonio Corretjer, tampoco permitió que le privaran de la libertad de amar y pensar. No pudo evitar la restricción física pero creó las condiciones espirituales y estéticas para ser libre en la cárcel, dejando volar su ingenio y su pensamiento. Con esas armas torturó y humilló a sus carceleros, con su poema Distancias; diciéndoles:
“Mi corazón solía
gozar la epifanía
de las cosas lejanas muy cercanas
beber su poesía (1)
y no sufrir la fría
soledad de las cosas tan lejanas.
¡Suertes que juega el ágil rapacillo
al corazón sencillo
que sabe amar humilde y bravamente!
¡Nunca estaré yo preso
en enemigas manos, tan opreso
que no aspire mi pecho libremente,
e ilumine lo obscuro
y salte sobre el muro
y al campo de mi patria raudo vuele
adonde monte el potro la lomada
y en la flor rociada
el zumbador revuele!…”
Clemente Soto Vélez, en la década del cincuenta, época de la ley de la mordaza, de la palabra como delito[1], de la persecución atroz, cruel, negadora de sí misma y de lo nuestro, se levantó y cantó a su pueblo, echando a volar su ansia de libertad y enterrando el Miedo, a Caballo de Palo, afirmando en sus versos:
Lo conocí jugando
con su edad
entre las flores,
cargando agua
para bocas sedientas
en las copas de los árboles.
Lo conocí conversando
entre sueños
con el sufrimiento universal
de los obreros
o la pluralidad del corazón
abriendo las mordeduras de sus páginas
ante el tribunal de los dolores. (p. 29)…
Nuestra Julia De Burgos, Julia de los dolores, madre de los amores, vientre de sueños, hace homenaje a los patriotas que van a la cárcel con Don Pedro Albizu Campos, al exilio, ungidos con hambre santa de libertad.[2]Veamos esta cita parcial del poema…
“Con la inocencia en sus almas
Serenos, firmes dormían,
Cuando una voz desterrada
Sorprende sus ocho vidas,
Luciendo dientes de imperio
Y “levantaos” les grita.
A ellos, a ellos, tan altos,
Tan símbolos de hidalguía
Que por estar levantados
en su país no cabían”[3].
Julia cultivo la poesía sin ser panfletaria. Domino también el arte de la prosa poética, combinando ambos géneros con maestría. Por eso, en 1936, en su discurso, “La mujer ante el dolor de la Patria”, en el Ateneo Puertorriqueño, hace un llamado a las mujeres presentes para que se involucraran activamente en la lucha por la independencia de Puerto Rico. Oigamos un fragmento de ese discurso:
Decía Julia: “Necesitamos recursos, recursos materiales. Hay que darlo todo. Es un deber darlo todo. Es un imperativo. Tus alhajas, mujer, no son necesarias, tu dinero es imprescindible. No podemos detenernos en la lucha por falta de un recurso material. El mundo entero se avergonzará de nosotras si se entera que por falta de recursos materiales, la lucha por la libertad de nuestros patriotas y por la libertad de nuestra patria, causa que van hermanadas una a la otra, se detiene. Que nunca se diga jamás que eso ha sucedido en Puerto Rico. Vida y hacienda es preciso dar. Hay que salvar nuestros hombres y hay que salvar nuestra patria. Da tu concurso entero, mujer. Da tu concurso pleno, hombre. Y que sea toda esa consagración un goce santo, un goce inmenso, el goce hondo, del alma, que significa el haber cumplido con nuestro deber de dignas hijas e hijos de esta sagrada tierra.” Cierro la cita.
En el lado Europeo, vemos la utilidad de la poesía, no solo para resistir, sino también para el trabajo conjunto, para la creación literaria, para la reflexión sobre sus componentes esenciales. Cito un artículo que ilustra lo que examinamos en la lucha poética:
La poesía es un arma cargada de futuro: Gabriel Celaya y Paco Ibáñez (extractos de un poema) viernes, 23 de noviembre de 2007, cito parcialmente:
“cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”…
Volviendo al poeta de Alicante, Miguel Hernández, que más que pastor de cabras, según la leyenda que se construye alrededor de él, era un lector acucioso y reflexivo sobre lo que es la poesía. La define así:
“El poema es definido en el primer escrito mencionado como «una bella mentira fingida. Una verdad insinuada» y luego se explicita que «sólo insinuándola, no parece una verdad mentira» (2113).4[4]
Neruda en su discurso de aceptación del premio Nobel define la poesía como arma de combate, de esta manera:
«El poeta que no sea realista va muerto. Pero el poeta que sea sólo realista va muerto también. El poeta que sea sólo irracional será entendido sólo por su persona y por su amada, y esto es bastante triste. El poeta que sea sólo un racionalista será entendido hasta por los asnos, y esto es también sumamente triste. Estos dos personajes importantísimos mantienen una lucha dentro de la poesía, y en esta batalla vence uno y vence otro, pero la poesía no puede quedar derrotada.»[5]
En nuestra realidad colonial, la poesía es anticlimática. Es irreverente y desafiante pero también es canto y es belleza. Es una afirmación de que la realidad se puede transformar y de que la justicia no es una utopía, es decir, el lugar que no existe. Lo justo, lo hermoso, lo pasional, el fuego que nos quema en la conciencia como la loca de la casa; al decir de Rosa Montero, no solo existe, sino que es necesario. Es combustible para vivir y para beber el vino y el fruto del trabajo del hombre. Aun sin dinero, es el aderezo del pan y de la hostia consagrada. Es el arma que permite, mirar a los ojos de la patria, igual que a los de la amada y decirle como declamó un poeta anónimo:
“Sé que no tengo nada que darte, solo el valor del amor que has sembrado en mí y que aunque duela, durará por los siglos de los siglos, como el ansia de libertad de mi nación esclava, hasta que esta se haga carne. Por eso y porque contra todo pronóstico, nos da fuerzas para seguir en lucha constante, la poesía es arma de combate”…
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[1] Ver: La palabra como delito, los discursos por los que condenaron a Pedro Albizu Campos 1948-1950 (Río Piedras: Editorial Cultural, 1993).
[2] Para un análisis más profundo y documentado, Ver el siguiente ensayo que profundiza en la obra política de Julia de Burgos: Federico Cintrón Fiallo, Julia De Burgos, Luchadora política nacionalista Proletaria, Universal; publicado en Ochenta Grados, 17 de julio del 2015.
[3] Ver “Responso de Ocho Partidas”, según citado en José Manuel Torres Santiago, Julia De Burgos, Poeta Maldita, pág. 93,ed. Libros de la Iguana,2014
[4] Es decir, la poesía es pensada como una forma de ficción, en consonancia con una discursividad moderna, diseñada a partir -según Laura Scara-no- de «tres matrices: concepción trascendentalista del arte, ideología carismática del artista y autonomía de la obra, con la consecuente postulación de un lector minoritario y la desvinculación de la praxis artística con respecto a la praxis vital» (citado en Romano: 16 Citado en: CELEHIS no.27 Mar del Plata jun. 2014 DOSSIER DE POESÍA De la «verdad insinuada» a la «poesía como un arma». Sobre el discurso auto poético en Miguel Hernández1
[5] P. Neruda, Confieso que he vivido; memorias, Seix Barral, Barcelona, 1974, pág.361.