Cuando los pobres dicen basta: la rebelión de Los Filtros contra la gentrificación y el olvido
Resistiendo la Gentrificación en Puerto Rico. La lucha comunitaria en Los Filtros en Guaynabo. Cuando los pobres se convierten en agentes de cambio social.
Víctor Vázquez Rodríguez. Editorial Publicaciones Gaviota (2024)
Tras el huracán María en 2017, que dejó a Puerto Rico en ruinas, la crisis fiscal que lleva años devorando su economía y los terremotos de 2019-2020 que sacudieron no solo la tierra, sino también la ya frágil estabilidad emocional de su gente, emergió un fenómeno que, aunque menos estridente, es igual de devastador: la gentrificación. Este proceso, que se disfraza de modernidad y progreso, ha desplazado a comunidades enteras, empujándolas a los márgenes de la sociedad mientras sus tierras son transformadas en enclaves de lujo y exclusividad.
El libro Resistiendo la Gentrificación en Puerto Rico del antropólogo Víctor Vázquez Rodríguez nos conduce al epicentro de esta problemática, con la comunidad de Los Filtros, en Guaynabo, como su escenario central. En este municipio, bastión de la élite puertorriqueña, donde el “American way of life” es aspiración y fachada, las políticas urbanísticas no solo han incrementado el valor del suelo, sino que han desarraigado a los más pobres, como si fueran piezas de un tablero de ajedrez neoliberal. Sin embargo, Los Filtros se negó a ser peón de nadie.
Los residentes de esta comunidad, como guerreros cotidianos, se organizaron y se opusieron a su propio desalojo. Sus voces, normalmente ignoradas por las instituciones, se transformaron en un grito colectivo que resonó por todo Puerto Rico. Desde el trabajo etnográfico de Vázquez, realizado entre 2004 y 2010, emerge un relato profundamente humano sobre resistencia y lucha, donde la gentrificación deja de ser un concepto abstracto y se revela como un arma de exclusión y violencia social.
La crisis de la vivienda, histórica y persistente, ha sido una llaga perpetua en el cuerpo social de Puerto Rico. Este problema, que parece ensañarse con los más pobres, abona a una desigualdad siniestra que va más allá de lo económico: es una aporía criolla que encierra a los marginados en un ciclo de despojo y dependencia. En ese contexto, Los Filtros emerge como un símbolo de resistencia contra una lógica que, bajo la máscara del desarrollo, perpetúa la exclusión y la injusticia.
El fenómeno de la gentrificación no se detiene en Guaynabo. El resto de Puerto Rico también se encuentra merced del desplazamiento. En Cabo Rojo, por ejemplo, el proyecto propuesto Esencia se erige como un nuevo símbolo de esta dinámica. Publicitado como un desarrollo de lujo con énfasis en el turismo y el bienestar, este proyecto amenaza con transformar uno de los municipios costeros más emblemáticos de Puerto Rico en un enclave exclusivo para extranjeros y residentes adinerados. Con terrenos que deberían priorizar a la comunidad local, Esencia sigue la línea de las leyes 60 y 22: priorizar la inversión extranjera sobre las necesidades de los puertorriqueños. Este modelo no solo perpetúa el despojo, sino que refuerza la idea de que el progreso está diseñado para unos pocos, mientras los muchos son desplazados hacia los márgenes.
En Resistiendo la Gentrificación en Puerto Rico, con un estilo que combina la precisión académica con la profundidad emocional, Vázquez muestra cómo este fenómeno trasciende las fronteras locales y responde a las dinámicas de la globalización neoliberal. Municipios como Rincón, Dorado y Cabo Rojo son solo ejemplos más de un modelo que prioriza las ganancias rápidas sobre el tejido social. Sin embargo, su trabajo también celebra las resistencias: Los Filtros, y las luchas que se inspiran en este ejemplo, son faros de esperanza en una tormenta de desigualdad.
Finalmente, Vázquez nos deja con una reflexión crucial: el futuro de Puerto Rico depende de la capacidad de sus comunidades para resistir las fuerzas que intentan silenciarlas y del gobierno para transformar sus políticas en herramientas de justicia social. En Los Filtros, y en los espacios que aún pueden resistir proyectos como Esencia, encontramos no solo un ejemplo de lucha, sino una lección universal: la dignidad y el derecho a una vivienda digna no se piden, se exigen. La aporía de la desigualdad criolla no se resuelve con promesas, sino con acción.