Vietnam, Puerto Rico: lucha por los terrenos
Cuando en avión sobrevuelas San Juan lo primero que ves desde arriba es el cayo donde ubica la brava comunidad de Vietnam, dice Gabriel Miranda haciéndose eco de las palabras de uno de los vecinos del barrio. El profundo sentido de pertenencia comunitaria y los principios incorruptibles de muchos de los residentes que «crearon» la comunidad, “porque esos terrenos fueron construidos por ellos mismo” –enfatiza Miranda–, son los argumentos principales del documental Vietnam, Puerto Rico, que estrena el próximo 26 de Julio en el Popular Fine Arts.
¿Quién va a estar pendiente de mí cuando me enferme? ¿Quién me invitará espontáneamente a un café o a comer? No me van a dar permiso como hace mi vecino para entrar a su patio a pescar, ¡yo que vivo de esto! Las múltiples inquietudes de índole moral y los arraigos fraternales que los residentes de la barriada expresan frente a la remoción a la trágala que les imponen las autoridades enmarcan la pieza independiente escrita, filmada y dirigida entre 2013 y 2017 por el joven oriundo de Río Piedras.
“Los puertorriqueños tenemos que darnos cuenta de que el sentido de comunidad es nuestro verdadero hogar, lo más grande que tenemos. Que no podemos depender de organizaciones ni entidades externas, sino de nuestra propia organización vecinal. Porque a la hora crítica, ellos [las entidades] no tienen ni tendrán los intereses que tenemos nosotros en nuestra propia tierra”, afirma el cineasta quien hace un lustro conoció la barriada por una invitación que un amigo le hiciera para que presenciara “las injusticias” que padece la comunidad.
En clave histórica algunas veces, anecdóticas en otras, el filme de cien minutos cuenta la gestión y lucha comunitaria en la breve costa del municipio de Guaynabo en colindancia con Cataño. Una vecindad que en la década del 50 rellenó los terrenos del manglar con la idea de habitarlos. Aunque poseen títulos de propiedad hace 60 años, las últimas dos décadas los residentes atraviesan expropiación en manos del gobierno municipal y su ex-alcalde, Héctor O’Neill.
El desplazamiento responde a los planes de construcción del denominado Amelia Waterfront, un proyecto turístico con viviendas de alto costo, acuario, paseo tablado, entre otros, que el municipio comenzó a construir en 2015.
De forma análoga, el documental plantea la metáfora del “Puerto Rico de hoy”. Un lugar enfrentado a una crisis de emigración masiva, una deuda económica incapacitante, una turbia noción del progreso alimentada por un ambiente de corrupción desenfrenado y una cuestionada reconstrucción de la sociedad. “Vietnam es reflejo de la amalgama de problemas que está atravesando Puerto Rico y viceversa. Representa la historia de todas las comunidades y barriadas de nuestro país. Es la historia del trato injusto que han recibido casi un millón de personas”, expresó el cineasta.
Las injusticias que refiere Miranda se exponen a través de líderes comunitarios y expertos en materia de derecho, economía y sociología en el contexto de la Ley de Comunidades Especiales, cuya fragilidad en el marco jurídico es objeto de críticas. “A las poblaciones con desventajas no basta con educarlas o protegerlas hay que ofrecerles oportunidades completas y darles los recursos para verdaderamente erradicar la desigualdad”, precisa Miranda.
Luego de que el huracán María intensificara las precariedades de un grupo amplio de la población y no solo de el de las comunidades marginadas, el realizador confía en que su película demostrará la obstinación de los grandes intereses por despojar a los trabajadores de sus viviendas. “Insisto que es un reflejo de cómo nos hacen vivir con destrucción alrededor y la emplean como un arma psicológica muy poderosa: cuando expulsan o lo intentan, quiebran el orgullo y consiguen que te sientas mal y se haga difícil luchar”, expuso.
Los ruidos de la “compra y venta” en los terrenos de Vietnam aún se escuchan, a pesar de el alcalde actual de Guaynabo, Ángel Pérez, en el pasado se ha mostrado a en contra de la “expropiación ilegal”. Pero esto no inspira confianza en los residentes.
En 2010 el juez superior Carlos E. Carrasquillo emitió una sentencia sumaria a favor de varias comunidades de Guaynabo, incluyendo a Vietnam, en la que concluyó que se incumplió con la ley que cobija las mismas y por tanto vio desfavorable su expropiación. Pero cinco años más tarde concluyó exactamente lo contrario. La ética del juez fue cuestionada en la prensa por vínculos con el propio gobierno municipal.
Las expectativas de Miranda son entusiastas en términos de concientización colectiva una vez el filme se presente en salas. De momento le complace ver que en las redes sociales la gente de barrios y comunidades expropiadas se han expresado a favor del reconocimiento a la lucha comunitaria que la pieza logra.
“En la medida en que la gente reconozca el problema se va a identificar y aceptará que la unión alberga el triunfo. Creo que como ciudadanos todos pasamos por esta historia, porque aparentemente no nos merecemos vivir donde queremos”.