Lady Bird: Genial
Al igual que la escritora-directora, Lady Bird vive en Sacramento, California (Gerwig nació allí) y va a una escuela católica; y tiene una madre que es enfermera (Laurie Metcalf), como la suya. La niña de 17 años es una rebelde que tiene una relación un poco tirante con su familia, particularmente con su madre, y en la escuela hace cosas y crea situaciones que la separan del resto de sus compañeros. La excepción es Julianne “Julie” Steffans, su mejor amiga con quien se come las hostias (ante de ser bendecidas).
Uno de los problemas que tiene Lady Bird es que detesta Sacramento y quiere irse a un lugar “donde haya cultura y excitación” y eso solo Nueva York lo puede suplir. Enfocada en salir de donde está, solicita a las universidades del este, principalmente a las de la Ciudad Manzana y espera con impaciencia que le respondan. Mientras tanto, están los muchachos, uno de los cuales, Danny (Lucas Hedges) conoce cuando se apunta para unirse al teatro de la escuela. Una serie de sucesos agudizan el deseo de fuga en Lady Bird y sus relaciones interpersonales con sus amigos y su familia se ponen más tensas y difíciles.
En “Frances Ha”, que escribió con su colaborador en varios proyectos y director de esa película, Noah Baumbach, Gerwig hizo de Manhattan lo que sueñan muchos y lo que dice la canción que lleva ese nombre: “The great big city is a wonderous toy…” En esta, nos va llevando por los lugares hermosos de Sacramento sin que nos demos cuenta y nos va preparando para la paradoja que resulta ser el repudio de su ciudad natal. Aunque no tan ruidosa ni aparatosa como Manhattan, notamos que, como muchas otras, la ciudad tiene su encanto especial.
Lady Bird lucha también con esos periodos que tienen los adolescentes en que abandonan lo que es rutina para explorar con resultados mixtos nuevas experiencias y nuevas amistades. En su caso, esto la desvía en una dirección que jamás pensó, pues la hace descubrir asuntos familiares que no estaban tan evidentes ni tenían el significado que ahora les atribuye. Está en particular la situación de su padre y las necesidades del resto de su familia que ella ha ignorado por mucho tiempo. Incrementa la tensión que su madre es tan intensa como ella y percibe falta de respeto en la más mínima acción de su hija.
Gerwig escribe diálogo que tiene chispa y que pica. Muchos de los intercambios verbales entre Lady Bird y las personas que la rodean parecen ser el ataque de los cuervos en “The Birds” de Hitchcock. No cede, y es capaz de doblegar con su vehemencia al más sólido o la más insistente. Las escenas entre Lady Bird y la monja Sister Sarah Joan (Lois Smith, quien se roba todas las escenas en que aparece) son graciosas por su agudeza y su encanto. Al mismo tiempo que Lady Bird es dura y un poco vengativa, sus reacciones en situaciones que lo demandan son humildes y consoladoras.
Ayuda enormemente que la actuación de Saoirse Ronan (quien tiene 23 años) como una adolescente es perfecta. Sus reacciones, sus desencantos, sus alegrías, son manifestadas con la gracia que uno espera de cualquier niña que está a punto de convertirse en mujer y que aún no sabe exactamente cómo comportarse. Ya habíamos visto en “Brooklyn” (2015) la capacidad expresiva de esta joven actriz de gran fuerza que puede ir desde lo cómico a lo dramático con gran facilidad.
De igual forma, Laurie Metcalf inyecta en su personaje la ambivalencia que invade a toda madre que quiere a sus hijos pero los encuentra difíciles. Su relación con su marido son un ejemplo de cómo un buen actor nos hace saber qué sucede más allá de la pantalla entre los personajes. En eso Metcalf sobrepasa nuestras expectativas gracias a su experiencia en el teatro. Una escena en el aeropuerto debe ser usada en clases de arte dramático para que el aspirante a actor sepa cómo enfatizar sin exagerar.
La película es una comedia dramática de primer orden que nos recuerda que todavía Hollywood es capaz de dejarnos apreciar algo bueno sin recurrir a tiros y explosiones. Además, que hay mujeres que pueden ser directoras de filmes sobresalientes. Van a gozar de lo lindo, y si tienen una Lady Bird incubándose en casa, tal vez aprendan dos o tres cosas sobre qué hacer cuando estas jóvenes toman vuelo.