Curso corto remedial
a los des-informados y buscones
que por dudosas y fanáticas razones
se chingan el idioma sin condones
INTRODUCCIÓN
Bienvenidos:
concientizados y concientizadas,
feministas y feministos,
presidentos y presidentas,
residentas y residentos,
comerciantos y comerciantas,
periodistas y periodistos,
condóminos y condóminas,
capitalistas y capitalistos,
marxistos y marxistas,
anarquistas y anarquistos,
amantos y amantas,
miembras y miembros,
escritoros y escritoras,
juezas y juezos,
poetos y poetas,
artistas y artistos,
pornógrafos y pornógrafas,
etcéteras y etcéteros.
PRIMERA LECCIÓN
No confundir los géneros con los genitales.
Aunque en la cama el sexo femenino
abarque el masculino, en la gramática
el género masculino abarca el femenino.
Por lo tanto: “los amigos” incluye a “las amigas”,
“los maestros” a “las maestras”,
“los señores” a “las señoras”…
No hay ninguneo, ni ofensa, ni menosprecio.
Son convenciones, arbitrariedades
que alisan las jorobas del lenguaje
para mentar personas de iguales cualidades.
SEGUNDA LECCIÓN
Las palabras no tienen sexo.
Pero si usted insiste en la pornografía,
palabras que no terminen en “O”
(para usted, vocal-pene),
y palabras que no terminen en “A”
(para usted, vocal-vulva),
pueden causarle confusión y engaño.
Son palabras lisas como muñecas de antaño.
Son las que terminan en la asexuada,
en la indiferente, en la neutra vocal “E”.
Requieren maridarse con artículos
para encontrárselo o encontrársela
y así evitar vergüenzas y ridículos.
Con los artículos-falda “la” y “una”,
y los artículos-pantalón “el” y “uno”
le pone usted el genital correspondiente
a presidente, a comerciante, a residente,
a deambulante,
a delincuente,
y hasta a juez.
Alucinados hay que, mondos y lirondos,
dicen jueza y presidenta.
Pronto, igual de orondos,
dirán miembra y delincuenta,
deambulanta, comercianta y residenta.
TERCERA LECCIÓN
Hay palabras que confunden
como escocés en galana.
Van con falda y por debajo
como si fuera campana
tiene colgando un badajo:
“Feminista”, “artista” y “poeta”
dependen de sus artículos.
Decimos “el feminista”, no “el feministo”,
“el artista”, no “el artisto”,
“el poeta”, no “el poeto”.
¡Valgan, pues, los adminículos!
(Todavía no sé cuál fue la ofensa
que cometieron “actriz” y “poetisa”,
debió haber sido inmensa,
porque fueron borradas como tiza.)
CUARTA LECCIÓN
Lo anterior no agota el tema,
es sólo la introducción,
también una exhortación,
señora, a no ser cricona,
señor, a no ser huevón.
RESUMEN
Ame más su idioma que su ideología
y gozará de sensatez, buen gusto y simpatía.