A Peñuelas por Puerto Rico y el mundo
No son coincidencias. El neoliberalismo ataca simultáneamente los servicios esenciales de los gobiernos y la salud ambiental, por una misma razón: garantizar o mejorar las condiciones para acumular riqueza.
Tomando una perspectiva más amplia aún, en Peñuelas se enfrenta una comunidad cansada del abuso contra su medio ambiente –al otro lado del barrio Tallaboa quedan los restos de CORCO, y contiguas a ellos dos plantas generadoras de electricidad– a un dinosaurio: la industria carbonera, que produce la fuente más tóxica de energía que aún existe en el planeta.
Según Bill McKibben (pueden buscar en 350.org, un portal dedicado a la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero), las compañías de energía fósil –petróleo, carbón, y gas natural– están peleando con todo lo que tienen, en todas partes del globo, para que se sigan quemando los combustibles fósiles, cuyas reservas controlan. Están desesperadas, porque en la medida que crezca la conciencia del daño irreparable que producen junto con los megavatios, se hará evidente la sobrevaloración de esas reservas, y colapsarán: lo que McKibben llama la «burbuja de carbón».
Las cenizas tóxicas de AES son una instancia de algo que está ocurriendo en muchos sitios más. Que se sigan depositando posibilita que se siga quemando carbón, en vez de sustituirlo con fuentes renovables que ya son competitivas económicamente.
La lucha de Peñuelas es la lucha por el futuro del país y del planeta.
El domingo no te quedes en casa. Vamos a vernos en Peñuelas, salida 213 del expreso (carretera #2) hacia Yauco.