Homenaje a Don Félix Joglar Rosa, “El Versátil”

Félix Joglar Rosa ha sido un ser humano excepcional y único en la historia deportiva de nuestro país. Quizás no haya habido otro puertorriqueño que haya puesto su maravillosa capacidad para adelantar el desarrollo deportivo y humano de tantos jóvenes boricuas. Fueron miles los que se formaron con sus enseñanzas, su sencillez, su humildad, su honestidad, su gran sentido del humor y su ejemplo.
Félix nació en la calle Vallejo de la Ciudad Universitaria el 18 de mayo de 1916. Luego de tres décadas residiendo y sirviendo en el corazón de Río Piedras, se mudó a la calle Belcaire de Puerto Nuevo a fines de los años ’40 y allí ha residido con su esposa y sus hijos (Luisa Camelia, Félix Jr.- fallecido y Víctor Mario) desde entonces. Lleva 66 años de matrimonio con Doña Carmen Luisa Vicéns.
Félix se inició en la práctica de los deportes desde muy pequeño. Su primer amor fue el boxeo. Lo practicaba en el Universal Stadium de la calle Arizmendi, primera sede para presentación de carteleras de boxeo que hubo en el área metropolitana en los años ‘20. Durante sus años como estudiante de la Escuela Superior de la Universidad ya era bueno en 10 deportes distintos: boxeo, baloncesto, tenis de mesa, pelota, pista y campo (salto largo), balompié, natación, tenis de campo, volibol y softbol. Emilio E. Huyke lo apodó “El Versátil,” por su habilidad natural para sobresalir en tantos deportes. Entre sus mejores recuerdos está el haber sido el chata principal de Sixto Escobar durante sus años de gloria a mediados del ’30; entre otras, le ayudó para las importantes peleas frente a Lou Salica en 1935, Tony Marino en 1936 y Harry Jeffra en 1937. Recuerda con nostalgia los varios campeonatos de boxeo que ganó durante sus años en el ejército en la década del ’40.
Félix jugó baloncesto superior solamente con el equipo de la Universidad a fines de los años ’40. Recuerda que lo bromeaban por ser el único jugador que era mayor en edad que el dirigente Víctor Mario Pérez. Le llevaba 8 meses. Félix fue integrante del equipo campeón de la UPR en 1951, cuando ya tenía 34 años. No era un jugador estelar. De hecho, jugaba muy poco. Sin embargo, ganó fama por ser un excelente encestador de tiradas libres. En el equipo de la UPR, cuando cantaban una falta técnica al equipo contrario “lesionaban” al tirador universitario, lo cual permitía la entrada de un tirador sustituto. Esa era la gran misión de Félix en la UPR. Recuerda Félix un juego frente a un San Germán invicto en la cancha de los Atléticos. San Germán dominaba por un punto faltando pocos segundos. Cantaron una falta técnica a San Germán. Víctor trajo a Félix a la línea. La fanaticada abucheaba y le gritaba “viejo”. Con una tranquilidad pasmosa y viniendo frío del banco, Félix encestó los dos tiros y le dio la victoria a los Gallitos.
En la UHS, Félix pasó sus mejores años. De aquella época guarda sus más bonitos recuerdos. Era el ídolo de los estudiantes, pues era estrella en todos los deportes escolares. El Varsity de baloncesto de la UHS lo dirigía Manuel Carrasquillo Herpén y contaba con jugadores como Bose Díaz Bonnet, Gango Romany, Rafael y Luis Piñero y Neco Aldea. En beisbol jugó doble A con Río Piedras y en tenis fue campeón de dobles en la UPR. Estableció una marca de salto largo en la UHS y fue integrante de la selección nacional de balompié que se enfrentó a Cuba en los años ’40.
Luego de graduarse de la UHS en 1939, pasó unos años trabajando en el Army Terminal y otros en el ejército activo, antes de decidir ir a estudiar a la Universidad de Puerto Rico en 1946. Nunca completó su bachillerato, especialmente afectado por la muerte de su señora madre. Tuvo que regresar a trabajar.
Para principios del ’40, mucho antes de sus años como baloncelista universitario, Félix se había iniciado como dirigente de categorías menores de baloncesto en el pueblo de Río Piedras. Allí también fundó el Boy’s Club, dedicado a la enseñanza de varios deportes a niños. Recuerda haber ganado más de 10 campeonatos en las categorías menores de baloncesto y haber organizado por primera vez en 1952 la categoría de Pibes. En adición, también dirigió y enseñó en muchas organizaciones y colegios privados (Fraternidad Sigma, Colegio Espíritu Santo, Colegio San Ignacio, Alfitas de Cataño, entre otros). Su mayor agradecimiento deportivo es para el ex Juez y apoderado santurcino Wiso Purcell, quien lo puso al frente de los niños de la Fraternidad Sigma en Hato Rey, cuna de excelentes baloncelistas y equipos campeones en las categorías de niños. Recuerda haber contribuído en el desarrollo de excelentes baloncelistas como Johnny Báez, Caco Cancel, Nonó Porrata, Landi Herrero, Waldo Oliver, Angel Allende y Wee González.
Tras tantos éxitos en la práctica de sus 10 deportes favoritos y de tantos logros en la dirección en categorías menores, Félix llegó finalmente a ser dirigente en nuestro baloncesto superior. Se inició con los Azules de Bayamón de Martín Vélez y Paco Moya en 1954, los cuales regresaban a la Liga luego de haber estado inactivos desde 1942. Dirigió en 1955 y 1956 a Santurce y entre 1964 y 1966 a los Santos de San Juan. Dirigió posteriormente a Caguas, Isabela y Carolina hasta 1969, cuando regresó de lleno a la Universidad como dirigente en varios deportes y donde permaneció hasta el 2005. Fue dirigente del año en volibol superior con Naranjito en 1964.
La residencia de Félix Joglar está llena de trofeos, placas y reconocimientos de muchas organizaciones, incluyendo uno que guarda con gran orgullo: el conferido a su fallecido hijo Junior Joglar, quien siguiera los pasos de Félix y sirviera por 32 años como Director Atlético y dirigente en el Colegio La Merced de Hato Rey. Félix fue exhaltado en 1985 al Salón de la Fama del Deporte Puertorriqueño y en 1986 al del Deporte Riopedrense. Ha sido sinónimo de trabajo, dedicación y esfuerzo en favor de nuestra juventud por toda una vida y reconocido como mentor de mentores y maestro de generaciones.
En la UPR, ha sido el único profesor con una cátedra en Educación Física sin haber terminado su bachillerato. En la dedicatoria a Félix Joglar del Departamento de Educación Física en el Centenario de la Universidad en el 2003, lo describieron con las famosas palabras de Bertolt Brecht:
hay hombres que luchan un día y son buenos
hay otros que luchan un año y son mejores
hay quienes luchan muchos años y son muy buenos
pero hay los que luchan toda una vida,
esos son imprescindibles…
Esas son palabras muy merecidas para un ser humano extraordinario, quien ha dedicado toda una vida sana al deporte, a su familia y a nuestros niños.
A los 91 años, Félix Joglar apenas sale de su casa, aunque tiene una mente clara y una mobilidad razonable. Se dedica exclusivamente a cuidar con gran esmero y cariño a su esposa y a su hijo, ambos permanentemente encamados e incapacitados, mientras su hija trabaja. Félix es un orgullo para Río Piedras y para Puerto Rico y un modelo intachable que debe ser emulado por nuestras futuras generaciones.
Vea aquí el video reportaje Orgullo Boricua: Felix Joglar, realizado por el periodista Albert Cruz para WapaTV