Rosales, Ehrung, Nómina
Rosales
Al tratar de eliminar
de su pecho una espina, el poeta
se arranca una rosa.
Ehrung
Tendida la ciudad
su fantasma campestre apenas se alza
contra la niebla y la deshonra de su fondo.
Las mujeres que contaron las piedras
salpicadas de estrellas y los niños
tras sus faldas: cielo gris
sobre los pañuelos que guardaban
sus cabellos y la vida
de calles que tuvieron sin más
espacio para fábulas.
Berlín, te debo la fiebre
y el refrío.
Las otoñales tonalidades––
el temperamento de Dios sobre tu asfalto.
Nómina
Están los que dicen que uno
se construye oportunidades.
Me paso elaborando la estática
esperanza percibida
en la minoritaria mayoría que salimos
a ocupar plazas y parques.
Parques y plazas versus ocho bloques
del Distrito Financiero, policías
guardando bancos inquebrantables,
más la mano invisible que hala
el hilo de la estrechez.
Ojalá me toque una ventana
del edificio de una modesta avenida
donde pueda conspirar
contra el invierno, trasnocharme
poetizando incertidumbres
y amando a quienes dan
el pan que no les sobra.
No serán míos
los poemas de Wall Street.