El Mundial desde las gradas y los bares
“Ya lo ves, ya lo ves, el que no salta, es un inglés
Brasilero brasilero, que amargado se te ve,
Maradona es más grande… es más grande que Pelé”
A Miguel, el mejor compañero de viaje
Desde Salvador de Bahía, Brasil (Segundo Tiempo)
Una vez escuché que “nada más triste que un estadio vacío”. Por eso, cuando quieren penalizar a un club, siempre el castigo de cerrarle el estadio es más fuerte que las multas económicas. Y es que, aunque en todos los deportes los fanáticos son una parte esencial, éstos toman una dimensión aún más importante en el fútbol, quienes son famosos por su pasión en las gradas, cánticos, caras pintadas, bailes, y desafortunadamente a veces motines y peleas.Con los altos costos para asistir a un Mundial, desde los boletos aéreos, entradas para partidos, hospedaje y gastos diarios, son muchísimas las personas que lo viven desde los bares. Desde brasileños, a aficionados que no pudieron conseguir o costear entradas, a los que sí llegaron a entrar a los estadios, pero teniendo en cuenta que hay un promedio de tres juegos al día y en diferentes ciudades, definitivamente la mayor parte se ven a través de la televisión. Con excepción de la minoría que lo ve en el parque, la mayoría lo hace a través de la pantalla, lo que antes se experimentaba a través de la radio.
En Brasil aún es difícil estimar cuántos aficionados han entrado al país para el Mundial, de los cuales no todos van ni siquiera a un partido. En Salvador de Bahía, en un periodo de una semana, asistí a dos partidos en la Arena Fonte Nova, y los restantes 15 los vi por televisión, muchos de ellos en bares y la experiencia fue igual de emocionante. En el escrito anterior explicaba cómo los Fan Fest pretenden ser un microcosmo del estadio, pues los bares lo son también, pero de manera espontánea. La gente va vestida con las camisas de sus selecciones, algunos se pintan la cara, ponen banderas, cantan, saltan, discuten, sufren y celebran. En los bares tuvimos dos experiencias inolvidables con dos fanaticadas archirivales por motivos deportivos y políticos, Argentina e Inglaterra, pero que por distintos factores se asimilan en términos de su manera de animar, a veces adaptando canciones populares y algunas de rock en cánticos de fútbol y algunos las consideran las dos aficiones más apasionadas del fútbol mundial. Aunque para muchos argentinos Diego Armando Maradona resolvió con dos goles en México en 1986 la honra nacional marchita por las acciones militares británicas en las Islas Malvinas, la rivalidad continúa y se manifiesta en el campo, gradas y bares.
“Football is coming home”
El partido entre Uruguay e Inglaterra, luego de que ambas campeones mundiales hubieran perdido en su debut mundialista, era de máxima tensión. En la barra que lo vimos, cerca de la zona playera del Fan Fest, habían ingleses y aunque no fueran tantos, cantaban y gritaban tanto que daba la impresión de estar en un sitio inglés. Habían también suizos, brasileños, colombianos que quedaban del juego anterior y varios de otros países, y un solo uruguayo. Los ingleses empezaron a cantar desde antes de comenzar el encuentro, y no pararon por 90 minutos, además del medio tiempo, incluso al final cuando perdieron. Tenían una canción para todo, si no cantaba más nadie, proponían: “shall I sing for you?”; si Uruguay tiraba la bola muy alto, sobre el travesaño, “the ball is too high”; si Uruguay anotaba, más se animaban y recordaban: “you only sing when you are winning” al ritmo de Guantanamera o “Costa Rica, Costa Rica”, recordando que Uruguay había perdido 3 a 1 con el equipo centroamericano en el primer encuentro luego iniciar ganando 1 a 0. También tenían una serie de canciones al delantero uruguayo Luis Suárez, quien juega en la liga inglesa, algunas en referencia a sus pasadas mordidas (justo cuando escribo estas líneas es el centro de debate ya que acaba de morder a un jugador italiano), “Luis Suárez, a biter he was” o a sus dentadura protuberante: “Luis Suárez, your teeth are offside”. O una genial que cantaban frecuentemente, “Wayne Rooney is the white Pelé”. Ante esta avalancha de canciones el resto poco respondía, de vez en cuando los colombianos gritaban “Uruguay, Uruguay”, y se unían algunos más, incluyendo evidentemente al único uruguayo. Al final, un grupo de argentinos que habían estado callados, aunque habían dicho que “obviamente” le iban a Uruguay en contra de Inglaterra, empezaron a cantar: “ya lo ves, ya lo ves, el que no salta, es un inglés” y todos empezaron a saltar. Al final, cuando ganó Uruguay, igual lo que se escuchaba eran los cánticos ingleses.
“Maradona es más grande que Pelé”
Los argentinos también son famosos por cantar y animar de principio a fin en los partidos de fútbol con una gran diversidad de canciones. Lo hacen en la liga argentina con los equipos locales, y también con su selección nacional. Cuando debutaron en Brasil contra Bosnia-Herzegovina, en el estadio habían unos 50,000 argentinos, la mayor cantidad de extranjeros registrada en la historia del mítico Maracaná de Rio de Janeiro; más impresionante aún es que habían cerca de 200,000 en la ciudad, muchos en las calles, playas y metros. Hay numerosos cuentos y vídeos de los argentinos cuando tomaron la ciudad de Rio en esos días. En el segundo encuentro también inundaron la ciudad de Belo Horizonte para el partido contra Irán. Ese partido lo vimos en el mismo bar, esta vez con muchos argentinos animando a su selección y algunos brasileños en silencio, que con las miradas y muecas animaban a Irán. Siempre me ha impresionado negativamente las aficiones que abuchean a sus equipos, esto lo he visto en los principales equipos de España, el Real Madrid y Barcelona, en los Yankees de Nueva York y recientemente en los Heat de Miami. Tanto los ingleses, como los argentinos días después en el mismo bar, alzaban la voz y cantaban más duro cuando le anotaban en contra o cuando estaban en más peligro. Cada vez que Irán amenazaba, volvían y cantaban: “Vamos Argentina, que esta hinchada no te deja de alentar, que este juego lo tenemos que ganar”. Mientras pasaban los minutos y seguía empatado a 0, la tensión iba en aumento y se notaba en los fanáticos, pues definitivamente no esperaban ese resultado con un rival de bajo nivel como Irán. Un mexicano al lado nuestro comentaba que era el Mundial de la locura, que la final sería Costa Rica y Argelia…Cuando en el minuto final ya en el tiempo de descuento anotó Messi y ganó Argentina el encuentro, se desahogaron, gritando y cantando, pero también vi como uno casi agrede a un señor brasileño que compartía mesa conmigo y que de vez en cuando se reía o mostraba su favoritismo por Irán. Además, le decía el muchacho argentino, en tono bien hostil, “deja que les toque Holanda”, mientras que otro le gesticulaba que se callara la boca. Mientras caminábamos de regreso, veíamos como en bares aledaños cantaban con banderas argentinas una canción que hicieron precisamente para este el Mundial recordando la última vez que jugaron Brasil y Argentina en un Mundial en Italia en 1990: «Brasil decime qué se siente, Tener en casa a tu papá. Te juro que aunque pasen los años, nunca lo vamos a olvidar. Que Diego lo gambeteó, que Cani los vacunó, que estás llorando desde Italia hasta hoy. A Messi lo vas a ver, la Copa nos va a traer, Maradona es más grande que Pelé». En la noche vi en la televisión cómo se enfrentaban a aficionados brasileños en las calles de Belo Horizonte. Todo esto me recordó una conversación que había tenido con un seguidor argentino varias noches antes en las que me decía que los argentinos habían viajado en masa a Brasil ya que para ellos el Mundial es lo máximo y no había uno en Suramérica desde el 1978, por eso llegaban a Brasil aunque no tuvieran boletos. Me decía que se habla de pedir para ser sede del Mundial junto con Uruguay para el 2030, pero que él no cree que Argentina tenga la cultura deportiva para ser sede. Comentaba que le sorprendió cómo en el Fan Fest del partido de Brasil y México que reseñé la semana anterior habían mexicanos cantando y los brasileños eran meros observadores, que él no imaginaba algo así en Argentina pasando sin violencia incluida. El día del bar y otras imágines que vi luego, entendí a lo que se refería.
Entre vacas y mimos
Curiosamente, luego de haber experimentado durante una semana el Mundial en bares y en la calle, regresar a la Arena Fonte Nova fue un tanto anticlimático en términos de la experiencia con la fanaticada. Aunque habían muchos franceses y suizos, no eran tan animados, aunque visualmente habían algunos muy divertidos. En el camino al estadio, que esta vez lo hicimos a pie desde el centro histórico Pelourinho, vimos a algunos suizos vestidos con una vaca en la cabeza y ubres en la cinturas, y franceses vestidos de mimos con baguettes bajo el brazo. Dentro del estadio los cánticos usuales de ambas selecciones y los brasileños con los suyos. También un cartel que abrieron brevemente que decía: “Blatter out, Qatar out, Corruption out”, me pregunto si los hubieran visto los de seguridad si lo hubieran considerado político y por ende lo hubieran sacado. Luego de la victoria contundente de los franceses de 5 a 2, de vuelta al Pelourinho, estaban más animados los suizos, quizás las cervezas ayudaban, y bailaban junto a los franceses mientras éstos cantaban “Allez les Bleus!”.
Sin niños, mujeres ni “viejos”
En los parques de béisbol y canchas de baloncesto, aún cuando hay una mayoría de hombres, hay muchas mujeres, niños y personas mayores. En el Mundial había un perfil demográfico bien definido: hombres jóvenes, entre 20 y 40 años. Habían muy pocas parejas, y mucho menos familias con niños, podría contar cuántas mujeres vi solas y también cuántas personas mayores habían en los estadios. De hecho, los pocos niños y envejecientes que había eran en su mayoría brasileños. Además de los altos costos, es un viaje para quien le gusta el fútbol, el enfoque no es hacer turismo, sino ver fútbol, en el estadio o en el bar o en el Fan Fest, y evidentemente, aun cuando ha habido un aumento en la afición de las mujeres, sigue siendo una fanaticada en su mayoría masculina, y el ambiente en general es poco apropiado para niños y mayores.
Boa praia, boa viagem
Ya mencionaba en el artículo anterior lo gentiles y alegres que son los habitantes de Salvador de Bahía; por ejemplo, cuando vas a la playa y vienen muchos vendedores ambulantes a ofrecer sillas, sombrillas, cerveza, fritura, agua y le dices que “no, gracias”, siempre te contestan con una sonrisa, “boa praia”, que traduciría como que “disfruta la playa”. Al final, con una mezcla de tristeza y alegría de haber disfrutado de un Mundial en un gran país futbolero, partimos de Salvador y la ciudad y los bahianos nos decían: “boa viagem”. Y nos fuimos en el medio tiempo de un juego con ganas de seguir viendo fútbol y viviendo el Mundial… aunque sea a distancia.
Fotos por Elga Castro Ramos