‘Cuarto de luna’: historia, lucha y legado
En Cuarto de Luna, de Carmen Hilda Santini, [1] se desarrolla la mirada aguda y sensible del sujeto poético, quien nos revela su mundo interior desde el primer poema. Ese mundo se proyecta en dos direcciones principalmente dejando entre ver sus inquietudes, sus luchas y su ideología. Nos lleva, como en un viaje, desde su interioridad hasta el presente inmediato palpando problemáticas, nuevas y viejas, como parte de una propuesta de lucha, que requiere fuerza, decisión y unión.
El sujeto poético con gran consciencia de sí mismo actúa como defensor y portavoz de un niño harapiento en “Estampas de viaje”. En esta composición se incluyen temas como la pobreza, la desigualdad social, el poder, la justicia y la niñez, entre otros. Se iguala al niño representado a “muchos otros”, con lo cual se le confiere trascendencia a esta estampa de viaje localizada en la India. De la imagen del niño harapiento, cual crescendo, se representa a un deambulante en el poema “Luz interna”, en el que se singulariza la riqueza interior del desposeído por oposición a su pobreza. El individuo descrito alcanza otra dimensión por la percepción y la sensibilidad de la voz poética, quien declara y estima esa riqueza menos evidente, profunda y, tal vez, imperceptible para muchos.
La sensibilidad de la subjetividad ante la pobreza se manifiesta en la trilogía que conforman: “Estampas de viaje”, “Luz interna” y “En esta ciudad”. De la interacción a través de la mirada con el niño harapiento y el desposeído, el sujeto poético se relaciona con otro desposeído al darle limosna en el poema “En esta ciudad”. En dicha composición se privilegia el sentido de la vista para así enfocar la atención del lector en la acción particular del sujeto. Entonces, la agudeza y la sensibilidad del sujeto poético le permiten cuestionarse la acción aparentemente compasiva y solidaria de dar limosna.
En sintonía con la actitud y la mirada solidaria, el sujeto poético da cuenta de un mundo interior inundado de preocupaciones desde el primer poema:
La búsqueda interior
viene untada de soledad.
[…]
Con tanto sufrimiento alrededor
[…]
Miré la luna en su plenitud,
colgada de mi sueño. (“La búsqueda” 11)
Concibe la lucha como un proceso de conjunto de carácter obligario:
El amanecer tendrá
que ser hecho por nosotros.
Sacaremos el sol
con nuestras manos
a tenderlo
sobre el mundo. (“Tu voz” 13)
La lucha tiene una proyección colectiva. Por un lado, se presentan problemas de la sociedad puertorriqueña en los poemas “Este país” y “Laberinto”, que tienen como denominador común la falta de unión. Por otro lado, se considera el entorno menos inmediato en el poema “Frente a este cuadro”, donde la naturaleza es el puente a otros espacios y a otras problemáticas: la Guerra en Siria, el conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte. No obstante, también se mencionan problemas económicos y políticos de Puerto Rico en dicho poema.
El sujeto poético reconoce la lucha de otros en el poema “Ellas”, donde defiende a “las mujeres que luchan”. La idea de lucha implica lógicamente cambio como bien respalda la portada del poemario con el grabado giclee Se permuta, de la artista puertorriqueña Dafne Elvira. Al solidarizarse el sujeto poético, deja entre ver su apoyo a la justicia y la igualdad. Su quehacer responde a dos constantes vinculadas entre sí: la consecusión de un bienestar común y la creación de un legado histórico y artístico para la humanidad.
La lucha está marcada por el reconocimiento de la profunda carencia de la voz poética, sin embargo esto no la desanima ni desalienta. Con un sentido de propósito tan claro es posible reconocer las carencias propias y las de otros:
Pensé que lo tenía todo,
absolutamente todo
y no tenía nada.
La nada, ya lo sé,
exige caminos. (“La búsqueda” 11)
Desarrolla la idea de falta, de carencia en el poema “Todo a medias”, donde el paralelismo entre los versos afianza la noción de parte, de fragmento:
Media cara
media luna,
todo a medias,
un ojo,
un brazo,
una pierna,
me basta por ahora.
La memoria necesaria,
la historia individual,
colectiva,
anécdotas,
recuerdos,
narraciones,
lecturas. (69)
El sentido de propósito y de compromiso lo mueve a cuestionarse el legado a la humanidad:
¿Qué le vamos a dejar
al lienzo o al papel
donde se construye la historia? (“Mundo interior” 83)
Sin duda reitera su convicción de luchar desde distintos ámbitos:
Por eso,
este canto de luna
se levanta sobre su propio cielo
y quiere ser la suma de muchos cantos. (“Suma de cantos” 42)
Este fragmento de “Suma de cantos” se vincula con el poema de apertura de Odas elementales, de Pablo Neruda, titulado “El hombre invisible”[2]. Precisamente ese invisible mencionado en el título no es otro que el poeta, como categoría general, atento a la cotidianidad del ser humano, a sus problemáticas y a sus luchas:
Yo tengo que contarlas,
dadme
las luchas
de cada día
porque ellas son mi canto,
y así andaremos juntos,
codo a codo,
todos los hombres,
mi canto los reúne: (Odas elementales 13)
Esa consciencia del proceso y el propósito del poema, en general, se incluye en “Mundo interior”, de Cuarto de Luna:
que las letras me dejen trazar
unas líneas
de todo lo que corre
por mis ojos. (83)
Como testigo y partícipe del proceso escritural, el sujeto poético da cuenta de su gestión:
levanté mi frente para mirar el camino,
abrí la puerta de la imaginación
para vivir en otra piel las alegrías y tristezas (“Solo el amor” 84)
Sin lugar a duda, Neruda figura como clave de lectura desde el epígrafe: “Debajo de tu piel vive la luna”, último verso de “Oda a la bella desnuda”, de Nuevas odas elementales (1956)[3]. En dicha composición se insiste y se singulariza la corporeidad de la fémina nombrada en el título mientras se van mencionando distintas partes de su cuerpo.
Por su parte, en el poema “Momentos” de Cuarto de luna, la voz poética se va acercando al amado de forma fragmentada comenzado por los ojos, luego las manos, y, por último, el corazón:
Cuando mis ojos toquen tus ojos
miraré tus manos llenas de letras,
tus manos cargadas de semillas,
tan adornadas como la primavera.
Leeré los pétalos y miraré palabras
y oiré el secreto de tu corazón
flotando en su plenitud
en el aire vivo del cielo de mi corazón,
en la música indescifrable del tiempo
dando vueltas en el ojo de la luna llena (71).
La unión, la comunicación, el lenguaje compartido con el amado inserta la idea de posibilidad, de conquista, de logro. Precisamente este poema se incluye justo después de “Todo a medias”, donde se puntualiza la fragmentación, la falta, la carencia. El ordenamiento de los poemas deja entre ver la compleja identidad de la voz poética, donde conviven distintos opuestos (fragmentación/ totalidad, vida/ muerte, juventud/ vejez) como parte de un entramado de relaciones.
El sujeto poético apuesta a la lucha tras percibir, con mirada receptora y analítica, distintos problemas sociales. Su sintonía con aquellos que luchan y su proceder deja entre ver su compromiso y defensa de la justicia, la igualdad y la democracia. La posibilidad se plantea como un supuesto en distintos escenarios marcados por la destrucción, la pobreza, la enfermedad y la desigualdad porque se aspira a un bienestar común que sea parte de la cotidianidad y que coayude en la construcción de un legado para la humanidad.
_______________
Notas
[1] Santini, Carmen H. Cuarto de luna. Río Piedras: Publicaciones Gaviota, 2017. Esta reseña formó parte de la presentación del poemario que se efectuó el 27 de septiembre de 2018 en la Universidad de Puerto Rico en Bayamón. Fui copresentadora junto con los doctores: Ivette López Jiménez, María Teresa Machado y Raúl Guadalupe de Jesús.
[2] Pablo Neruda. Odas Elementales. (Buenos Aires: Editorial Losada, 1958:) 7-13.
[3] Pablo Neruda. Oda a la Bella desnuda y otros escritos de amor. (Caracas: Ediciones Ekaré, 1998:) 43-45.