Última llamada: el altoparlante como vocación
Gritar a todo pulmón es un arte de sobrevivencia. Debemos saber que la voz, el más bello de todos los instrumentos humanos, puede adiestrarse para señalar la injusticia, la violencia, la corrupción, la impunidad, la desigualdad y la desidia. Parecería tan natural pararse frente a un portón, un capitolio, una fortaleza o una valla y erguirse, poner los labios detrás de un megáfono, abrir la boca lo más grande posible y enviar la ráfaga acusadora desde nuestro interior. ¿Qué tal si pensamos en adiestrarnos? ¿Qué tal si reparamos sobre la forma y el contenido de las consignas? ¿Qué tal si reflexionamos en la ética de la voz, en cómo su forma y contenido proponen un lugar político desde el cual se articula esa consigna-canto?
En Última llamada, la más reciente entrega de Guillermo Rebollo Gil, publicado por Ediciones UNE, la palabra quiere convocar al sujeto que llama, grita, dice, y que, colocado detrás de un altoparlante, piensa que la voz no se borra del todo en la escritura.[1] Sabemos que Guillermo lo requetesabe: el Yo del discurso marca precisamente su ausencia. Sin embargo, ese sujeto de escritura ensaya, una y otra vez, a gritar en la escritura, a marcar las relaciones que establecen una ética y una política del discurso; a analizar y cuestionar las maneras en que el discurso, sobre todo el más cotidiano, revela los juegos desiguales de lo político. Así, desde la poesía, el ensayo sociológico, la crítica cultural y literaria, la consigna, la crónica, la reseña de eventos perfomáticos, Última llamada va armando un tejido (o quizás deba decir una cadena humana) amarrado a varios nudos: la violencia cotidiana y sistemática por género y raza; la estrecha relación entre la ley, el poder, la ética y la escritura; los límites de los discursos, entre ellos el literario; y la violencia del nombre y de la ley.
Me concentraré en tres gestos del texto o mejor llamadas: la poesía como exergo, la escritura como ética y la postura autobiográfica.
I. Esta es su primera llamada: la poesía como exergo
Dice el Yo de este texto, un tal Rebollo, que el libro debería privilegiar la teoría sobre el poema. Dice también que debería intentar una suerte de escrito que satisfaga una cláusula contractual como Profesor Investigador. Esa cláusula contractual parecería señalar que hay un tipo de discurso sociológico, privilegiado por la academia, centrado en la teoría, ¿social? Esa teoría debería ser el centro del libro. ¿A qué se le llama teoría? ¿Lo que proviene de la Investigación o lo que le corresponde a un Profesor Investigador? ¿Acaso sabrán que la poesía y todo lo llamado escritura creativa también posee un rigor teórico? ¿Que las musas son cuentos de camino? ¿Que toda escritura implica un lugar político y teórico? ¿Qué supone, también, el rigor de la investigación?
¿Qué hacer entonces con un texto determinado a irrumpir el discurso sociológico desde lo considerado exergo, margen lujoso, es decir, poesía? Aquí hay un evidente interés de desafiar los límites del discurso sociológico, por lo menos en su hechura más tradicional con su presunción de ciencia, objetividad y borramiento del sujeto. ¿A eso es lo que se llama teoría? La determinación de lo poético y lo autobiográfico de Última llamada provoca una irritación discursiva porque desborda la línea del discurso científico en la que descansa buena parte de sus textos. ¿Cómo hacer sociología desde la poesía, aquello relacionado a la confesión, a lo idiosincrático, a la pasión por la marca singular? Me parece que Última llamada se escribe desde ese demonio del corazón, como Derrida llamó a la poesía, desde aquel acontecimiento que interrumpe o pervierte el saber absoluto.[2] Aquí, y desde aquí, el texto se coloca al margen de la gramática sociológica para cuestionar pervirtiendo su pretensión de «saber absoluto». Eso es también una teoría.
Los ensayos están abordados desde lo poético, de hecho, según el orden propuesto, los ensayos parecerían estar intercalados en un libro de poemas y no al revés. Y veamos en esos poemas la insistencia en las listas, en la repetición, en la anáfora que brindan ritmo y a la vez concretizan un sentido a fuerza de decirse ciertas palabras muchas veces, casi como las consignas de una protesta. Escribe Rebollo Gil, «Los alrededores de mis poemas son inmensos»(17), y habrá que preguntarse ¿son sus ensayos esos alrededores o viceversa? De esa forma, Rebollo Gil, se suma a una tradición escrituraria de textos no convencionales, que rompen las formas tradicionales de escritura y redefinen los límites de la literatura, la escritura sociológica y hasta la poesía como la literatura Nuyorican, Borderlands/La Frontera de Gloria Anzaldúa y The Argonauts de Maggie Nelson, entre otros. Con este demonio del corazón Rebollo Gil logra el efecto poético y que él define así: «Efecto poético quiere decir que el libro no produce conocimiento sino incomodidad y/o complicidad, y/o dulzura, y/o dolor (194).
II Esta es su segunda llamada: Ética y escritura (la palabra debida)
Quizás el tema principal de este libro sea la ética de la escritura y de la palabra. Como las palabras nunca son solo palabras, señala el autor junto a Slavoj Žižek, pues «definen los contornos de nuestra acción», el sociólogo está muy atento a los efectos y responsabilidades que tiene cualquier acto de palabra. Para Rebollo Gil, sustentado en Athanasiou, Levinas, Derrida, Wallace, entre otros, toda escritura es un proyecto de corte ético-político no tanto hacia los textos sino a los sujetos, interlocutores, que se insertan en «asignaciones diferenciadas de humanidad». El acto ético del escritor es considerar los diversos contextos sociales, éticos y políticos de sus interlocutores: «Es ese único y último asomo de lo humano- esa exposición o encuentro insospechado, pero obligatorio con lo humano-lo que le concede algún sentido, orientación o propósito a cualquier propuesta literaria.» (73) De aquí la importancia que tiene en sus ensayos el análisis textual para desenmascarar la retórica y los usos del poder del discurso legal, periodístico, literario, entre otros. Por ejemplo, en su ensayo «Una corazonada realmente», a través del análisis del cuento «Emma Zunz» de Borges y «Brief Interview#20» de Foster Wallace se pregunta el lugar en el derecho para hablar desde el corazón y relaciona la poesía con ese órgano. En «Testigos» aborda la empatía necesaria en cualquier testimonio (otra importante forma de discurso) en su capacidad de comunicar una experiencia al otro. (26) Aquí define la empatía, según Leslie Jamison, como una decisión que tomamos para prestarle atención al otro. También en «Darle casco a la máquina» se discute el género «uncreative writing» de Kenneth Goldsmith, para criticar la falta de ética de una escritura que borra a los interlocutores del contexto de la escritura, que es incapaz de ponerse en el lugar de los otros.
El texto «Cortesía y fracaso» es para mí, hoy, en este contexto de país, hoy, con la Universidad Pública detenida por el saqueo de la Junta de Control Fiscal y el Gobierno, hoy, cuando los tribunales criminalizan el derecho a la protesta, hoy, cuando es más urgente gritar a viva voz, hoy, que sufrimos el abuso del poder en los valientes cuerpos de las estudiantes que están puestas pal problema, hoy, cuando exigir el derecho a la educación pública constituye un delito, hoy, cuando nos duele el lugar donde aprendimos la palabra, es hoy, un ensayo imprescindible. El texto se escribe como una reflexión sociológica, es decir, una ponderación crítica que parte de la observación, del análisis y de la investigación de tres instancias de oposición política. El sociólogo concluye que la denuncia sobre la violencia y la desigualdad sistémicas debe siempre pasarse del límite discursivo impuesto para ser políticamente efectiva en un Puerto Rico donde la cotidianidad es un bien desigualmente repartido. Señala Rebollo Gil, que la oposición cortés y respetuosa parte de la: «falsa noción de que al final del día, todos y todas formamos parte de un proyecto político común, orientado hacia el bienestar de la comunidad»(91). Por lo tanto, es necesario volcar los límites de la acción política, trascender el registro de actos y expresiones acostumbradas y aceptadas por la sociedad en general. Y continúa: «El valor de la palabra en ese contexto no recae en que se mantenga fiel a unos entendidos sociales con respecto a modales, sino que responda fielmente al sentido de indignación, coraje, y/o desesperación del grupo que recurre a la manifestación pública para denunciar o defenderse».(93) En un país donde la violencia refleja y responde a índices de desigualdad social y económica, basados en relaciones políticas de género, raza y clase, es precisamente ese exceso indecoroso, que se quiere acallar con gas pimienta y arrestos, el que nos recuerda que «los conflictos políticos giran alrededor de aspectos fundamentales en la vida de las personas.»(102)
III. Esta es su tercera y última llamada: un animal autobiográfico
Guillermo Rebollo Gil es un animal autobiográfico. Al examinar su corpus textual, su poesía, sus crónicas, sus ensayos, viéndolos todos como un cuerpo lleno de miembros vivos, gozosos, diferentes, se hace evidente la pasión autobiográfica. Decía Jacques Derrida que «El animal autobiográfico será cierta clase de hombre o de mujer que escoge o que no puede evitar ceder, por carácter, a la confidencia autobiográfica»; creo que nuestro autor participa de esta especie.[3]
Si Todo lo que no acontece igual, libro de crónicas publicado por Rebollo Gil en 2013[4], organiza la cotidianidad del cronista en relación -a veces problemática, con la figura materna: la abuela Ita, la madre, la tradición literaria, la nación, la lengua madre; Última llamada gravita sobre el nombre del padre y su ley. La escritura se propone desde el inicio como una última llamada o un ajuste de cuentas con un apellido y una figura paterna. Allá, la abuela materna moribunda no recuerda. Acá, la figura paterna excluye, desautoriza, desoye, invisibiliza. La oración «Escribí Rebollo en Google»(10), inicia el texto que nos ocupa y desde entonces la grafía del texto gira sobre esa genealogía para buscar los rastros de su padre en él. La nariz, la frente, los hermanos, el carácter, la profesión, el apellido, son las huellas de un linaje mal correspondido. Es el menor de cuatro hijos, aunque no figure en la biografía de su padre en Google. La borradura, el Rebollo que no aparece, tiene voluntad de renunciar al lugar de privilegio al que llama el apellido. Parecería que el texto que problematiza la relación entre el discurso de la ley y la desigualdad, que habla de la violencia sistémica sobre los que no tienen apellido en Puerto Rico, que cuestiona los límites de los discursos y propone la empatía de la palabra como acción política, se escribe desde ese Otro que no responde para un Otro porvenir.
Lo que conmueve, lo que mata de ternura es la esperanza del futuro como la apuesta más política del texto. Si bien el libro se escribe a partir de una genealogía, del nombre del padre, hay un desvío que nos lleva a ese futuro familiar: Lejos/ Lucas.
Nombrar a su hijo no nacido es apartarlo de este registro nominal, regalarle la posibilidad de ser otro, y de extraerlo de esa estirpe. El libro termina dirigiéndose a «Mi querido Lucas,….Eres lo más impresionante que yo quisiera ver.»(204)
La última llamada es a Lejos/ Lucas. Me imagino al Yo, a un tal Rebollo, poniendo la boquilla del megáfono frente a sus labios y a todo pulmón gritarle a un tal Lucas, que es su Lejos más próximo. Porque Lucas es también una posibilidad, la esperanza de una protesta, la protesta a un apellido y a la ley del Padre. Lucas puede ser la consigna para escapar al linaje del privilegio antiético. Es la forma ya no de borrar el apellido, lo que es imposible, sino de resaltar el nombre propio. Lucas, como la esperanza, no está tan Lejos. Incluso, a lo mejor esa esperanza-consigna se llame Cerca.
*Nota: Este texto se presentó el jueves 27 de abril de 2017 en el Centro de Investigación Social Jesús T. Piñero de la Universidad del Este.
[1] Rebollo Gil, Guillermo. Última llamada. San Juan: Ediciones UNE, 2016. En adelante, las citas del libro se indicarán en el texto.
[2] “¿Qué es la poesía?” Cristina de Peretti, trad. Hermenéutica y Postestructuralismo 9.10 (1989-90): 165-170.
[3] Traducción libre mía. “L’animal que donc je suis, (á suivre).” L’animal autobiographique. Paris: Galilée, 1999: 299.
[4] Todo lo que no acontece igual (crónicas y comentarios). Cabo Rojo: Editorial Emergente, 2013