Texto e imagen: Poemas de Guillermo Arróniz López | Arte de Francisco de Goya
Esta sección a cargo de los poetas Alexandra Pagán y Daniel Torres pretende, a modo de ejercicio experimental, provocar un diálogo entre la plástica y la poesía. Sin establecer rumbos definitivos ni sobreponer una forma artística sobre otra. Buscamos que, desde su autonomía autorreferencial, lo visual y lo poético se relacionen en medio del espacio de lectura que ofrece 80 grados. Esto es una gesta por divulgar obras, al tiempo que unimos creadores que no necesariamente corresponden en tiempo y lugar, pero que desde sus piezas el lector o lectora puede construir puentes imaginativos y narrativas que hagan de este o esta un ente creativo en su apreciación.
«El caballero de la mano en el pecho». El Greco. Museo del Prado, Madrid.
Enigma tu mirada tan directa,
orgullo de español con gallardía.
Corola del encaje, blanca y fría,
tu gola es una incógnita perfecta.
Teñida tu figura predilecta
-hispánico color de la hidalguía-
nos lanza su silencio como un guía
y en él una promesa se proyecta.
Tu fe se guarda sólo pecho adentro;
tu espada nunca es pérfida, ni juego;
tu nombre está escondido, como el ego,
en ese medallón, secreto centro
de toda la quietud de tu trasiego.
Tu blanco corazón respira fuego.
Del libro De Verso en Greco. 2015.
«Cristo Crucificado». José Jiménez Donoso. Iglesia de San Ginés, Madrid.
Tu cuerpo no es, Señor, de porcelana;
más suave me parece y delicado,
más blanco en su relámpago encarnado,
más puro en su azucena siempre humana.
Tu cuerpo es en la noche la mañana,
un faro de ternura inmaculado,
antorcha de candor ilimitado,
clarísimo dulzor que al alma sana.
Al Padre tus pupilas buscan quietas,
extáticas, brillantes de dolor.
Refulge el sacrificio por Amor,
retumba este silencio de trompetas.
tiniebla alrededor de la Pasión
y un labio ensangrentado de Perdón.
Del libro Mi fe desnuda. El Cristo de Cellini. 2019.
La esfinge os presta, mítica Duquesa,
su máscara hierática y misterio.
Leyenda literaria es vuestro impero
y en él lo fascinante os hace presa.
De blanco y rojo Goya -que os profesa
la dulce devoción del hombre serio-
os pinta en su adorado cautiverio,
y en cada pincelada, suave, os besa.
Perrito blanco es el compañero
que os da en este retrato luminoso.
El lazo lo presenta más gracioso…
quizá se «autorretrata» con salero
y humor de quien se sabe vuestro esclavo
y es dócil y leal… ¡mas también bravo!
Del libro Veintinueve poemas para el Palacio de Liria. 2021.