Cinco objetos de arte
Its loveliness increases; it will never
Pass into nothingness…
-John Keats
Objetdard.
-Marcel Duchamp
1. Marisol Plard Narváez. Proyecto Mucama, 2016. Libro de arte, 6” x 5 ¼” x ½”.
Una mucama publica un libro. No es cualquier libro. Carpeta dura, papel grueso de brillo, todas las imágenes a color, encuadernación fina, pero sin lomo, para exhibir la belleza del trabajo de costura. La mucama: su función es limpiar, recoger, ordenar. Su función no es pensar. Pero esta mucama/artista ejerce su función intelectual, esto es, (define Umberto Eco) reflexiona “sobre su propia condición y de alguna manera la expresa” (15). Sus imágenes, robadas durante sus horas de faena, están repletas de objetos y estos revelan las vidas de sus dueños. Pero esas vidas nos las inventamos, pues llaves, libros, vestidos, profilácticos, colillas pueden decir muchas cosas y también decir ninguna. De la más anodina domesticidad—trastera en el fregadero—nos desplazamos a los más extraños misterios—libros en el congelador—sin reparar en la extrañeza o la cotidianidad de cada imagen: todo es equivalente. La mucama/artista identifica sus imágenes con las coordenadas de lugar—N 180 26’ 52.971” O 660 3’ 40.176”, por ejemplo—los objetos están en un sitio específico del globo, pese a que por su ordinariez podrían ocupar cualquier otro. Ocasionalmente aparecen en las composiciones personas sin identificar, sin llamar la atención, sin explicación, como otros objetos más. A veces las personas están pero no las vemos, como en una lista escrita de tareas que resulta ser un retrato involuntario de su autor(a). La cercanía que adopta el ojo, tanto de Plard Narváez como de sus espectadores, ante estos objetos, habla de un enfrascarse con la vida, de un compromiso con la existencia. Quién habría pensado que una trastera fungiría como una negación de la muerte.
2. ADÁL. El Map of El Spirit Republic de Puerto Rico, de la serie Blueprints for a Nation, 2006. Colaboración cartográfica por Amanda Cruz; impresión digital sobre papel, 30” x 40”.
Si todavía recordamos a caldeos, fenicios, y etruscos—por no hablar de los igneris—es gracias a los objetos que legaron y que conservamos en museos. Ante la precariedad existencial de los puertorriqueños, particularmente aquellos de la llamada diáspora, ADÁL construye todos los objetos que indiscutiblemente confirman la existencia de su pueblo. Retratos, pasaportes, novelas, diplomas, aerosoles, bolsas, piedras lunares, todo está dirigido a garantizarle al mundo la existencia concreta e irrebatible de una nación. El mapa de la ciudad capital—“Pedropolis”—cartografía el espacio que habita esta colectividad. Significativamente, se identifican las calles con nombres de poetas: “Sandra María Estévez St”, “Miguel Piñero Plaza North”, “Che Meléndez St”, “Miguel Algarín Boulevard”, “Mariposa Drive”, “Rev. Pedro Pietri Plaza South”. Somos y estamos, gracias a la poesía. Platón desterró a los poetas de la ciudad, ADÁL los hace dueños: la creatividad al poder, la terminante negación de nuestra supuesta inferioridad. No obstante, este objeto, como tantos otros, provoca también un cruel desasosiego: ¿terminaremos los puertorriqueños igual que los etruscos, nuestros restos archivados en oscuros almacenes, o exhibidos en vitrinas de civilizaciones perdidas?
3. Aarón Salabarrías. White Trash, 2007-12. Medio mixto, medidas variables.
Las cascarones de huevo se encuentran con las plantas de agave americana: a Lautréamont y Dalí que se recojan. Este encuentro es insondable. (Pero, ¿a quién se le habrá ocurrido esto primero? ¿Quién habrá pensado, “ay sí, coloquemos cascarones de huevos en las puntas de las hojas”?) Las gomas (llantas) pintadas de blanco como jardineras intensifican el disparate. Lo mejor de todo es que esta irracionalidad resulta ser un objeto coherente, armonioso, clásico. No en balde al mismísimo Hegel, estremecido ante este objeto, le brotaron estas exaltadas palabras: “El arte arranca la apariencia y el engaño de este mundo malo, caduco, para dar una nueva realidad, nacida del espíritu, al contenido verdadero de las apariciones. Lejos, pues, de que el arte sea mera aparición, hemos de atribuir, por el contrario, a los fenómenos artísticos una realidad superior y una existencia más verdadera que a la realidad cotidiana” (11). Salabarrías apropia, tal cual, uno de los grandes íconos de la escultura popular puertorriqueña, plenamente difundido por toda la isla, para honrar la imaginación, la estética, el gusto, el equilibrio, la armonía, la espiritualidad, el genio en fin, de la colectividad boricua.
4. Garvin Sierra. Alimañas, 2014. Serigrafía sobre panderos, medidas variables.
Lo acostumbrado en Puerto Rico es que los panderos, con contadas excepciones, sean manejados por hombres. Sierra coloca retratos de maltratantes de mujeres en objetos creados para ser golpeados por hombres. Este no es un detalle insustancial. ¿Cómo es que un hombre hace esta obra? ¿No sería más apropiado que la autoría fuera de una mujer? Pues no. Da al traste con la idea de que aquello que usualmente se asocia con la masculinidad—la violencia contra la mujer—no es intrínseca a la misma. Cada vez que un hombre se expresa en contra de esa violencia, niega su inevitabilidad. Demuestra que ser hombre no conlleva una macharranería automática, que existe en cada hombre la capacidad crítica de reconocer su comportamiento como uno aprendido y no genético. Favorece también la confirmación de que la violencia masculina no es producto de la biología, por lo tanto, puede ser modificada, anulada. La selección de retratos es reveladora, pues se trata de respetadas figuras del mundo del entretenimiento—Mel Gibson, Chris Brown, Fernando del Rincón, Osvaldo Ríos, Don Omar, Sean Penn—quienes a pesar de su violencia, no quedan desprestigiados ante la comunidad. Con ello, Sierra dramatiza la aprobación social del maltratante. Hay que sonarlos. Bien duro.
5. Elsa María Meléndez. Puñeta (primera versión), 2014. Medio mixto, 11” x 15” x 1 1/4”.
Aquí Meléndez resuelve uno de los grandes misterios de la pintura occidental: qué es lo que está cosiendo la mujer que aparece en El estudiante de Francisco Oller.
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Obras citadas:
Eco, Umberto. 1997. Cinco escritos morales. Barcelona: Lumen.
Hegel, G.W.F. 1989. Lecciones de estética. Vol. I. Trad. R. Gabás. Barcelona: Edicions 62.