Discurso Marcha Multisectorial
Entendí una cosa, y es que este mundo no es cosa estática o perenne, es un espacio-tiempo que no podemos desaprovechar y en el que las injusticias cada vez deben tener menos cabida. Al final del día, no olvidemos que, inevitablemente, estamos en la transformación del mundo tal y como lo conocemos. Sabemos, no obstante, que otras formas de vivirlo son posibles, que otras formas más solidarias de relacionarnos son necesarias para lograr materializar la sociedad con la que soñamos y a la que aspiramos.
Quiero comenzar leyendo unas oraciones del primer capítulo de este libro que les comento porque trata de las insurgencias de los movimientos, dice así: “Ocurrió cuando nadie lo esperaba. En un mundo presa de la crisis económica, el cinismo político, la vaciedad cultural y la desesperanza, simplemente ocurrió”. Y continúa luego de una que otra oración diciendo que: “Los individuos volvieron a unirse para encontrar nuevas formas de ser nosotros, el pueblo. Al principio fueron unos cuantos, a los que se unieron cientos, que se conectaron en red con miles, apoyados por millones con su voz y su búsqueda de esperanza, bastante caótica, que atravesaba ideologías y modas, para conectar con las preocupaciones reales de la gente real en la experiencia humana real que reivindicaban”.
Hoy hemos confiado en nosotros mismos y muchos lo han hecho también. Lo hemos hecho porque, sin confianza, nada funciona. Sin confianza se desvanece la posibilidad de trabajar en común por nuevas formas de entender y construir el mundo justo, razonable, sensible y plural que merecemos.
Estamos hoy aquí por muchas razones. Primeramente, porque el movimiento estudiantil, en un sano ejercicio democrático de Asamblea General de Estudiantes tomó la decisión de que la inacción no es una posibilidad ante nuestro tétrico panorama económico y político. Tomó la decisión de asumirse como ciudadanos políticos en un mundo muy despolitizado. Los/as estudiantes levantamos la frente ante las líneas editoriales que responde y nos llaman al servicio de los grandes poderes económicos. Y hemos dado el comienzo a una jornada de lucha sin precedentes por la educación pública de nuestro país.
Tenemos claro la complejidad de esta lucha, pues nos enfrentamos a varios fenómenos: una Junta de Control Fiscal que, desde los más absurdos sueldos y comodidades, y dirigida por personas de dudosa reputación que dan órdenes de cómo recortar los servicios públicos más básicos que dan función a nuestra sociedad. Una Junta, que sin piedad y desde la enajenación total, custodia nuestros recursos y arrebata nuestros derechos.
Esta juntilla de banqueros y financieros nos quieren hacer pagar una deuda que no ha sido auditada y cuya legitimidad es más que dudosa. A esto se le añade a un Gobierno, que con la derogación de la Ley 97 del 2015, nos elimina la Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público. Con su eliminación el Gobierno ha detenido la investigación y divulgación de informes que parecía indicarnos que parte de la deuda pudo haber violado varios artículos de nuestra Constitución. ¡Por eso los/as estudiantes nos unimos al llamado de Auditoría YA! Solo la auditoría nos confirma lo ilegal, eliminar la ilegítima y así podríamos reducir inmensamente los recortes, que hoy por hoy, pretenden hacerse a ciegas. Los/as estudiantes hacemos un llamado a no entregar nuestro país en bandeja de plata a la Junta de Control Fiscal, a los bonistas, banqueros, y todos los que, con la eliminación de la auditoría de la deuda pública, guisarán hasta el cansancio.
Mientras los editoriales y algunos sectores nos llaman egoístas, nuestra lucha es por la dignidad colectiva, salvaguardar nuestra isla y pensar una sociedad basada en la justicia. Esto, por lo tanto, se aleja mucho de ser un reclamo egoísta. Somos conscientes de que los recortes están hechos a ciegas, llamamos a la sensibilidad y humanidad, pues estos afectarán a nuestras familias, a nuestros espacios de trabajo y educación y, sin lugar a dudas, a nuestro futuro como pueblo.
La UPR es del pueblo y el cimiento de nuestra sociedad, por esto reclamamos que no hagan recortes al presupuesto de la Universidad de Puerto Rico. Cortar 450 millones de dólares es desmantelar la educación pública, eliminar decenas de programas educativos, cerrar recintos, y es, seguramente, una oportunidad para reformar la Universidad como un espacio elite, donde solo asistan quienes puedan pagarla y aspiren a carreras universitarias ajustadas al mercado.
La Universidad de los mercados no es plural ni responde a la sociedad. Debemos cuestionar, y preguntarnos, ¿en dónde quedan las bellas artes, el teatro, la literatura, la filosofía, las lenguas, la sociología, la geografía? ¿Dónde quedan las disciplinas que nos enriquecen como seres pensantes? Repudiamos estos recortes y nos negamos a ellos, porque aspiramos a una Universidad pública y de calidad.
Ante esta coyuntura, los/as estudiantes exigimos una reforma universitaria, una que sea horizontal, plural y heterogénea. No se basa solamente en el cumplimiento mínimo de la presencia del otro, sino que exigimos una reforma que cumpla con las necesidades de todos los sectores, donde queden plasmados los esfuerzos conjuntos de la transformación del espacio educativo, que también es espacio de creación y trabajo. Hoy, nos damos cita en este Centro de Convenciones, para decirle a esa Junta de Control Fiscal que la seguiremos a donde vaya, que no nos quedaremos en casa mientras desmantelan descaradamente el país que nuestros abuelos y abuelas han levantado. Le decimos que basta de gestionar el país como si fuera un juego, que aquí habemos personas con sentimientos, con necesidades y con una dignidad rebelde que hace del inmovilismo una cosa imposible.
Hoy, estudiantes, profesores, empleados, trabajadores del país, exalumnos, jubilados, niños y niñas decimos presente en un espacio de reivindicación, uno de los muchos que vendrán. Esta es la primera actividad multisectorial que hacemos desde el comienzo de la paralización de la cotidianidad, porque tocaba parar, pensarnos y unirnos en un ejercicio que pretenda, a toda costa, defender nuestro país de las injustas y violentas manos que lo administran. ¡La Universidad es y seguirá siendo del pueblo puertorriqueño! ¡No nos permitamos verla caer en pedazos! Toca defenderla y estabilizarla por el bien de aquellas generaciones que aún no han nacido. Esas que no deben pagar jamás las consecuencias de una generación que no hizo nada por dejar un mejor escenario para la formación de sus vidas. Culmino esta intervención diciendo que seguiremos… y que ni piensen que nos van a parar.
¡NO LO LOGRARÁN!