“Hay cosas fuera del mapa que tienes que mirar”…
“Sea voluntario, denos de su tiempo”.
Folleto Programa de voluntarios, Museo de Las Américas
Voluntario-ria – adj. Que se hace por espontánea voluntad y no por obligación o deber: ayuda voluntaria.
m. y f. Persona que se ofrece a hacer un trabajo u otra cosa, no estando obligada a ello: muchos voluntarios acudieron para cargar los camiones con la ayuda humanitaria. (Word Reference virtual)
De Isabel McCullough Valentín, joven de 12 años de edad, y estudiante de octavo grado en la UHS (Escuela Superior de la UPR), son las palabras titulares, cuando habla de una de sus piezas favoritas en la Retrospectiva Imalabra de Antonio Martorell en el Museo de Las Américas.
Isabel es la voluntaria menor, la benjamina, del grupo de voluntarios del Museo, y pasa sus domingos atendiendo gente, algunos espectadores, algunos visitantes, algunos paseadores por la sala # 3, pero a todos saluda, a todos se dispone a atender, con una abierta sonrisa y con un español pausado y bien dicho. Conoce lo que tiene que decir, ama el arte, y admira la Retrospectiva de Antonio Martorell. De su labor en la sala 3 plantea: “Es una experiencia increíble, la gente entiende y les interesa el arte y me gusta más cuando hablo con los jóvenes”, aquí destaca el hecho de que “en las obras de Martorell, además de que el artista es bastante creativo, puedes entrar a su obra, y tiene tanto significado metafórico que termina interesándote”.
Paseando entre Casacaribe (1993), Caricasa, Veveviejo (2012) y Casa Verde (1991) continúa Isabel afirmando: “Me gusta mucho estar aquí. Disfruto mucho el arte y también explicarle a personas lo que ya conozco y que entiendan que el arte es más que una pintura en la pared”. Y, ¿qué afirma del arte? Moviendo sus grandes y expresivos ojos enuncia: “El arte es algo que te hace sentir algún tipo de emoción. Ejemplo, con la Casa Verde a mí me hace sentir molestia. Me hizo tratar de aprender por qué usó ese dinero para la obra: entrar a la hipotecaria $=casa, y también que el artista tenía siete años cuando su papá lo abandonó y la casa siempre se ve reflejada en su obra, a ver, incluso, en La jaula”, y señala la obra a su espalda, rematando su enunciado con este otro: “…pero cualquier lugar puede ser tu casa si tú lo decides”.
A Isabel, la estudiante de escuela intermedia, le gustaría que la gente supiera que “el arte no tiene que ser aburrido, te entretiene, pero que ellos (los espectadores) decidan… entenderlo es otra cosa”. Y relaciona el hecho de que a algunos no les interesa el arte con la educación: “en la manera en que somos educados hoy día”, pero enseguida hace un recuento mental de las caras de los espectadores y trae un ejemplo: “Al entrar parece que piensan: “¡Ay, Dios santo!”, pero al salir salen emocionados y se nota en sus rostros”, y acota: “Ese es el poder del arte.” ¿Y qué ha sido lo más difícil? “Lo más probable es acostumbrarme para poder entender toda la exhibición y no ponerme nerviosa y controlar mi voz porque siempre hablo bien rápido”. Sus enunciados se escucharon y entendieron con claridad y quizás sea por el esfuerzo consciente de no hablar rápido para que todos la entendamos.
Isabel, quien cumple 13 años el 11 de diciembre, es desde ya una escritora; su primera publicación (SM), en sexto grado, fue un cuento corto, “después de arrugar cinco papeles”, escribí el cuento “La niña más valiente” (e hizo algunas ilustraciones): y susurra: “El cuento es mucho mejor que el título”. Se trata de “Luna, mi seudónimo y un nombre que siempre me ha gustado, es de una niña que nadie creía que podía ayudar y ayudó… pero hay un plot twist , comete un error estúpido, no puede ayudar, y desde la cama del hospital escribe el cuento: es una reflexión”.
“¡Me encanta leer, yo sé que todo el mundo lo dice pero me transporta a otro mundo, a otros lugares, y lo puedo hacer en cualquier momento y puedo pensar en cualquier cosa”. (Isabel es asidua cliente de La Tertulia Viejo San Juan desde hace algunos años, y no se limita a las secciones de libros juveniles, nos recuerda Javier Ortiz, propietario de la librería). ¿Estudios futuros : “ Sí, me gustaría ser escritora o editora”, y recuerda con mucho amor (“I love you!”) a su profesor de Español en séptimo grado: Dr. Héctor Aponte Alequín, quien instaba a sus alumnos a “encontrar errores en los libros”, y les otorgaba puntos de bono en sus exámenes si encontraban erratas. “Me inspiró para aprender y me dio una clase que me retaba”.
Conversar con Isabel el domingo 27 de septiembre en la sala 3 del Museo Las Américas fue una delicia, verla en funciones, atendiendo gente, disfrutando las piezas, nos hizo pensar no solamente en Isabel –la chiquitina del grupo– sino en todos los jóvenes que dirige Pavlova Mezquida Greber, directora del programa de voluntarios del MLA, y quisimos compartir con los lectores sus rostros y nombres: Génesis Socorro Montalvo, 17 años, (Escuela Padre Rufo), Alex Orta Galería, 21 años, (UPR, Historia del arte), Khalyl López Morales, 14 años, (Escuela Central de Artes Visuales), y Marcos Santiago Rivera, 20 años (UPR Carolina, Artes Gráficas).
Los voluntarios asisten a conferencias periódicas de las colecciones del Museo, leen y estudian un Manual de Procedimiento, un Manual del Empleado, se les entrega un guión de cada una de las exposiciones: sobre las piezas y el trasfondo histórico. Y Pavlova Mezquida Greber, la “jefa” de Isabela y de todos los voluntarios y guías, habla, con gozo, del “deseo de estos jóvenes” y recuerda: “¿Qué más se necesita? El deseo de los jóvenes de aprender y servir y la colaboración de sus padres”.
Entramos a la sala 3 con la madre de Isabel, –la comunicadora independiente Xiomara Valentín–, escuchando un Nocturno de Chopin en los altavoces de Ballajá, para tomarle fotos junto a su hija, la pareja que todos en San Juan pueden ver juntas siempre por las calles adoquinadas, y pronto se retiró para que conversáramos. Cuando ya terminamos la conversa y la toma de fotos, recordé las palabras de Isabel enunciadas frente a la pieza Casacaribe (1993) inscritas en el título: “Hay cosas fuera del mapa que tienes que mirar…”, a las cuales ella añadió: “[….] no te tienes que quedar adentro”.
Y zumba al escucha a la polisemia metafórica de la cual habló Isabel, –la voluntaria de 12 años–, en la conversación del domingo 27 de septiembre en un banco de la sala 3 del Museo de Las Américas en Ballajá.
Si algún joven interesa ser voluntario en el MLA, puede comunicarse con Pavlova Mezquida Greber: [email protected] y (787) 724-5052 y de seguro sentirán el gozo de Isabel , y de todo el grupo, en su relación con el arte y con los visitantes a las salas.