Primero de Mayo de 2017

1ro de mayo 2017
Anoche me acosté muy afectada luego de ver el documental “LA 92” en el canal de National Geographic sobre los disturbios luego de la paliza a Rodney King por parte de unos policías blancos en Los Ángeles. Buena parte del documental es pietaje sin narrar sobres los seis días de violencia, enfrentamientos, saqueos, que siguieron a la decisión judicial que declaraba no culpables a los cuatro policías de la brutal paliza al afroamericano desarmado que grabada en video. Aunque recuerdo el suceso, lo que tenía vivo en la mente es la paliza al indefenso King, pero no recordaba en detalle la crudeza y violencia que siguió. Anoche vi gente quemando negocios de coreanos, dándole palizas a blancos que no tenían que ver, destruyendo propiedad y saqueando negocios. Las cosas, obviamente, no son blanco y negro. Si alguien cuestiona qué tienen que ver los dueños de pequeños comercios con los policías o por qué hay que saquear para llevar un mensaje de protesta, se está fijando en la “foto pequeña”. Repito, las cosas no son tan categóricas, y las vejaciones crean molestias y es bien fácil pasar de la molestia a la indignación a sentirse aplastado, impotente e indefenso y de ahí a gritar y protestar por cualquier medio, incluyendo la violencia.Los afroamericanos llevan pisoteados en Estados Unidos siglos, y es obvio que desde la abolición oficial de la esclavitud y la lucha de los derechos civiles en los ’60, las libertades institucionales no se han traducido en garantías e igualdad en la cotidianidad. La brutalidad policiaca contra los negros ha sido una constante, quizás un último reducto de la segregación y subordinación del estado contra los negros, además de las diferencias de clase y raciales en el día a día. Y lo de Rodney King tuvo el efecto que tuvo pues al estar grabado en video y aun así salir absueltos los guardias, daba la sensación de impotencia e injusticia. Tratar de entender la rabia contenida y cómo se desahoga no es fácil, sobre todo porque hemos sido criados en un discurso de ley y orden donde siempre la ley prima sobre cualquier injusticia. Para mí lo más fuerte fue pensar que 25 años después, no hemos caminado para adelante, que no se ha logrado nada; un año después del movimiento Black Lives Matter y la cantidad de afroamericanos abusados y asesinados por policías impunes… Ver esto me jodió.
Hoy, me levanto con el corazón en la mano, con la ilusión de que El Paro Nacional en Puerto Rico fuera un éxito, que fuera masivo y contundente. Llevo meses sumamente indignada y preocupada por la vejación de la Junta de Control Fiscal y de la sumisión del gobierno y la poca reacción de la mayoría de la gente en Puerto Rico. La colonia y el abuso de los distintos gobiernos de la Isla que nos han sumido en esta deuda en beneficio de los intereses económicos del poder, llegaron a la cúspide con la creación de la Junta de Control Fiscal y las medidas de austeridad impuestas, en las cuales sobresalen la reducción de casi la mitad del presupuesto de la Universidad de Puerto Rico y la eliminación de muchos de los derechos adquiridos de los trabajadores. A veces miraba las noticias de las protestas en Argentina cuando el corralito a comienzos del siglo XXI o más recientemente en España por los llamados indignados o en Grecia contra los recortes y me daba envidia, siempre preguntándome el porqué de la pasividad en Puerto Rico y el poco espíritu combativo. Obviamente hay gente en la calle luchando, pero no era proporcional al clave que nos están dando.
Cuando empecé a escribir esto las manifestaciones no habían concluido y entrada la tarde, escaló la violencia cuando algunos encapuchados tiraron piedras y otros objetos a las instituciones bancarias de la Milla de Oro y la Policía de Puerto Rico actuó como estaba lista para hacer, tirando gases lacrimógenos y con todo hacia los manifestantes. Y ahí, justo cuando empecé a escuchar duras críticas a los que “rompieron cristales” y “dañaron una manifestación pacífica”, bla, bla, me acordé de Los Ángeles post Rodney King y lo injusto que sería enfocarse en los daños físicos y económicos de los disturbios sin poner en perspectiva los daños que ha sufrido esa comunidad por siglos y lo que significó el incidente específico de King.
Como decía un amigo, ¿realmente los cristales del Banco Popular se pueden equiparar a los billones de dólares que van a recortar? Luego de la manifestación masiva y tan diversa, fijarse en esto es perder la perspectiva, y nuevamente primar el discurso de ley y orden. Definitivamente somos novatos en estos menesteres, y es que hoy finalmente Puerto Rico se parecía al resto de la mayoría de los países del mundo en el primero de mayo, el Día Internacional de los Trabajadores. Ese, que honrando la memoria de los obreros que se organizaron en Chicago en el 1886 y que simbólicamente conmemora los derechos adquiridos tras muchas huelgas y luchas, que es festivo en la gran mayoría de los países de Europa y América Latina y que no lo es a propósito en Estados Unidos para debilitar el movimiento obrero y que como colonia tampoco es uno de los muchos festivos que tenemos en la Isla, finalmente lo celebramos como en muchos lugares del planeta, con una manifestación masiva y algunas pedradas y cristales rotos. Hoy hubo grandes manifestaciones en muchos países, algunas de ellas con algunos incidentes de violencia, como en Francia, Turquía y Chile. Y no es que en Puerto Rico no haya habido históricamente un movimiento obrero, pero este ha disminuido, tanto numéricamente por las transformaciones de la economía neoliberal y los cambios en la estructura laboral, sino también su influencia social y política y su poder de convocatoria. Por eso el éxito de la marcha de hoy, porque fue multisectorial, fue del movimiento obrero, pero también de retirados, de los universitarios y un nutrido grupo de mujeres, que cada vez más son las protagonistas de las protestas recientes en la Isla en distintos frentes.
En fin, que esto no es una oda a la violencia ni una justificación de lo que hace alguien pisoteado o encabronado. Es que simplemente hay que contextualizar los hechos, y una ventana y otros daños inmuebles no pueden equipararse o eclipsar el verdadero daño, la pedrada que nos dieron con la Junta y la violencia institucional que requería una respuesta YA; y hoy, la hubo. Lo de hoy espero que sea el principio, no nuestro debut y despedida en los festejos mundiales del primero de mayo; pero tampoco el final de la respuesta contundente que hacía falta. Anoche, lo más que me dio tristeza fue pensar en lo poco o nada que se avanzó en 25 años desde los disturbios en Los Ángeles. Yo espero que, de aquí a 25 años, si es que no tenemos una universidad pública y los trabajadores no tienen beneficios y las empresas gubernamentales están privatizadas, no nos arrepintamos de lo que debimos haber hecho en el 2017, y deberíamos recordar cuando salimos a la calle a protestar y no el día que le rompieron los cristales al Banco Popular.
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