Para que el tsunami pare con el cuerpo de los pobres
Publicado: 18 de mayo de 2018

El fanguito, Hato Rey Puerto Rico, 1973.
Un devoto de San Fermín esperaba de rodillas
Era 11 de octubre de 1918
El primer estertor hizo crujir las piedras profundas
En el vientre de su casa y el suyo
El segundo le echó la casa abajo
Sólo quedó en pie un arco del que colgaba una imagen del santo
Entonces el mar devolvió el minutero
El tiempo y el agua retrocedían en contra de la lógica y el reloj
Katsushika Hokusai debió haber pintado
Ese tsunami desde tierras altas
Los ricos corrieron hacia esas tierras
Los pobres no
Los pobres corrieron al mar que los había alimentado
Ellos fueron
A lo que minutos antes era del mar
Ahora
El aire asfixiaba a los peces sobre la arena
Debajo de los botes
Que el mar mismo había encallado
Las aguas negras continuaban descargando sobre la bahía
Las mujeres que olían a salitre
Golpeaban la cabeza de los peces con trozos de coral
Ellas se estremecían con aleteos violentos en sus faldas roídas
Niños famélicos buscaban las piedras lisas que habrían lanzado días atrás
Con sus cayos en el cieno
Hombres curtidos escudriñaban algo de valor entre isópodos y langostas
Pero el mar regresó
A buscar lo que eran suyo
Y levantó el agua sucia y los peces y el cieno y los barcos
Cuando el mar se arrastró por la bahía con sus dedos
Arrancó las puertas de las casas de sus goznes
Choco entre si los ladrillos
Mezcló arcilla y sangre
Arrastró las estacas y a los caballos
Los cuerpos de los pobres danzaban mareados en el agua cenagosa que el mar traía
Los metía a la fuerza
A los espacios que fueran los más exquisitos
Arrastró sus pies por recibidores de pisos de mármol
Los acostó en camas de algodón egipcio
Peinó sus melenas en tinas de porcelana pulida
Los sentó en la cabeza de las mesas de cedro
Los ocultó en sus lacenas entre conservas
Bacalao seco y rabos de longaniza
El mar que los había alimentado desde su infancia
No sentía el más mínimo remordimiento
Cuando el agua se retiró
Y no quedó nada con forma humana
El mar nunca se fue
Por primera vez los ricos le temieron a algo
Sí
El miedo los hizo abandonar las ruinas de las casas
Con vista al mar y al ocaso
Retrocedieron
Dejaron allí levantar casuchas y residenciales
Para que el tsunami parara con el cuerpo de los pobres
Los ricos volvieron a edificar sus casas
Y echaron de los montes a los pobres
Con usura perros legales y pagos obscenos
Derribaron humildes casas
Los mandaron al cieno de la costa
Ellos se quedaron arriba
Esta vez en los barrios más altos
Más altos que saña de las sedientas olas
Arquitectos diseñaron sus casas posicionadas al ocaso
Para que sus despachos
Poseyeran la mejor vista
Para ver
Algún día
Cómo regresaba el mar
Lo más visto
Trump, el cowboy del siglo XXI y su nueva fiebre del oro
15 de febrero de 2025
El nuevo Plan Fiscal de la AEE sella una década de penurias, perdón, penumbra
14 de febrero de 2025