En el día de Martin Luther King
¿Cuál fue la lucha y la visión de Martin Luther King? Sobre esto debemos recordar que su lucha y su visión no pueden reducirse a su primera fase. King comienza su camino en la lucha contra la segregación racial en los estados del sur de Estados Unidos. Es la lucha contra la forma más abierta, clara y evidente de opresión y discriminación racial. Pero su lucha, y la de muchos otros que lo acompañaban, como el veterano dirigente obrero negro A. Philip Randolph, iba más allá: la lucha contra la segregación en el Sur debía conducir a una lucha y movilización contra las condiciones de discriminación y pobreza de las comunidades negras en todo Estados Unidos, incluyendo las comunidades y ciudades del Norte. La lucha contra la segregación debía convertirse, por tanto, en una lucha por el empleo, por salarios adecuados, por proyectos de vivienda, por servicios de salud y educación adecuados, y por programas de seguridad social. Y tales exigencias planteaban la necesidad de unir los reclamos de todos los sectores empobrecidos y maltratados de todas las razas. Planteaba el surgimiento de un amplio movimiento de los pobres, blancos y negros, contra un sistema económico y social injusto. El movimiento por los derechos civiles, sin perder sus objetivos iniciales ni su dimensión anti-racista, se ampliaría y profundizaría al convertirse en un movimiento por la justicia económica que conllevaría una transformación, aún más amplia, de la sociedad norteamericana.
Hay que recordar, por ejemplo, que la famosa marcha a Washington en 1963 en la que King ofrece su famoso discurso «I Have a Dream» fue una marcha por la libertad y empleos («Jobs and Freedom»): era una protesta contra el racismo y también contra el desempleo y sus consecuencias. Como se sabe, King es asesinado en 1968 en Memphis, ciudad a la que se había trasladado para apoyar una huelga de trabajadores del recogido de basura.
La expresión intelectual más clara de la orientación de King fue su participación, junto a Randolph y otros, en la elaboración de la propuesta de un «Presupuesto de la libertad para todos los americanos» (Freedom Budget for All Americans»). ¿Qué planteaba el «Presupuesto de la libertad» redactado en 1966 y que King y otros promovieron hasta su asesinato en 1968?
El «Presupuesto de la libertad» señalaba las diversas dimensiones de la pobreza y la precariedad: el desempleo, los bajos salarios, la falta de vivienda, los servicios de salud y educación inadecuados, el desamparo en la niñez y la vejez, entre otras, y planteaba la necesidad de que el gobierno asumiera la responsabilidad de dotar de empleo, ingreso, vivienda, educación, servicios de salud y cuido en la niñez y la vejez a todas las personas. Esto conllevaría, sin duda, una transformación de parte de la riqueza privada en pública y una redistribución del ingreso y la riqueza. (Los interesados deben consultar: Paul Le Blanc y Michael D. Yates, A Freedom Budget for All Americans, New York: Monthly Review Press, 2013)
Si algo debemos recuperar de la obra de King en el presente y ante la crisis actual es esta idea del «Presupuesto de la libertad». Si algo necesitamos hoy es un gran proyecto de reconstrucción económica dirigido a la creación de empleo y a satisfacer las necesidades de la población, proyecto que debe conllevar y que tendrá que financiarse a través de una radical redistribición de la riqueza. Tal proyecto incluirá una política contributiva que convierta las riquezas secuestradas privadamente en recursos públicos, la creciente planificación democrática del desarrollo económico, el empleo e ingreso garantizados para todos y todas, incluyendo la salvaguarda de las pensiones, la actualización del salario mínimo y otras disposiciones laborales, así como el crecimiento de la organización sindical. Se trata de un presupuesto para salvar al pueblo, no las grandes empresas.
¿Cómo financiar tal programa? En el caso de Estados Unidos, diversos economistas han indicado que entre otras medidas están (1) revertir los recortes de impuestos a los sectores más ricos adoptados por la administración Bush II y (2) fijar impuestos a las transacciones financieras (un impuesto de .03%, es decir, tres centavos por cada $100 de transacción generaría más de $352 mil millones en diez años); a la riqueza (a diferencia del ingreso) del 1% más rico (un impuesto de 2% a esa riqueza generaría cerca de $400 mil millones al año; (3) a las superganancias de cuatro «industrias» particularmente privilegiadas: la banca, empezando por los 20 bancos más importantes, las más grandes aseguradoras, las empresas petroleras y la industria farmaceútica. En cuanto a las contribuciones sobre ingresos, debe regresarse a las tasas vigentes en 1980 para el 10% más rico. En más de un caso, el objetivo de mejorar los servicios y abaratar los costos van de la mano: un seguro universal de pagador único daría mejor servicio de salud a toda la población y reduciría los costos grandemente, como demuestra la experiencia de Canadá y la mayoría de los países de Europa. De igual forma, proveer empleo e ingreso seguro para todos se traducirá en grandes ahorros en los gastos de salud, ayudas por desempleo y del sistema de corrección, servicios relacionados con la adicción, entre otros.
Y parte de ese proyecto que necesita imperiosamente el pueblo trabajador de Estados Unidos (incluyendo los más de cuatro millones de puertorriqueños y puertorriqueñas que allí residen) debe ser un proyecto de reconstrucción económica de Puerto Rico, que debe incluir una ampliación de la inversión pública y del sector cooperativo y que, con fondos federales y la reinversión y recuperación de parte importante de las ganancias que hoy se fugan del país (más de $35 mil millones al año), se plantee la creación de una economía acorde con nuestras necesidades. Entre otras áreas, ese plan debe incluir la recuperación del sector agrícola, según las indicaciones de organizaciones internacionales sobre la seguridad alimentaria, y la necesidad de hacer la transición a las formas de energía renovable. Esa sería la versión aquí y en el presente del sueño de Martin Luther King. Esa sería la forma de responder a la crisis actual con el espíritu y la perspectiva de King.