El mito de una mayoría estadista: los datos no son los datos
“No todo lo que se puede contar cuenta,
ni todo lo que cuenta puede contarse.”
William Bruce Cameron,
–Atribuido a Albert Einstein
Asimismo, cuando se presentan los datos sobre suicidios debemos preguntar cómo se define un suicidio. Por ejemplo, cuando un adicto muere de una sobredosis de drogas, cómo sabemos si es un accidente o un suicidio. Se trata de reconstruir comportamiento y hacer inferencias o deducciones. En las ciencias sociales, los datos no siempre son los datos.
Entonces cabe preguntarse si 52.4% del voto a favor de la estadidad en el plebiscito de las elecciones pasadas representa la voluntad del “pueblo puertorriqueño”. ¿Es, como argumenta el liderato del Partido Nuevo Progresista (PNP), una “mayoría contundente? Interroguemos, pues, “los datos” desde una perspectiva sociológica.
Trasfondo Histórico
Desde 1952 ha habido 7 consultas de estatus en Puerto Rico. Tres las ha ganado el Estado Libre Asociado (ELA), tres la estadidad o anexión de Puerto Rico como estado de la Unión Americana y en 1998 la alternativa que ganó fue, “ninguna de las anteriores”. La tabla 1 presenta un resumen de las 7 consultas, el número de electores inscritos, el número de votantes, la tasa de participación electoral para cada evento y el por ciento por el cual ganó la alternativa que recibió la mayoría de los votos.
Una revisión de la tasa de participación revela que esta fue de dos terceras partes o más en las consultas de 1967, 1993, 1998 y 2012. La más baja fue en 2017, seguida por la de 2020 y 1952. De hecho, uno de los cuestionamientos tradicionales a la legitimidad del plebiscito sobre la constitución del ELA de 1952 fue que participó apenas un 54.7% del electorado. Esta consulta se llevó a cabo bajo un clima de represión política contra el nacionalismo, incluyendo una “Ley de Mordaza”, que redujo la participación electoral. No obstante, el ELA obtuvo una mayoría clara, aunque su legitimidad es cuestionada hasta el presente.
El ELA surge como una respuesta norteamericana a las demandas de descolonización luego de la segunda guerra mundial. La aprobación de esta constitución fue simplemente una expresión simbólica del consentimiento de los colonizados a nuevos términos de gobernanza en los cuales el Congreso de Estados Unidos delegaba poderes dentro de su soberanía sobre el territorio de Puerto Rico. La isla continuó siendo un territorio que “pertenece a, pero no es parte de”, Estados Unidos. Pasó de ser un territorio no incorporado a un territorio “organizado” aunque no incorporado. Como deja claro la Ley PROMESA, el Congreso de Estados Unidos es el depositario de la soberanía de Puerto Rico, y bajo el artículo IV, sección 3 de la Constitución de Estados Unidos tiene el poder para disponer y formular las reglas y leyes necesarias para el gobierno de los territorios. Por ello el ELA fue siempre considerado como una fórmula de transición a una definición final entre la estadidad y la independencia.
El plebiscito de 1967–un referéndum de tres alternativas– sería la respuesta del Partido Popular Democrático (PPD) a las denuncias de continuación del colonialismo mediante el ELA. En un acuerdo entre la administración Kennedy y el gobierno de Luis Muñoz Marín, se celebraría un referéndum que serviría de base para confirmar la preferencia electoral por el ELA y daría paso a la ampliación de poderes internos para diferenciarlo claramente del colonialismo clásico. Habiendo sido asesinado el presidente Kennedy, Washington no cumplió el acuerdo, a pesar del triunfo claro del ELA.
No obstante, el plebiscito de 1967 mostró un crecimiento significativo en el apoyo electoral para la estadidad como alternativa de solución a la cuestión colonial. La estadidad logró un voto de 38.8%, lo que dio paso a la creación de un nuevo partido estadista, el Partido Nuevo Progresista, liderado por Luis A. Ferré. Este partido ganó las elecciones de 1968, acabando con la hegemonía del PPD e iniciando a un periodo de alternancia política entre el PNP y el PPD.
El PPD ganó las elecciones de 1972, fomentando esperanzas de restauración hegemónica pero el PNP ganaría las elecciones de 1976 reformando su discurso y visión política. El lema que llevó a Luis Ferré a la gobernación, “los humildes serán los primeros”, se convertirá en 1973 en “la estadidad es para los pobres”; este sería el título de un libro firmado por el alcalde de San Juan Carlos Romero Barceló, quien sería electo gobernador en 1976 y 1980.
El PPD triunfaría en las elecciones de 1984 y 1988. Pero el PNP regresaría al poder en 1993 con una agenda de “estadidad ahora”. A partir de entonces se celebrarán 5 consultas de estatus, todas bajo gobiernos del PNP; 1993, 1998, 2012, 2017 y 2020.
Las consultas de estatus bajo el PNP: 1993-2020
Alentados por el triunfo electoral de 1992 el PNP celebrará otro referéndum de estatus en 1993. El resultado no fue el deseado, pero si muy alentador. El ELA ganó el referéndum, aunque se quedó por debajo del 50%, reduciendo su mayoría por 11.5%. La estadidad aumentó su apoyo por 6.5%. (Ver tabla 2).
A partir de la consulta de 1998, el PNP definiría las fórmulas de estatus a su antojo sin consultas ni consensos. Su objetivo sería dividir el voto del ELA, ya que el voto independentista había decaído. La dependencia de transferencias federales, iniciada en 1974 con la extensión de los programas de ayuda nutricional (cupones de alimento) y subsidio a la renta (sección 8) para familias e individuos bajo el umbral de pobreza habían sellado la preferencia del electorado por la “unión permanente” con Estados Unidos, bien bajo el ELA o bajo la estadidad. Recordemos que cerca del 50% de los/as puertorriqueños/as viven bajo el umbral de pobreza estadounidense, por lo cual son elegibles para estas ayudas. Las contiendas electorales a partir de entonces girarían en torno a cuál partido allegaría más prestaciones sociales financiadas con fondos federales.
Desde el referéndum de 1998 en adelante, el ELA se presentará dividido en dos alternativas, soberano y territorial, o se juntará el “ELA soberano” con la independencia. En las campañas plebiscitarias el discurso anexionista (pro-estadiad) el ELA soberano y la independencia se asociarán con la ruina del país por la pérdida de ayudas federales y de la ciudadanía estadounidense. Los “soberanistas”, como los independentistas serán tildados de “Chavistas” en alusión al líder venezolano Hugo Chávez y el proyecto de “socialismo del siglo veintiuno”. También se les tildará de separatistas, socialistas, pro-Cuba y otros motes y epítetos que evocan el macartismo norteamericano.
El cuadro 1 presenta las alternativas presentadas al electorado en las consultas de estatus entre 1967 y 2020. Se observa que, a partir de 1998 no se vota por las tres alternativas tradicionales. Más aún, las fórmulas presentadas al electorado no son consistentes, salvo por la estadidad, que es constante y la independencia que lo fue hasta el referéndum de 2012. Los electores puertorriqueños son presentados con alternativas cambiantes en cada elección. El ELA se diseña y rediseña para cada consulta.
La consulta de 1998 se hace luego de una apabullante victoria del PNP en las elecciones de 1996. Los votos para el gobernador Pedro Rosselló superaron el millón. Aprovechando su fortaleza electoral, el gobierno del PNP diseñó una papeleta larga y confusa que presentaba definiciones extensas de cada alternativa identificándolas por número. La propuesta del gobierno de Pedro Rosselló presentaba cuatro alternativas que traducidas a designaciones tradicionales serían: (1) ELA territorial, (2) ELA soberano, (3) estadidad y (4) independencia.
Grupos de ciudadanos favorecedores del ELA y de la independencia se coaligaron para demandar al gobierno y exigir que se añadiera una quinta alternativa, “ninguna de las anteriores”. Esta alternativa expresaba el desacuerdo con las definiciones propuestas y la maniobra de dividir el voto del ELA. La corte falló a favor de los demandantes y se añadió lo “quinta columna”, promovida por líderes del PPD y otros grupos soberanistas e independentistas. (cuadro 2)
La quinta columna obtuvo la mayoría de los votos, 50.3%. La estadidad obtuvo 46.5%, una proporción similar a la de la consulta de 1993 (ver tabla 2). No obstante, iniciando un patrón que se repetirá, el gobernador Rosselló reclamó el triunfo de la estadidad porque “ninguna de las anteriores” no era una opción de estatus. Este argumento demagógico, que marcará la pauta de las presentaciones futuras del movimiento estadista al Congreso, al presidente y a la prensa norteamericana, fue ignorado en Washington.
Las Mayorías Estadistas
Este proceso de diseño y ajuste de alternativas para garantizar una mayoría estadista volvió a presentarse en el referéndum de 2012. En este referéndum se presentó a los/as electores/as una papeleta de dos partes. En la primera parte se le preguntaba a los/as electores/as: ¿Está usted de acuerdo con mantener la condición política territorial actual? Si o No. En la segunda parte se les pedía que expresaran su preferencia entre estadidad, independencia y ELA soberano.
El candidato del PPD, pidió a sus electores/as que votaran sí en la primera parte de la papeleta y dejaran en blanco la segunda parte de la papeleta. Los resultados, presentados en la tabla 3 fueron un ejemplo de la incongruencia colonial. En la primera parte de la papeleta la mayoría de los electores votaron “no”. Así expresaban su descontento con el ELA y su deseo de cambio de la relación colonial. Pero en la segunda parte el resultado reflejó una falta total de consenso entre los/as electores/as. La mayoría votó por la estadidad, que logró un 44.4% de los votos emitidos. Las papeletas dejadas en blanco, según las instrucciones del líder del PPD, fueron 26.5%. La tercera mayor cantidad de votos la logró el ELA soberano, 24.2%, mientras que la independencia logró 4%. No obstante, el PNP y la Comisión Estatal de Elecciones, controlada por este partido, reclamaron que las papeletas en blanco no contaban, a pesar de que el líder del PPD y ganador de la elección para gobernador, había hecho explícito que sus seguidores dejaran la segunda parte de la papeleta en blanco. En la primera parte sólo el 3.6% de las papeletas fueron dejadas en blanco, también en protesta. La estadidad recibió el 44.4% de los votos emitidos. Aunque, nuevamente, el liderato del PNP reclamó haber recibido un 61.2% de los votos. Y, nuevamente, el presidente norteamericano, Barak Obama argumentó que los resultados no eran concluyentes. El presidente procedió, además, a asignar $2.5 millones para financiar una campaña educativa no partidista sobre las opciones de estatus. El dinero fue asignado al Departamento de Justicia federal para, una vez certificadas las alternativas presentadas como consistentes con el orden constitucional estadounidense, se desembolsaran a las organizaciones designadas para esos fines.
Luego del retorno al poder del PNP en 2017 se realizó otra consulta en 2017. Se anunció que esta sería entre estadidad e independencia por ser las alternativas congruentes con el orden constitucional estadounidense. Se solicitó el financiamiento y sanción legal al Departamento de Justicia de Estados Unidos. El 29 de julio de 2017 el procurador general federal negó los fondos y la sanción legal a esta consulta, por no incluir todas las alternativas de estatus. El gobernador y la legislatura del PNP procedieron con las enmiendas incluyendo como tercera alternativa el estatus territorial actual. La independencia y el ELA soberano habían sido combinados como una sola alternativa desde la propuesta original. Esa consulta fue boicoteada por todos los partidos de oposición, logrando una participación de poco más del 23% y un voto para la estadidad de 97%, pues se crearon organizaciones ciudadanas ad hoc para apoyar las otras alternativas (ver tabla 1).
En las elecciones de 2020 el gobierno del PNP volvió a organizar un plebiscito estadidad Si o No. La papeleta leía: “¿Debe Puerto Rico ser admitido inmediatamente dentro de la Unión como un Estado?” Como puede observarse en la tabla 1, con una participación de 52.2% la estadidad logró una mayoría de 52.3%.
Si miramos las consultas de estatus y los votos por la estadidad en perspectiva histórica podemos concluir que los/as electores/as no han sido presentados con las mismas alternativas consistentemente; se han reformulado arbitrariamente las alternativas y sus definiciones, dividiendo las definiciones del ELA y fusionándolas o integrándolas a la independencia (cuadro 1).
También se observa en la gráfica 1 que, a menor participación electoral, mayor es el porcentaje de votos para la estadidad. Esto quiere decir que el voto tiene una representatividad menos del universo de electores inscritos y, por tanto, de la voluntad del pueblo.
En el caso del voto de 2020, la mayoría de 623,053 votos representa apenas un 26.4% de los/as electores/as registrados/as, aunque este sea 52.3% de los votos emitidos. En 2017, los 508,862 votos que recibió la estadidad representaban tan solo 22.5% de los/as electores/as registrados/as, y 97.1% de los votos emitidos.
Asimismo, en la gráfica 2 observamos que el número de votos por la estadidad ha declinado significativamente desde un punto alto de 834,191 votos en 2012, a 508,862 en 2017 y 623,053 en 2020. Ello a pesar de que el número de votantes registrados se ha mantenido entre 2.2 y 2.4 millones de electores/as. La abstención electoral tiene sus raíces en la crisis de legitimidad causada por la corrupción del liderato político del PNP y el PPD, aunque factores como la pandemia, puedan influir en este fenómeno.
Conclusiones
A la luz del análisis histórico de datos cuantitativos y cualitativos podemos concluir que no hay evidencia de que la mayoría del “pueblo puertorriqueño” haya votado a favor de la estadidad; votaron la mayoría de los votantes. La mayoría de 52.3% del voto por la estadidad, NO ES una “mayoría contundente” como pretende el liderato del PNP.
El discurso anexionista / estadista en Puerto Rico sigue teniendo como eje el lema, “la estadidad es para los pobres” y sigue presentándose como la solución a la crisis económica y la quiebra del gobierno por la abundancia de “fondos federales” que llegarán a la Isla de ser admitido como estado de la Unión y obtener paridad en la distribución de prestaciones sociales y fondos federales. Se trata de una especie de rescate político-financiero a la quiebra fiscal en la que se encuentra la Isla. La puertorriqueña y el puertorriqueño promedio entienden que la estadidad traerá prosperidad económica. No obstante, el liderato anexionista promete que la Isla mantendrá una representación separada (distinta a la de Estados Unidos) en los concursos de belleza internacional, las Olimpiadas y otros eventos deportivos y culturales internacionales. La educación será bilingüe, preservando el español como vernáculo, y las peleas de gallo seguirán siendo legales en el estado 51. La estadidad se presenta demagógicamente como la panacea universal, el bálsamo de Fierabrás, del que hablaba don Quijote, que todo cura sin menoscabo de nada. La estadidad jíbara le llamó el fundador del PNP Luis A. Ferré a esta figuración puertorriqueña de la anexión.
El discurso sobre la estadidad del siglo veintiuno argumenta que la estadidad es una cuestión de derechos humanos, no de dólares y centavos. Se presenta como una condición del derecho humano a la igualdad; estadidad es igualdad de derechos. Este es un discurso demagógico que confunde los derechos humanos de los individuos con los derechos de los pueblos. De hecho, el primer principio de la carta de derechos de la ONU es el derecho de las personas a la libertad y la igualdad: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales…” (https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/). En términos del derecho internacional de los pueblos coloniales a la autodeterminación y la independencia, la otorgación de la estadidad como un acto del Congreso de Estados Unidos no es un proceso descolonizador. La estadidad resolvería el problema legal del estatus de Puerto Rico, pero no es una fórmula descolonizadora. La colonialidad es una condición del ser, no meramente un estado jurídico, como evidencian teóricos como Frantz Fanon, Albert Memi y Aníbal Quijano, entre otros (https://www.80grados.net/cuestion-colonial-y-estadidad-hegemonia/).
En Puerto Rico no existe una mayoría anexionista. Aunque existe una mayoría electoral pro-estadidad, no se trata de la mayoría del pueblo y se ha logrado manipulando la presentación de las alternativas en las consultas de estatus. El 52.3% obtenido por la estadidad en el plebiscito de 2020 es un dato engañoso, que tomado fuera de contexto no refleja el proceso de maniobras que llevaron a la “manufactura” de una mayoría electoral estadista endeble.