¿Siempre será algo personal?
“[…] el colonizador de buena voluntad no puede nunca alcanzar el bien, pues la única elección que le está permitida no es la que se da entre el bien y el mal, sino entre el mal y el malestar.”
–Albert Memmi
“Algo Personal”
Autor: Joan Manuel Serrat
Disco: Cada loco con su tema (1983)
“A Usted”
Autor: Joan Manuel Serrat
Disco: En Transito (1981)
Heredamos de los Roselló (padre/hijo) una de las políticas públicas más mugrientas y detestables de todos los tiempos. Tuvieron y tienen tantos y tantos esqueletos en el armario, que quizá la ex gobernadora no electa, Wanda, haya sido una de las “dirigentes nacionales” que compitió reñidamente con los Roselló en ese sentido. Nunca han usado otro modelo político que no sea el de los Estados Unidos para tomar decisiones nacionales de trascendencia histórica; asumiendo decisiones sumisamente norteamericanas y tergiversando nuestras circunstancias caribeñas y latinas, desenchufadas, la mayoría de las veces, de nuestras realidades geosociales.
No debemos olvidarnos que, cuando la gobernadora no electa fue secretaria de justicia bajo la penosa batahola de la familia Roselló Nevares, esta influyó indebidamente con los fiscales en un caso de escalamiento que involucraba a su hija. Una conducta evidentemente antiética que coqueteaba prosaicamente con una corrupción rastrera. Y aquí la tuvimos en un espectáculo de pantomima gubernamental, que se convirtió en un peligro salubrista probablemente mucho peor que el COVID–19 en sí mismo.
El binomio Vázquez–Trump, un formidable dueto funesto, nos puso en una encrucijada donde la creatividad, nuevamente, se convirtió en nuestra mejor arma temporera. Los memes nos distraen expeditamente, pero sólo eso: nos distraen. Por otro lado, la producción visual de un arte que lo único que pretende es hacer ruido sin más, utilizando –por ejemplo– en sus lienzos imágenes con individuos seudo surrealistas o expresionistas con mascarillas protectoras contra el particulado viral para documentar un hecho histórico sin la más mínima intención de denuncia, sino de comercializar la desgracia; es también un acto tan impráctico y proporcionalmente peligroso como votar por los mismos partidos de siempre. Bastó ver las campañas satíricas anti–Trump, que le fraguaron la cruzada sin que su equipo tuviera que invertir tanto esfuerzo.
Amado Martínez, Garvin Sierra, De la nada!, son artistas (por mencionar algunos) que apuestan a la lucha, la denuncia y a la esperanza con su arte. No creen en el arte como un negocio, sino como una estructura ideológica de cambio social y equilibrio filosófico. Pero, mientras nuestros “gobernadores” sigan adjudicándole más importancia al imperio Fonalleda que a nuestros recursos naturales (playas, por ejemplo) para recrearnos y recuperarnos “terapéuticamente” de este doble encierro, la evolución social de nuestro pueblo seguirá armonizando sus carencias humanísticas con el consumo y la adquisición exponencial de bienes materiales como sinónimo de algún tipo de estabilidad social y emocional. Nuestra historia no aguanta más corrupción, tampoco nuestras instituciones culturales que, también les responden a los crápulas del gobierno y se dejan enfangar con sus desacreditadas políticas culturales, que no hacen más que crear espejos administrativos empañados de dudosas intenciones, acrisoladas con excesivos protocolos burocráticos e inauguraciones con cortes de cintas aviesamente ramplones. Aunque algunas veces llegan a ser hasta simpáticas.
El actual gobernador llegó con una presencia –más o menos– bien administrada para hacernos creer que es una marca registrada bonafide; sumado a su estilo de hablar, como quien nunca se equivoca, debe preocuparnos, quizá, más que los Roselló. Ninguna persona que gane millones en la empresa privada va a querer ser gobernador con un sueldito anual de carro de lujo, de concesionario comercial. Filantropía, no es… Amor a Puerto Rico, tampoco… ¿Codicia enfermiza embadurnada con los clásicos juegos de poder? Eso podría estar más cerca de una explicación plausible. El proyecto de la estadidad no es ni siquiera un plan factible, ni a largo ni a corto plazo. Nunca hemos sido una prioridad seria para el congreso estadounidense, esa es la verdad.
El síndrome “estadista” debe ser y será una patología psicológica eventualmente, si no lo es ya. El estadolibrismo deberá estar en los libros de investigaciones psiquiátricas en algún momento también. En el mejor de los casos “domésticos o folclóricos” podría estar en el libro de Guinness World Records, con algún concepto que no se ha inventado aún.
Yo cambiaría la constitución. Claro, siendo artista carezco crasamente de conocimientos fundamentales de índole jurista para proponer de manera científica, económica y legal un proyecto realizable y razonable. Pero lo intentaré:
- Propongo que, si un gobernador es electo por un mandato desde la minoría, que el segundo candidato con más votos sea vicegobernador y el resto de los candidatos sus asesores.
- Que no se vea obligado a mudarse a los Estados nadie que genuinamente quiera la estadidad. Podría vivir en la isla pagando los impuestos y los “beneficios” que conlleve la condición de ser estado.
- Que el que quiera la independencia, socialismo o comunismo, respectivamente, se le concedan tales premisas acordes con su filosofía económica y jurídica y sus avenencias estatales.
- Legalizar todas las drogas “ilícitas”.
- El gobierno solo ayudará suplementariamente a todo aquel que tenga un trabajo legítimo y que no le alcance para vivir con dignidad.
- Los vínculos consanguíneos quedan totalmente prohibidos en una misma agencia u oficina gubernamental.
- Ningún individuo podrá devengar un sueldo que sume la cantidad de más de 3 familias promedio. El excedente será donado a alguna institución sin fines de lucro, ayudando al individuo a alcanzar algún crédito social y reconocimiento público.
- Educación de calidad gratuita hasta los posgrados, y acceso a un sistema de salud holístico gratuito y de calidad.
- Si con el paso del tiempo existiera una súper mayoría para alguno de los ideales políticos elegidos individualmente, se asumirá ese mandato desde las urnas.
- Incentivar la siembra casera con el fin de consumir una tercera parte de la dieta en cada hogar. Si es un edificio, este deberá tener áreas verdes comunales por apartamento, respectivamente, para su siembra.
- Un sistema de reciclaje robusto para toda la isla, y centros de acopio en lugares estratégicos.
- Utilizar unos de los recursos naturales más valiosos que tiene el Caribe, el Sol, para garantizar energía renovable perpetuamente y a bajo costo.
- Obligar a todos los partidos a desmantelar todas las pancartas de sus candidatos e ideologías luego de cada elección y reciclarlas debidamente.
Claro, estoy consciente de que estas ideas pueden ser contradictorias y no son necesariamente nuevas, y que podrían degenerar potencialmente en una sociedad distópica y polarizada por todos los flancos; pero, por qué no hacer el ejercicio teórico, jurídico y económico. Sería algo así como, licuar a Adam Smith con Karl Marx. Trump ya no está, es cierto, pero solo cambió de mando el intento de poderío “hegemónico” de los Estados Unidos. Eso es todo. De todos modos, parece que siempre será “algo personal” estos asuntos.