Luisito (o perfil psicológico de un renegado)
¡Ah, si mi pueblo supiera
quiénes son los que no son!
Ahí tenemos a Luisito, el hijo
de Míster Washington Reguero.
(El viejo maestro retirado
con una pensión ridícula)
Sí, a Luisito, el muchacho aquel
de la cara de hambre,
y los zapatos grandes…,
del verbo fácil
y el gesto resuelto.
El de los vidrios rotos de Sears
y las consignas hirientes:
“¡Go home, Yanki, go home!”
Que llevaba a Martí en el corazón
y lo citaba con acendrado cariño:
“Nuestro vino será amargo
pero es nuestro”…
Y que era, además
discípulo del Maestro:
“La Patria es valor y sacrificio”.
Ahí tenemos a Luisito,
el muchacho aquél del que decían
los santurrones del pueblo:
“Si se reforma… llegará lejos
porque tiene gracia el pend-le-le”…
Y andando el tiempo
Luisito se reformó…
Y naufragó en las playas doradas
del presupuesto insular.
Y lo nombraron consultor,
muy bien remunerado,
de alguna agencia de algo.
Después se perdió en los vericuetos
del éxito fácil…
Y mandó al “laundry” a lavar
y a planchar su mala conciencia
y este se la devolvió
sin una manchita de vergüenza,
sin una arruga de remordimiento.
Y la benemérita institución
de la Empresa Privada
lo acogió en su regazo amoroso,
con sus afiladas garras de águila
y sus tímidos colmillos de Drácula.
Y ¡cosas veredes, Mercedes
¡Cosas veredes, Sancho, amigo mío!
Tan traído y tan llevado, el hijo
de Mr. Washington Reguero…
Con su expertisse de la Alta Finanza;
Su conocimiento íntimo
De las entretelas del Gobierno;
su audacia vendiendo influencias,
y su rapport cobrando favores
con la etiqueta puritana de:
“servicios profesionales”…
y el visto bueno del
Better Buisness Bureau…
¡Ah, si mi pueblo supiera
quiénes son los que no son!
Porque en esta burundanga
criolla nuestra, a veces
se confunde la papa caliente
con la cebolla podrida…
Pero, volviendo de nuevo
al Luisito del cuento.
Este ha echado ahora barriga
y tiene patillas postizas;
y lleva una peluca moderna
que le da un aire, un aura,
de muñeco de trapo importante.
Viste elegante de Clubman,
corbata de treinta y cinco;
traje gris de trescientos;
camisa de seda a rayas;
y, luce unos zapatos de tacón alto
de fina marca italiana…
Por aquello de que:
sus pies en la tierra
y los zapatos en la Gloria…
Claro, además de vestir elegante
Luisito es un bon-vivant.
Su yate “Patria” es leyenda
de francachelas marítimas…
con cabina de caoba,
barra y televisión a colores.
Y un lujoso camarote
para sus amores discretos
de puñaladas de pícaro…
Fuma ahora cigarro gusano de a peso.
Y además de otra zarandajas de Detroit
tiene un flamante carro sport europeo.
Y, para decirlo a la manera de Jacobo
Luisito ya no va al Bar de Yeyo
sino a los cocteles del Hilton.
Porque este alterna ahora
con la gente linda,
y es figura distinguida de nuestro
inquieto “jet-set” criollo.
Salta a Europa de un estornudo
y entre jolgorio y jolgorio
confecciona uno que otro
negocio turbio- lucrativo.
(Business is buisness)
Y, “no sera moral, pero es legal”.
Esa es la frase favorita de Luisito;
a quien sus amigos de Roma llaman
con humorismo chato: Punto Fijo
porque siempre en sus múltiples viajes
recala en Roma, la ciudad santa
y visita al Papa
Y este siempre lo recibe
en audiencia privada,
¡porque es una oveja de mucha lana!
¡devotamente rico!
Y dicho sea de paso,
y aunque no venga al caso:
diz, que Luisito es muy católico;
pero, la verdad es
que no es muy cristiano…
Milagro de los panes y los peces.
¡Qué mucho le rinde el dinero
al hijo de Mister Washington Reguero!
Pero es que Luisito es muy popular,
liberal y progresista.
Y está hasta aquí en el majarete.
Es decir, en la movida.
Y con tanto negocio lindo
que se estila por ahí
donde hay mucho que ganar
“with the right connection”
y nada que perder
que no sea la vergüenza…
Pues Luisito se ha graduado
también de alcahuete;
de alcahuete glorificado
de la Mafia inexistente:
la Oficial y la Oficiosa;
y es un maestro en aquello de:
“lo que haga su mano derecha
que no lo sepa la izquierda”…
¡Ah, si mi pueblo supiera
quienes son los que no son!
Decía mi abuela española
que no es oro todo lo que reluce
Por eso, nuestro tan cacareado
progreso material tiene una larga
rabiza cavernaria…
Sequía de hombres.
Y aguacero tropical de humanoides
bien pagados y maquillados.
Y, para muestra, un botón.
Ahí tenemos a Luisito, que bajó de
la montaña como un huracán de
protesta contra tanta hipocresía
y tanta explotación
convertido ahora en un “héroe galopante”
de esta sociedad corrupta.
Por eso no hay mujer de su calaña
que se le resista,
ni agente de su pellejo
que no soborne.
Y es que Luisito es generoso
es espléndido con su
plata mal habida…
Diríase que quiere borrar
a billetazo limpio el recuerdo
del grito áquel
de su juventud rebelde;
¡Coño, que no quiero ser militar!
Y mucho menos morir
como un idiota en Korea!
«Que los Yankis pongan los muertos
que yo les pago la misa».
Y es que a pesar
de sus muchos triunfos mundanos:
poder, dinero, lujo insultante;
y amor, amor a manos llenas,amor comprado…
en el hondón de su conciencia
Luisito lleva un diablillo soterrado.
Y es, el recuerdo poco edificante
de sus errores de juventud;
prólogo turbio
a su carrera triunfante…
Pero, ¡chitón!
Que hay mucho camarón por ahí,
mucho camarón, mucho camarón
c-a-b-r-ó-n – soplón
Ah, buenas razones tenían
los santurrones del pueblo!
Si se reforma, decían, llegará lejos…
¡Recoño! Que el muchacho se reformó.
Y se tragó el Sistema un pendejo,
Y vomitó la PATRIA un traidor.
por José “Pepe” Coss
(1971)
* Transcripción por José “Cheíto” Coss, 17 de diciembre 2010