Apuntes dispersos en torno al political revolution y la candidatura de Bernie Sanders
Wall Street y los fondos buitres le declararon la guerra a Puerto Rico.
El PNPPD invita a la “clase billonaria” a que se muden a Puerto Rico, un “paraíso” caribeño, y fiscal.
Bernie Sanders está a favor de auditar la deuda y eliminar las partes ilegales de la misma, y de poner a la gente antes que la deuda, proveyendo entre otras cosas, educación universitaria gratis, un sistema de salud universal, subir el salario mínimo a $15, defender el ambiente, y otras reformas sociales.
La Junta de Control Fiscal quiere pagar la deuda a los bonistas y buitres, y seguir gobernando a la gente a través de la deuda, proponiendo entre otras cosas, cerrar cientos de escuelas más, cerrar cantidad de hospitales, bajar el salario mínimo a $4.25 a todos los menores de 25 años – expulsándolos de facto del territorio/país –, vender reservas naturales a aquellos billonarios que lleguen y así lo quieran.
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En el mismo momento cuando la Deudocracia en todo su esplendor se afila los dientes ante la carroña del patio, aparece un candidato presidencial que le declara la guerra a Wall Street, los billonarios y los buitres. Justo cuando el archipiélago borincano se vende al mejor postor billonario del norte (tierras agrícolas, propiedades, puertos, marinas, etc.), un viejo blanco-judío que se define como socialista democrático desde hace cuatro décadas o más y que siempre ha sido “independiente” – o sea, ni demócrata ni republicano – logra colarse y se lanza como candidato presidencial bajo el Partido Demócrata, teniendo así una oportunidad real de ganar.
En primera instancia la maquinaria demócrata da por ganada la candidatura de Hillary Clinton, y no le presta mucha atención al candidato de Vermont, nacido en Brooklyn. Pero Bernie Sanders no habla casi de él sino del “political revolution”, de la necesidad que la gente se organice y luche contra la “codicia” de Wall Street y la clase billonaria, o el 1% como diría el movimiento Occupy Wall Street, del cual han salido algunos organizadores por Bernie.
Distintos grupos – socialistas de la cuarta, feministas, militantes anti-racistas, afroamericanos, latinos, Native Americans, ‘independientes’, anarquistas heterodoxos y hasta la madre de los tomates progresistas y radicales – le toman la palabra y se organizan a su manera, haciendo exigencias propias, a la vez que van reclutando “apoyo crítico” para Bernie. También lo hacen demócratas de base, que suelen ser más progresistas, y otros que tendrán sus razones.
Varias luchas y organizaciones usan la plataforma que provee esta campaña para impulsar, como trampolín, sus exigencias. Así, simultáneamente, vemos diversas manifestaciones a favor del aumento del salario mínimo a $15, desobediencia civil y cientos de arrestos diarios en manifestaciones frente a la Casa Blanca por la farsa de las elecciones y la representación ‘democrática’ controlada por el gran capital, luchas anti-racistas en contra de la brutalidad policiaca, movilizaciones de estudiantes por una universidad libre de costo, protestas contra el neo-fascismo en los mítines de Trump, y un largo etc.
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Puerto Rico cada mes ‘pierde’ a miles de residentes. Miles, decenas de miles de boricuas se van cada año, rompiendo su propio récord como la “emigración aérea más grande del mundo” tal cual la bautizó C. Wright Mills en la década de los 50 del siglo pasado. Por primera vez en la historia moderna hay más boricuas en la diáspora, en la metropoli, que en Puerto Rico. Y siguen llegando billonarios blancos de Estados Unidos para comprar, comprar y comprar, y vivir la buena vida por seis meses y un día al año. El colonialismo absentista del ELA va llegando a su fin.
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El mundo entero está mirando las primarias en los Estados Unidos. Por supuesto, es el país más poderoso del mundo, el “minotauro global” como le llama Yanis Varoufakis, el “imperio”, a pesar de Mires. En fin, que el Imperio del Capital y Wall Street, y el imperio estadounidense se juntan y revuelcan. Como el neoliberalismo y el colonialismo aquí. Pero además resulta que hay dos candidatos fascistas en el Partido Republicano, una candidata neoliberal de catecismo e imperialista, y un independiente de toda la vida, “socialista democrático” (léase social-demócrata a la vieja usanza europea, no los ex -‘tercera vía’ y descaradamente neoliberales de hoy), con una larga trayectoria progresista y de lucha de derechos civiles, en el partido Demócrata. En otras palabras, si no gana Bernie el acelerador de la violencia y expulsión neoliberal e imperialista seguirá hundiéndose, junto a la esperanza y vida de millones de seres humanos.
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Bernie no es un santo, ni un revolucionario, aunque el sentido común político se ha movido tan a la derecha que sus propuestas parecen “utópicas” para el establishment. No es marxista-leninista-trotskista-
Bernie no es Sitting Bull-Gerónimo-Crazy Horse-Harriet Tubman-Sorjourner Truth-Emma Goodman-Zacco y Vanzetti-Martin Luther King Jr.-Malcolm X-Angela Davis-César Chavez-Antonia Pantoja…siga la lista. No es el Che-Lumumba-Nkrumha-Cabral-
¿Entonces? Vivimos en la historia, aquí y ahora. Lo que ocurra depende también en gran medida de la gente, de la politización y la radicalización de la democracia.
Si gana Bernie, Puerto Rico no será la tierra de leche y miel, y el león seguirá devorando a la oveja, aunque realmente será el lobo. No se abrirán los cielos para la llegada del mesías. Lo que sí pudiera ocurrir es que se abran nuevos espacios de lucha y participación con nuestras acciones en una coyuntura favorable, que mejoren las condiciones de vida de millones de personas, incluyendo las nuestras, que se propicien nuevas plataformas para discutir y reflexionar, y tomar decisiones en torno a nuestro presente y futuro político, que se ponga un freno de emergencia para disminuir la capacidad devoradora del capitalismo salvaje que todo se atraganta. Que las luchas progresistas a escala mundial tengan un aliado (o por lo menos no tengan a un enemigo agresivo) frente a las derechas múltiples, el neoliberalismo y su violencia. Que los buitres, Wall Street y las juntas de control fiscal tengan un contrapeso de fuerza…
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La lucha ideológica, de clase y etno-racial en los Estados Unidos se encuentra en un momento de mucha tensión y efervescencia, a la vez que la desigualdad se sigue agudizando.
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Puerto Rico le pertenece a, pero no es parte de los Estados Unidos. Puerto Rico es parte del mundo. Estados Unidos es el país más poderoso del mundo. Los puertorriqueños en Puerto Rico no pueden votar por el presidente o la presidente de los Estados Unidos, pero sí pueden votar por quién será el o la candidata a presidente. Puerto Rico tiene más de 60 delegados que influyen en la decisión de quién será el candidato. Y en estas elecciones quién es candidato representa una diferencia abismal para el futuro de los Estados Unidos, Puerto Rico, y el mundo.
Justo cuando ser social demócrata se percibe como ‘radical’ y descabellado (miren a Syriza frente a la Troika, a Podemos frente al PPSOECC, y casi toda la izquierda latinoamericana en el poder frente a sus derechas, y perdiendo terreno), aparece Bernie Sanders (y Corbyn, otro viejo-joven, en Inglaterra, pero ese es otro tema, aunque en verdad no). Pero Bernie no tiene casi cabello. El que tiene está blanco. No tiene mucho que perder, y tal parece que mucho que ganar, pues en la calle y en las urnas está que corta.
Si la cosa sigue como va, la Democratic Convention de este año va a hacer ver a la del 1968, en Chicago, como un juego de tocaíto. Sanders en sintonía con la gente y el voto popular y Hillary con los “super delegados” de la maquinaria demócrata – fórmula perfecta para el sal pa’ fuera y las múltiples insurgencias.
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La Deudocracia es la forma de gobernar en el neoliberalismo contemporáneo.
La Deudocracia es la gobernanza global: en Grecia, España, Argentina, Detroit, Washington D.C., la lista de estados ‘soberanos’, de territorios y colonias, de ciudades y regiones, es larga. En cada lugar la Deudocracia se vive, interpreta y resiste de formas particulares, influenciada por la historia y trayectorias políticas de cada país, o territorio. Aquí, la cuestión colonial y la Deudocracia neoliberal se juntan y revuelcan y unos llaman por la descolonización o la ‘independencia’ ahora, y otros a una convergencia anti-neoliberal que logre resistir y hacerle frente a la dictadura del capital financiero, ahora, con o sin independencia.
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La politización de la sociedad. La democratización del debate y la toma de decisiones. Sacar de la tarima a los expertos y llenar las plazas y calles, la ‘esfera pública’ con la gente. En las urnas, en la calle, en las ‘comunidades’, en la ‘urbanizaciones’, en la ciudad y en todas partes. Politizarnos. Esa ha sido la contribución del “political revolution.”
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Medio mundo – socialistas, anarquistas, socialistas demócratas, comunistas, ecologistas, independientes…. – se están montando en la guagua del “political revolution” y a la vez impulsan sus agendas políticas. Ni el independentismo, ni los movimientos sociales existentes, ni el partido emergente, tienen la infraestructura ni la fuerza en estos momentos para negociar nada. Esto no es ni una alianza, sino una ventana de oportunidad que se abre para montarse en la guagua, meterse por la ventana, y entrar en la discusión del political revolution que, si la cosa sigue como pinta, va mucho más allá de la candidatura de Bernie Sanders. El mensaje que se envía a la diáspora boricua y a los demás con una participación nutrida en las primarias y una victoria de Bernie Sanders puede abonar a la lucha anti-neoliberal y por la autodeterminación, si así se aprovecha. Buen provecho.
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¿Dejarle estas primarias al PNPPD, así, sin más? ¿Sin discusión alguna, dándole la espalda a lo que está pasando “allá arriba”? ¿Que los representantes boricuas de la maquinaria demócrata en la diáspora apoyen a Hillary y ya, sin decir ni jí? Eso también es quebrar el monopolio bipartidista en torno a un discurso más amplio de democracia, emergencia ciudadana y justicia social.
Organizarse en una campaña bajo la diversidad de identidades que convergen en las ideas anti-neoliberales del political revolution según se entiendan y traduzcan por estos lares, y romper el tabú de participar en las primarias ‘yanquis’ en una coyuntura única pudiera significar arrebatarle dicho espacio al bipartidismo capataz de la colonia y el neoliberalismo. Pudiera significar lanzar una piedra en las aguas estancadas de lo político para crear círculos concéntricos de lucha que se incrementan con la participación de la gente en su pluralidad y deseo de justicia social, con otros lenguajes, actores e ideas. Pudiera, si se rompen los tabúes y se hacen las conexiones necesarias.
La repuesta a lxs que rompen un tabú es el ostracismo, sin embargo lo que se percibe es más gente animada que señalando.
Ya hay hasta algunxs que ni pa’ llá miraban que comienzan a sentir el “Bern-abe” pepetero al montarse en la discusión del political revolution de Bernie. Hacer conexiones, eso.
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Que las contradicciones del camino agudicen la lucha y abran respuestas. Sin la verdad agarrada por el mango, pues se construye paso a paso, aprovechemos un momento único que va tornándose evento político de escala mundial.
*Versión revisada y ampliada para 80grados. Una versión anterior de este escrito fue publicada en el semanario Claridad.