Contando números y cuentos
Hace poco una abogada amiga me llamó la atención sobre lo mal que se cuentan en Puerto Rico, numéricamente, los casos de violencia de género. Cuando desde nuestras diversas profesiones quienes nos ocupamos de los estudios del género necesitamos saber algo tan básico como el dato de cuántas mujeres han sido víctimas de crímenes de género, de dónde proceden, qué edades tienen, etc. ¿qué nos encontramos? Primero, un reguero de fuentes, desde la casi desmantelada Oficina de la Procuradora de las Mujeres hasta la Policía, todas más o menos incompetentes. ¿Qué se hace un investigador? ¿Cada quién debe hacer su propio acopio de estadísticas según sus intereses? ¿Eso en el ya pleno siglo XXI? Más terrible aún es que con otras disciplinas ocurre más o menos lo mismo. De ello podemos dar fe estudiantes, profesores, investigadores en la Universidad de Puerto Rico.
¿Y cuál, al fin, es el problema de esto? Qué importa conocer de una muerta o herida más o una menos, son ¿cuántas? ¿Serán pocas, muchas, cómo se mide eso, con qué vara de contar, la de los números, la de los intereses de los gobernantes de turno o la de contar cuentos que quizá al fin y a la postre resulte ser lo mismo? John Grey , profesor de Pensamiento Europeo en la London School of Economics en un reciente ensayo que titula El progreso: ese brocado musical apolillado apunta que: “Lo incurable no es nuestra ignorancia del futuro, sino nuestra incapacidad para comprender el presente”. Pues de eso trata el problema. Pienso que para “comprender el presente”, labor que todo profesor ensaya y que además tratamos de inculcar a nuestros estudiantes, tarea muy primordial en una Escuela de Comunicación, es imprescindible conocer qué es lo que está pasando. Construimos el análisis, lo hacemos desde posicionamientos teóricos e ideológicos muy diversos, pero todos necesitamos conocer los hechos, tener datos de autoridades que nos dan alguna seguridad de veracidad.
Es que antes, en las universidades en las cuales yo me eduqué, muy particularmente en la de Puerto Rico, a los universitarios, como también a quienes nos dirigían, les preocupaba precisamente esto que dice Grey, que aprendiéramos a comprender el presente. Conocer el pasado, por supuesto, a veces hacer pininos de magos educados y tratar de hacer conjeturas inteligentes sobre el futuro, pues también, pero lo principal es partir de una comprensión veraz de la realidad presente. Desde nuestras múltiples disciplinas nos esforzábamos en investigar, estudiar el pasado, el presente, para poder comprender mejor la vida que vivíamos y quizá, con optimismo, aportar conocimientos para poder constituir un futuro mejor. Para esa tarea tener acceso a los datos, datos duros, indicaciones sobre la realidad que vivímos, era y creo que sigue siendo, indispensable. Para ello las estadísticas de las agencias gubernamentales, de los informes al gobernador de la Junta de Planificación, las investigaciones y escritos de profesores y estudiantes eran una fuente esencial. Así también los datos que nos ofrecían los periódicos y revistas nacionales, internacionales y universitarios cuya información aún suponíamos confiable pues más o menos lo eran. Una fe que si bien descansaba en la autoridad del periódico o revista, era una autoridad ganada, merecida.
No me interesa en este momento la cuestión de culpas, eso se lo dejamos a los teólogos y quizá a algún historiador en el futuro. Lo que creo que nos debe interesar es el hecho de cómo nos cuentan la realidad y sus consecuencias para los universitarios y todo el país. Por ello es importante el caso del Dr. Mario Marazzi y el intento de desmantelar el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico. (Recuerden que Marazzi fue fulminado precisamente en medio de un debate sobre el Informe de precios al consumidor, un documento esencial para múltiples investigaciones académicas y profesionales). Frente a la urgente necesidad de una centralización de esto del conteo y la dirección del proceso por alguien que sepa lo que hace, hubo algunas quejas inmediatas pero luego qué, la impunidad a la cual ya se nos está acostumbrando. Mucho más importante resulta ser la sexualidad de Ricky Martin, el último chisme de cama de algún congresista en los EEUU o los disparates para morirse de la risa si no fuesen tan siniestros, de las candidatas a legisladoras en ese país.
Señores gobernantes y legisladores: los datos son necesarios para enseñar y producir conocimiento, lo que se supone que hagamos en la Universidad y para gobernar y legislar, lo que se supone que hagan ustedes, aunque ustedes no lo crean (ni lo entiendan). Dejemos eso de hacer cuentos a los literatos que esos sí lo saben hacer.
Posdata: Añado la importancia que tiene la prensa universitaria, en nuestro caso, Diálogo y Diálogo Digital para esto de producir conocimiento. Espero que nuestros nuevos administradores en la Presidencia y la Rectoría así lo puedan entender. Tema para otro blog.