Género y voz en la modernidad colonial puertorriqueña
The Great Woman Singer, Gender and Voice in Puerto Rican Music,
de Licia Fiol-Matta
Ahora me encontraba en el Teatro Silvia Rexach de Santurce para oírla cantar. El teatro estaba lleno a capacidad con un público joven, heterogéneo y alegre, variopinto, gran parte del cual parecía gay, y junto a mí estaba sentado un joven apuesto, aparentemente gay también, que parecía saludarme con una sonrisa. Pero todo pareció desdibujarse y desaparecer en el momento en que Lucecita agarró el micrófono y con gesto imperativo nos adentró en una suerte de búsqueda, búsqueda infinita, de un camino abandonado, como lo llamó ella cantando, donde toda frase era familiar e inesperada, repleta de resonancias y ecos e inquietante e insólita a la vez, unheimlich y modulada de forma tal que cada nueva inflexión y giro se abría a nuevas interrogantes y búsquedas nuevas. Me encontraba suspendido así en este devenir del ser entre en el goce de un posible reencuentro y el dolor del diferimiento cuando noté que aún podía oír en el trasfondo de su voz tenue, pero incómodamente claro, un zumbido, una cháchara que provenía de mi vecino apuesto, y aparentemente gay, como una glosa insistente que rellenaba los huecos de su fraseo con un conocimiento minucioso y preciso de su biografía y sus más recientes hazañas, conocimiento que la reclamaba en su exactitud como una de los nuestros, como nuestra, como gay. Suspendido así entre esta voz autorizada y la insistente e imperiosa voz de búsqueda sonora de Lucecita sentí que iba a reventar, que no podía aguantar más, y me volteé hacia mi apuesto camarada y le pedí que por favor, por favor… se callara.
El hermoso e inspirado libro de la crítica cultural Licia Fiol-Matta sobre la voz y el género en la modernidad puertorriqueña, The Great Woman Singer: Gender and Voice in Puerto Rican Music, que acaba de salir en una distinguida serie de música de las Américas en la editorial de Duke University, me retrotrae a esta escena de mi primera juventud allá en los años 70 y la ilumina con nuevos e inesperados sentidos. Porque The Great Woman Singer es un libro sobre la suspensión y búsqueda abiertas en que en ocasiones puede sumir al oyente la escucha, sobre la incitación a escuchar lo que Fiol-Matta define como la thinking voice o la diestra voz pensante, complicada y autorreflexiva que cuatro de las más grandes cantantes de la historia moderna de Puerto Rico, Myrta Silva, Ruth Fernández, Ernestina Reyes (La Calandria) y Lucecita Benítez, supieron instalar en su canto durante el proceso de modernización colonial puertorriqueña en tenso diálogo con las fuerzas sociales que intentaron reducir sus potentes voces singulares y raras a una mera “nada” representativa.
Es un libro, además, sobre esa otra historia (o historias) de la modernidad boricua compleja y cruel, para citar el conocido título del libro de Jean Franco, pero contada desde uno de sus espacios más efímeros e íntimos: desde el grano de la voz que piensa mientras lucha y forcejea sonoramente con las condiciones de género, raza y clase que le son impuestas, las tecnologías del desarrollo y el progreso del estado colonial del ELA, la emigración forzosa a la urbe metropolitana de Nueva York y las industrias de la música tanto locales como transnacionales, fuerzas todas que intentaron reducir y clausurar la búsqueda sonora abierta e inconclusa de estas artistas comercializando su voz, convirtiéndola en emblemática o representativa, o transformando su compleja modulación sonora en un solo afecto hegemónico y totalizador.
The Great Woman Singer es pues simultáneamente una reconstrucción tentativa y concienzuda de las ricas actuaciones o performances de esta voz pensante basada en el acopio alucinantemente variado de un archivo en gran medida efímero y casi desaparecido en un país donde, a falta de recursos, las grabaciones viejas se reciclan, desechan o privatizan (entrevistas, reseñas, recortes de periódicos, programas, fotos de publicidad, carteles, carátulas, vestidos, cartas, notas, discos, casetes, MP3s, vídeos, películas y recuerdos de los fans) y algo más: una pedagogía crítica que nos incita a escuchar estas voces, a volver a escucharlas, con el fin de recobrar no la intención original de sus performances cantados sino las posibilidades polisémicas de interpretación que estas cuatro voces perdurables inscribieron en ellas.
Estructurada tanto teórica como poéticamente en torno a la figura de la nada, The Great Woman Singer rastrea su metáfora rectora desde la versión irónica, ingeniosamente relajona y sandunguera con que Myrta Silva hizo suya la guaracha que Rafael Hernández compuso para ella en los años 40, titulada precisamente Nada, a la electrizante ejecución con que Lucecita Benítez interpretó el llamado apocalíptico de Guillermo Venegas Lloveras a recomenzar la vida con la lumbre del amor tras la conflagración atómica final en su canción Génesis, ganadora del Primer Festival de la Canción Latina en 1969. Esgrimiendo la figura de la nada, Fiol-Matta se propone primero registrar la chocante e imperdonable borradura de los archivos, listas y cánones oficiales de los logros sonoros de estas cuatro cantantes extraordinarias e influyentes y las apropiaciones y domesticaciones de sus imágenes y sonidos con las que el estado colonial puertorriqueño, las industrias musicales e incluso los bien intencionados intelectuales progresistas nacionales intentaron reducir la complejidad de sus voces para sus propios fines comerciales e ideológicos. Pero quizás su libro sea más memorable como una especie de performance o instanciación de lo que Fiol-Matta llama el lleno heterogéneo y múltiple de la nada, de los variados sentidos, resonancias, reflexiones, dudas e interrogaciones sonoras que estas artistas insertaron en su voz mediante la manipulación diestra de su imagen y sonidos en intensos diálogos rizomáticos con su tiempo, las industrias musicales y consigo mismas.
Concibiendo la voz no como acostumbramos a hacerlo, es decir, no como presencia, cumplimiento y plenitud, sino, como la definen lacanianos como Mladen Dolar, como un petit object autre u objeto parcial que promete y posterga a la vez la plenitud, The Great Woman Singer examina la multiplicidad heterogénea y dialógica que es el lleno de la nada en la brecha que se abre entre la plenitud prometida y su diferimiento, y es ahí precisamente donde Fiol-Matta, siguiendo el ejemplo de estas extraordinarias artistas, quisiera ella también situarnos a nosotros como lectores escuchas. Elaborando una negación deliberada y diestra de la plenitud, ella, al igual que estas artistas, logra poner de relieve la complejidad, ironía e ingenio que los afectos o emociones hegemónicas y rectoras—llamémosles a algunas de estas con sus nombres locales e intraducibles de sentimiento, melancolía (jíbara) o sabor— pretendieron obviar y suturar.
El pensar de la voz pensante que, según propone Fiol-Matta, despliegan estas artistas de la modernidad puertorriqueña con tanta destreza y brillantez, podríamos conjeturar nosotros, no es pues la razón que se opone al afecto o el lado opuesto de la emoción irracional, sino lo que crece allí en el intersticio o las grietas de una emoción que intentó ser totalizadora y hegemónica cuando sus límites se revelan y su plenitud prometida se difiere o posterga.
En este sentido, podríamos sugerir, uno de los grandes logros de The Great Woman Singer es despertar en nosotros la multiplicidad sensorial compleja y contradictoria que subyace a todo intento de imponer un afecto totalizador e ideológicamente marcado, restaurando así para nosotros y para la apreciación de estas grandes cantantes, el dinamismo sensorial dialógico del proceso de modernización puertorriqueña que la iniciativa cultural del estado colonial que acompañó al proyecto económico Manos a la Obra, llamada significativamente Proyecto Serenidad, intentó suturar y pacificar. Despertar en nosotros los sentidos para que podamos escuchar de nuevo el arte polisémico y polifónico de la reflexión, impedir que nos apresuremos a enjuiciar sometiéndonos al contrario a una búsqueda sonora, evitar que nos conformemos con la emoción cómodamente accesible y o la etiqueta o categoría musical previsiblemente legible, son estos algunos de los goces y placeres del diferimiento que la lectura de The Great Woman Singer y la prosa siempre exigente e innovadora de Licia Fiol-Matta nos deparan.