“Lo prefiero”, texto de Rafah Acevedo
En la madrugada, hace un rato, estaban preparando el desayuno. Insípido y veloz. Como lo prefiera el cliente, aunque lo que prefieran los que están esta mañana en la ventanilla del servicarro es dinero, rápido. La mujer que sirve los pálidos revoltillos también quiere y necesita dinero. Por eso está ahí, como en una fábrica del siglo XIX, muy temprano en su trabajo.
Esta mujer de 26 años habrá visto el cañón apuntando. Habrá tratado de cerrar la ventanilla en un gesto intuitivo. Los tipos que prefieren unos pesos a la vida disparan. En el lado izquierdo del pecho, esta mujer que seguramente preferiría una vida digna y plena, siente que todo se escapa.
Sin embargo, parece que esa cadena de servicio es necesaria para que el mundo siga girando. Imaginemos el caos. Recogen a la mujer herida. Los asesinos escapan en busca de otro lugar para robarse unos pesos. La sangre habrá manchado el suelo. Se la llevan y algún empleado o un eficiente gerente pasa un mapo y buenos días dígame su orden.
Yo quiero que se detengan. Que me den aunque sea unos minutos de su tiempo. Una mujer acaba de ser baleada frente a tus ojos. Es un ser humano que ve como se escapa la vida. Y no hay dinero en el mundo, ni siquiera ese mínimo federal que cobras, que te confiera la frialdad de limpiar la escena de un asesinato, y por esa misma ventanilla servirle al próximo cliente lo que quiera.
Quiero que pares la cadena. Lo prefiero a continuar sobreviviendo como si esto fuera normal. Prefiero no acostumbrarme a que la vida no vale nada. No hay modo de ponerle precio a un ser humano. En apenas una semana del nuevo año han asesinado a 22. Prefiero no acostumbrarme a esto.
Prefiero que me repugne el asesinato. Quiero amar la vida y respetarla. Me niego a tomar tu orden.
El autor es escritor y profesor universitario en el Recinto de Río Piedras de la UPR. Publicado originalmente en El Nuevo Día.