Sobre gestantes, derechos y fetos
El problema con otorgarle derechos legales a un feto, ya sea en el código civil actual o en uno futuro, no es solamente un problema sobre pasos que se toman para poco a poco eliminar la opción del aborto. Aunque la posibilidad de perder el derecho al aborto es sumamente preocupante, no es el tema que voy a discutir en este texto. En Puerto Rico ya hay personas atendiendo este tema. Y ya la filósofa Judith Jarvis Thomson, en 1971, escribió sobre porqué, aunque se le otorguen derechos legales al feto, eso no implica que el aborto es moralmente impermisible.[2] Al contrario, ella concluye que el aborto de todas maneras tiene que ser una opción legal en una sociedad justa. Su argumento en el artículo “Una defensa del aborto” es seminal e importante y exhorto a toda persona que quiera argumentar sobre el aborto a leerlo.
Tampoco me voy a enfocar en la maternidad subrogada, otro tema que se está discutiendo en la actualidad. El asunto de maternidad subrogada es mucho más complejo que el asunto de la comodificación del cuerpo. El argumento de la comodificación del cuerpo concluye que la maternidad subrogada es moralmente impermisible de manera inherente y categórica. Pero si se acepta que se puede hacer maternidad subrogada de manera permisible, entonces podemos discutir el tema de la explotación de la mujer (que ocurre en muchísimos ámbitos). Sobre ese tema, en 2013 la filósofa Serene Khader argumentó cómo no necesariamente hay explotación ni siquiera con la maternidad subrogada transnacional de Europeos contratando a mujeres en India.[3] Si es posible practicar la maternidad subrogada sin explotación en ese ámbito, pues definitivamente se puede argumentar que en Puerto Rico se puede practicar sin explotación. Pero el asunto es más complejo porque vivimos en un mundo donde los bebés pueden tener más de dos progenitores. Se pueden tener varias madres y varios padres ya sean genéticos y biológicos, y gestantes. Entonces en casos de disputa usualmente ganan los contratos en este mundo capitalista. Y, por ejemplo, la madre biológica y gestacional puede perder al bebé que acaba de gestar y parir si se arrepiente del arreglo, y sobre todo si no es su bebe genético. La maternidad subrogada genera una serie de problemas éticos en la práctica en sociedades sexistas, capitalistas, y medicalizadas. Pero eso depende de dónde se practique y de cómo se regule.
Pero ahora voy al tema sobre el cual quiero hablar. El argumento de Rodríguez-Veve que dice que desde una perspectiva feminista se debe querer proteger al feto y que la mejor manera de hacerlo es otorgándole derechos legales. No hay duda de que todos queremos proteger a los fetos deseados. En esa parte no está el desacuerdo. Por lo tanto, no se debe insistir en que el desacuerdo está en el asunto de protección fetal. El desacuerdo está, primero que nada, en cuál es la mejor manera de proteger a los fetos deseados y, segundo, en cómo se puede proteger a los fetos deseados sin arriesgar los derechos de, o hacerle daño a, las personas gestantes.
Primero hay que fijarse en cómo se construye el argumento de daño fetal. El feto está dentro de otro cuerpo, que por razones de simplicidad de ahora en adelante llamaré mujer. El embarazo es una situación única e incomparable. O sea, no hay caso análogo para evaluarlo éticamente. En el caso único del embarazo, no hay manera de hacerle daño a un feto a menos que se le haga daño a la mujer que está embarazada. Y este punto es clave. Por eso, desde varias perspectivas feministas filosóficas y también desde la partería se rechaza la división entre una mamá y un feto.[4] O sea, si se quiere proteger a un feto, la meta se logra protegiendo a la mamá que lo tiene en su vientre. Por ejemplo, si se quiere a un feto saludable, entonces hay que facilitarle a las mujeres la nutrición que necesitan durante un embarazo de manera gratuita, y hay que facilitarle cuidado pre-natal apropiado, por ejemplo con una partera pagada por el gobierno. También hay que facilitarle protección de la violencia doméstica, una de las causas principales de muerte fetal. Por ejemplo, para citar solamente un estudio sobre la violencia doméstica en el embarazo: “These findings highlight that pregnancy-associated suicide and homicide each account for more deaths than many of the more “traditional” obstetrical causes of maternal mortality that receive greater attention”.[5] Para proteger al feto también hay que facilitarle a la parturienta un parto seguro, autónomo, y sin intervenciones dañinas.[6] O sea, debemos asumir que las madres quieren lo mejor para sus bebés deseados no nacidos, como es el caso de la mayoría de las madres. Por ejemplo, las mujeres embarazadas son el grupo que estadísticamente más deja de fumar cigarrillos, aunque hayan fumado por años y aunque no tengan apoyo para ese cambio. En otras palabras, para proteger a un feto se protege a las madres y se les facilita lo que necesitan para un bebé saludable. Para esto no se necesitan derechos fetales. Se necesitan otros cambios sociales sobre los cuales se ha escrito a cabalidad. Se necesita cambiar el enfoque actual de individualización de manejo riesgo y de individualización de responsabilidad, al enfoque de la responsabilidad social y colectiva. Como, por ejemplo, el facilitarle comida nutritiva a todas las personas gestantes de manera gratuita, o añadirle ácido fólico a la harina así como se le ha añadido Vitamina A al arroz.
Volvamos al argumento de daño fetal. La única otra forma de construir daño fetal, que no sea a través de la madre, es pensando que la madre es la que le hace daño a su bebé. Y de hecho tenemos evidencia amplia y abundante de que así es que se piensa usualmente. Evidencia amplia y abundante de que cuando se piensa en daño fetal, las personas usualmente no piensan en violencia doméstica o la falta de nutrición de la mamá porque no tiene los recursos, o la falta de cuidado prenatal adecuado y pago por el gobierno, o prácticas obstétricas peligrosas durante el parto. Usualmente las personas piensan en las mujeres embarazadas haciéndole daño a sus propios bebés.[7] Como ésta es la forma que usualmente se piensa, se vislumbra la solución como derechos al feto que van a servir para construir un caso en contra de su madre. Tenemos amplia evidencia de que esto se hace en los casos globales en los cuales se acusa a la madre de negligencia fetal. Dan todo tipo de razones y excusas para esto como falta de educación o falta de amor. El “mother blaming”, como le dicen en inglés, o sea el acusar a las madres, es una práctica rampante. Es parte de la práctica de acusar a las mujeres en general que vemos, por ejemplo y bien notablemente en los ámbitos de violación cuando preguntamos: ¿Qué hacía viajando sola? o ¿Qué hacía sola en la calle por la noche? O ¿Por qué fue a su apartamento? Para leer sobre las reglas sociales que definen un proceso como una violación pueden leer el excelente y fantástico artículo “Rape Terrorism” de la filósofa Claudia Card.[8] (El parto también tiene reglas sociales para definir un proceso como un parto, pero ese es otro tema.) Entonces, en conclusión, si se sigue la práctica usual y actual, si se le otorgan derechos al feto esos derechos se van a utilizar en contra de su madre.
Peor aún, y aquí va otro argumento, se pueden utilizar los derechos del feto para controlar TODA ACCION DE UNA MUJER EMBARAZADA DE TAL MANERA QUE SE ANULA LEGALMENTE SU DERECHO (1) A EJERCER AUTONOMIA, (2) SU DERECHO CONTRA ATAQUES A SU CUERPO, Y (3) SU DERECHO A LA VIDA. Esto no es una exageración. De hecho, este argumento lo presentó Mary Anne Warren, una filósofa que estudia teorías de derechos, en 1989.[9] En el mundo actual, ya se hace esto sin siquiera el feto tener derechos legales porque el Estado, el gobierno, tiene un interés en el feto. Ya se han hecho cesáreas forzadas, en las cuales hasta han muerto mujeres. Los exhorto a simplemente hacer una búsqueda en línea sobre este tema, pues es muy común globalmente y se encuentran casos fácilmente. De hecho, se puede argumentar que las cesáreas impuestas son un tipo de tortura.[10] También se han arrestado a mujeres embarazadas por fumar cigarrillos o beber alcohol, a pesar de que no es ilegal, a pesar de que el feto no tiene derechos legales, y a pesar de que la evidencia científica de daño fetal debido a estas prácticas no es tan fuerte como se piensa.[11]
Todo en la vida tiene riesgo. A un chico que estaba acostado en su cama se lo tragó un hundimiento (“sinkhole”) en Florida. Hay personas que se tropiezan mientras caminan y se mueren.[12] Como todo en la vida tiene riesgo, si se le otorgan derechos legales al feto, ya se tiene la teoría legal para controlar todo lo que hace una mujer embarazada. Por ejemplo, lo que come, cuanto duerme, cuanto ejercicio hace, con quien se acuesta o si se acuesta o no se acuesta con su pareja (por ejemplo si tiene sangrado vaginal), en dónde trabaja, qué tipo de trabajo hace, TODO.[13] Y por supuesto, se puede controlar toda la experiencia de parir, que ya de por sí está problemáticamente disciplinada y medicalizada bajo el modelo tecnocrático del parto, a un extremo mucho mayor.[14] Si quieren leer sobre la medicalización del parto en Puerto Rico, pueden leer a Isabel Córdova.[15] Por ejemplo, podrían hasta hacer el parto en el hogar ilegal, o hacer el parto en el hogar obligatorio para partos de bajo riesgo. Cualquier extremo es problemático, y se trata del problema de tener la base legal para el control total de la mujer embarazada. Como el CDC de Estados Unidos ya les da recomendaciones a las mujeres hasta antes de concebir, se podrían extender los derechos del feto para controlar a todas las mujeres en etapa fértil.[16]
El embarazo es una situación única, como ninguna otra, y es imposible tener derechos legales de dos personas en un solo cuerpo sin tratar a uno de los dos seres como menos que personas legales. Si se le quieren otorgar derechos legales al feto entonces que digan de frente que se le quieren quitar los derechos legales a las personas embarazadas. Una sociedad puede escoger eso. Pero como una mujer ya es claramente persona, está claramente mal quitarle sus derechos.
Para concluir, volvamos al principio. Primero que nada, la gran mayoría de las mujeres hacen grandes sacrificios con poca ayuda para proteger a sus bebés deseados no nacidos y a sus bebés nacidos. Grandes y enormes sacrificios y con poca ayuda. No hace falta darle derechos al feto para protegerlos. Todos queremos proteger a los fetos deseados. Y la manera es protegiendo a las madres. Podemos hacer leyes para otorgarle una dieta adecuada y nutritiva gratis a las mujeres embarazadas. Podemos hacer leyes para dar cuidado pre natal, parto y pos parto adecuado y pagado, por ejemplo, a través de la partería para toda la población, como hacen otros países con mejores estadísticas de salud de mamás y bebés. Podemos poner al día los currículos obstétricos. Podemos darle a las mujeres la información real. Podemos proteger a las mujeres de sus parejas y sus ex parejas, una de las principales causas de muerte fetal ya que la violencia doméstica aumenta durante el embarazo (y además durante el aislamiento social como actualmente durante la pandemia del COVID-19). Y podemos proteger a los niños y las niñas ya nacidas de la violencia en sus hogares, la pobreza, y la desnutrición. Todo eso se puede hacer sin quitarle los derechos legales a las mujeres.
Si el cambio en el código civil es solamente para propósitos de herencia, como dice la Sra. Rodríguez-Veve, entonces se debe hacer lo que ya han sugerido algunas personas, se puede hacer un pequeño cambio en el libro de herencias del código civil y no en los otros libros.
Espero haber podido aclarar un poco por qué desde muchas perspectivas feministas, o sea, perspectivas que toman en cuenta la situación real de las mujeres actuales en sus contextos, se objeta a otorgarle derechos legales a un feto.
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[1] Sara Gavrell (Junio 1, 2020) Filosofando desde la cocina: Sobre gestantes, derechos, y fetos. .https://www.youtube.com/watch?v=yrdpMzyTTAI. Este escrito es una versión de lo que presento en el video.
[2] Thomson, Judith Jarvis. Fall 1971. “A Defense of Abortion.” Philosophy & Public Affairs. https://spot.colorado.edu/~heathwoo/Phil160,Fall02/thomson.htm
[3] Khader, Serene. 2013. “Intersectionality and the Ethics of Transnational Commercial Surrogacy.” International Journal of Feminist Approaches to Bioethics 6, no. 1: 68-90. https://www.serenekhader.com/uploads/5/6/6/4/56647983/khader-intersectionality-transnational-surrogacy.pdf
[4] Para ejemplos en filosofía de la biología, pueden ver el proyecto de la filósofa Elselijn Kingma “Better Understanding the Metaphysics of Pregnancy”. Aquí les proveo un enlace a uno de sus videos: https://www.southampton.ac.uk/philosophy/research/projects/bump.page. Para ejemplos desde la partería, pueden leer a Ina May Gaskin. 2011. Birth Matters: A Midwife’s Manifesta. Seven Stories Press.
[5] Alhusen, Jeanne; Ellen Ray; Phyllis Sharps; & Linda Bullock. 2015. “Intimate Partner Violence During Pregnancy: Maternal and Neonatal Outcomes” en el Journal of Women’s Health 24, no. 1: 100-106. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4361157/
[6] Para un ejemplo de una intervención obstétrica dañina durante el parto, pueden leer: Spector-Bagdady, K., et al. 2017. “Stemming the Standard-of-Care Sprawl: Clinician Self-Interest and the Case of Electronic Fetal Monitoring.» Hastings Center Report 47, no. 6 (November): 16-24. Gavrell, Sara. 2020. “Filosofía de la tecnología del parir: El caso del monitor fetal” (manuscrito).
[7] Para ejemplos contemporáneos de crítica de estudios científicos que hacen esto puede leer argumentos por la filósofa Rebecca Kukla. August 2014. “Society: Don’t Blame the Mothers” Nature 512. https://www.academia.edu/20534992/Society_Dont_blame_the_mothers. También por Kukla: leer “Measuring Mothering” (2008). International Journal of Feminist Approaches to Bioethics (1), no.1.
[8] Card, Claudia. 1996. “Rape Terrorism.” The Unnatural Lottery: Character and Moral Luck. Temple University Press. 97-117.
[9] Warren, Mary Anne. 1989. “The Moral Significance of Birth” Hypatia 4, no. 3: 46-65.
[10] Si quieren leer sobre este tema, me pueden pedir mi presentación: Gavrell, Sara. “Are Imposed Cesareans Institutionalized Torture?” Science, Technology & Gender: Challenges & Opportunities: The Association for Feminist Epistemologies, Methodologies, Metaphysics, and Science Studies (FEMMSS) and the Canadian Society for Women in Philosophy (CSWIP), University of Waterloo, Canada (presentación : August 11, 2014)
[11] Esto es controvertible, pero está ampliamente documentado. Pueden ver, por ejemplo, Armstrong, Elizabeth. 2003. Conceiving Risk, Bearing Responsibility: Fetal Alcohol Syndrome & the Diagnosis of Moral Disorder. Baltimore: The John Hopkins University Press. Y Laury Oaks. 2001. Smoking and Pregnancy: The Politics of Fetal Protection. Rutgers University Press.
[12] Para un análisis interesante de los argumentos de riesgo y el parto en el hogar pueden ver el artículo Thompson, Paul. 1987. “Home Birth: Consumer Choice and the Restriction of Physician Autonomy.” Journal of Business Ethics 6, no. 6: 481-87.
[13] Para ejemplos de cómo se construyen los argumentos de riesgo fetal usando la perspectiva, inadecuada, de la individualización del “manejo de riesgo” pueden ver el artículo: Minkoff, Howard, and Mary Faith Marshall. 2016. “Fetal Risks, Relative Risks, and Relatives’ Risks.” The American Journal of Bioethics 16, no. 2: 3–11.
[14] Davis-Floyd, Robbie. 1993. “The Technocratic Model of Birth.” In Feminist Theory in the Study of Folklore, edited by Tower Hollis, Pershing, and Young, 297-326. University of Illinois Press.
[15] Córdova, Isabel. 2017. Pushing in Silence: Modernizing Puerto Rico and the Medicalization of Childbirth. Texas: University of Texas Press.
[16] Para una crítica de la falta de evidencia científica, y además sexismo, en las recomendaciones del CDC, pueden leer: Kukla, Rebecca. “Op-Ed: Should all women not on Birth Control give up drinking?” Los Angeles Times. February 10, 2016 https://www.latimes.com/opinion/op-ed/la-oe-0210-kukla-cdc-alcohol-pregnancy-20160210-story.html