En memoria de la profesora Laura Náter
Conocí a Náter hace poco más de 10 años cerca del año 2003 cuando comencé a trabajar en la Facultad de Estudios Generales. Entonces no existía el nuevo edificio de Estudios Generales, y los profesores nos tropezábamos sin remedio en el tumulto que se formaba en los pasillos de la Facultad entre los cambios de clases.
Laura se ubicaba en uno de los extremos del pasillo y allí nos encontrábamos mientras subíamos o bajamos hacia nuestros respectivos salones. Siempre me saludaba con una amplia sonrisa, con esa que la caracterizaba, y que invitaba a acercarse, a conversar un rato, compartir un cigarillo, hacer algún chiste. Estos encuentros casuales y amistosos me llevaron a extenderle una invitación a Laura a Mabel Rodríguez y a Rosa Pla (que entonces también trabajaba en la Facultad de Estudios Generales) a discutir el reciente libro de ensayos historiográficos El pasado ya no es lo que era (2005) editado por el profesor Carlos Pabón y donde publicamos varios colegas y amigos que hicimos estudios en historia. El conversatorio en torno al libro fue refrescante porque aunque muy crítico de lo que allí decíamos, permitió sostener un debate con mucha ecuanimidad y rigor intelectual, muchas veces y lamentablemente, cada vez más ausente del espacio universitario.
Desde entonces la amistad con Náter creció y también el corillo de amigas. A partir de Laura conocí a su compañera Mercedes, la gran Meche. El azar de la vida nos puso en la mano la posibilidad de ocupar el antigüo teatro Diplo en Río Piedras, y a iniciativas de Ricardo Cobián, quien no desaprovechó la ocasión, este grupo de colegas de Generales terminó formando el Proyecto Artístico, Cultural y Académico de Río Piedras (PACA), y pasamos a ser por un período de unos cuatro años “las pacas”.
Aquel proyecto convirtó el Diplo en la Sala-teatro Beckett, y allí estaba Laura Náter siempre con su sonrisa y su tranquilidad de espíritu aportando y disfrutando de la aventura que emprendíamos. Todas gozamos y sufrimos este proyecto del que aprendimos sobre la dificultad del trabajo colectivo, como también de las grandes dificultades del espacio urbano riopedrence al que tanto Laura como Meche decidieron hacer frente mudándose a Santa Rita, colaborando con la oficina de CAUCE, con la casa Ruth, apoyando en todo momento las iniciativas vitales que surgen en el agónico casco de Río Piedras.
Una vez dejamos el teatro Beckett cada una de nosotras siguió sus otras rutas y agendas, y la vida nos fue distanciando un poco. Cuando supe de la enfermedad de Laura volvimos a conectar y a retomar la conversación como siempre. Con Laura la amistad era fácil, sus formas eran siempre livianas y hasta suaves. Aún en la crítica más mordaz o dura, no se asomaba coraje, sino un constante apego a la honestidad por difícil que fuera.
Esa especie de contraste armonioso caracterizaba a Laura Náter. Era filosa con la crítica y afable en el acercamiento a las personas. Y es que su manera de hacer crítica y de concebirse como académica e intelectual, no era la del ataque hiriente a las personas, sino la de señalar o hacer visibles aquellos aspectos constantemente evitados, o escamoteados por la impostura bienpensante.
Así lo hizo en su último escrito titulado: “La manoseada y útil metáfora del pájaro y las dos alas” publicado recientemente en la revista 80grados en el que deconstruye con perspicacia la idea de la simillitud entre el proceso histórico de Cuba y Puerto Rico a partir de lo que ha sido una descontextualización de la metáfora del poema de Lola Rodríguez de Tió. Una descontextualización que une en un mismo proceso histórico la Isla de Puerto Rico con la de Cuba. Este breve ensayo propone que miremos no solo las grandes diferencias de los procesos históricos entre una isla y la otra, sino además como la metáfora ha servido para esconder o invisibilizar el vínculo con la otra isla más cercana, pero también la más rechazada por los historiadores, y el nacionalismo cultural, nuestro estrecho lazo con la República Dominicana. Esta propuesta que, a modo de recordatorio nos hace Náter, no es poca cosa. Dejó con ella a los jóvenes historiadores un área de investigación importantísima que si se la toman en serio llevaría a más de uno a encontrar un fascinante territorio de crítica de nuestros acercamientos a la historia de Puerto Rico, a la de República Dominicana y la de Cuba en sus encuentros y desencuentros. Con esta breve propuesta Náter invita a mirar sin cortapisas, no solo nuestro racismo al esquivar nuestra similitud con Dominicana, sino a atender también las diferencias del ser y el hacer de los puertorriqueños, con el ser y hacer de los procesos cubanos. Diferencia que seguro se hará notar aún más en esta coyuntura histórica de la apertura de EEUU a Cuba. Una relación que seguramente tampoco será igual a como la asumió la gesta política e intelectual boricua en su vínculo con los socios del norte.
Los estudiantes de historia tienen aquí un valioso regalo dejado por Náter, pues se trata de un ángulo que bien aprovechado, promete investigaciones muy fecundas de la historia del Caribe hispano.
Al lado de este breve y último texto escrito por Laura, están sus trabajos investigativos cuya formación y vocación por la historia colonialista son material obligado para todos los que anden tras una interpretación crítica del oficialismo en la Historia. Una investigación que debe ponerse a la disposición de todos los estudiosos de la historia, como el mejor legado de esta entrañable profesora, historiadora, académica e investigadora de la Univesridad de Puerto Rico.
A las amigas que quisimos a Laura nos quedará siempre su amplia sonrisa. Una sonrisa muy hermosa y que nunca dejó de regalarnos aún en los momentos más difíciles de su enfermedad que enfrentó con valentía y dignidad extraordinarias. A la comunidad universitaria a la que perteneció y que hoy es sin lugar a dudas un espacio mucho más pobre sin ella, nos deja su mirada aguda, perspicaz, alejada de subterfugios endulzadores hacia aspectos relavantes de la historia y sus interpretaciones.
El próximo semestre cuando mis estudiantes de Introducción a las Ciencias Sociales lean El malestar en la cultura, y tengamos que desmenuzar el concepto del narcisismo de las pequeñas diferencias, leerán este último texto de Laura Náter. Seguro comprenderán bien para qué ha sido útil la manoseada metáfora del pájaro y las dos alas.
Gracias amiga querida; hasta siempre.
* Texto leído en la ceremonia de despedida el 5 de diciembre 2015 en Vega Baja, Puerto Rico