¡HUELGA!
El 20 de enero de 2009, interesante que esa fecha sí estuvo alineada con la Ley 7 de Fortuño, comenzó en Guadalupe una huelga general impulsada por una coalición de sindicatos, partidos y asociaciones, agrupada en el Comité contra la Explotación (LKP) cuyos principales reclamos estaban asociados al alto costo de vida en el país. Entre los reclamos se destacaban el aumento de 200 euros al salario mínimo, contratos fijos a lxs trabajadores que estaban a tiempo parcial, reducción de los precios en los productos básicos y en las tarifas del agua, electricidad y gas; y un sistema de educación y salud que estuviesen al servicio del pueblo, entre otros. El LKP, que agrupaba a 49 entidades, redactó las 168 demandas recogidas no solo en Guadalupe sino también en las otras colonias de ultramar francesas como Martinica y La Reunión. La primera respuesta por parte del gobierno local, como de la metrópoli, fue tratar de frenar la lucha con represión. El gobierno francés llegó a destacar a un centenar de agentes de la policía francesa a Guadalupe como un mecanismo de intimidación que tuvo un efecto opuesto porque conforme fueron pasando los primeros días de la huelga cada vez más gente se unía a esta. De hecho, al ver que las otras colonias francesas se empezaron a unir a Guadalupe, el gobierno francés llegó a temer que la clase trabajadora francesa también se “contagiara”, así leyó el titular de Le Monde publicado el 10 de febrero de 2009, “Guadalupe, el gobierno teme el contagio”. El gran logro de esta lucha fue que tanto la huelga en Guadalupe, que duró 44 días, como la de Martinica, que duró 38 días, lograron paralizar la economía del país. Además, como ambas estallaron en la temporada alta para el turismo se estimó que hubo pérdidas de hasta 10 millones de euros únicamente en ese sector. Uno de los elementos que ayudaron el éxito de la huelga en Guadalupe fue que las negociaciones entre el comité negociador del LKP y el estado fueron “abiertas”, es decir, estas se retransmitieron por radio y televisión, lo que impulsó que todo el mundo estuviera pendiente y se sintiera parte del proceso. Por eso, el secretario de estado de aquel año, Yves Jégo, al ver el impacto que tenían las negociaciones abiertas prohibió que estas se siguieran difundiendo por los medios. Finalmente, la huelga terminó en Guadalupe con el acuerdo “Jacques Bino”, nombre del sindicalista que fue asesinado durante la huelga, firmado el 26 de febrero de 2009, en donde se logró el aumento de 200 euros y 146 de las demandas presentadas por el LKP. En Martinica el acuerdo entre el gobierno y el Colectivo 5 de febrero (fecha en la que empezó la huelga en ese país), que estipulaba entre otras demandas, aumento en los salarios, se firmó el 10 de marzo.
Conocer la importante lucha que se llevó a cabo en dos países caribeños tan cercanos geográficamente, y también históricamente, a Puerto Rico, por un lado nos demuestra que si luchamos podemos no solo revertir políticas injustas sino también conseguir mejoras en nuestra calidad de vida, y por otro, nos muestra la importancia de mirar más hacia el Caribe porque no es tan distinto a nuestra realidad por más que nos hayan dicho lo contrario. No es casualidad que en Puerto Rico apenas se mencionase esa huelga y mucho menos el triunfo de esta. Como ya se señaló anteriormente, nuestros vecinos también son colonias, y aunque sus metrópolis sean diferentes imperios, su estructura política y social comparte algunos rasgos con la nuestra. Por ejemplo, en Guadalupe los békes es el grupo de blancos descendientes de los colonos que dominan todo el poder económico, se estipula que menos de 10 familias controlan los grandes monopolios de gasolina y de la importación y exportación. La tasa de pobreza para 2009 era de 12.5 % frente a la de Francia que era 6.1% y el índice de desempleo era del 22.7% frente al de Francia que era de 8.1%. Si bien las cifras no coinciden exactamente con las de Puerto Rico si vemos esa misma relación entre la colonia y la metrópoli y también podemos reconocer el poder político y económico de ciertas familias, el ejemplo más reciente es el presidente de la junta de control fiscal: José Carrión III. Eso sin contar con la relación que existe en Puerto Rico, como en Guadalupe, entre raza y clase.
Si bien es cierto que no podemos simplemente copiar el mismo modelo de lucha que utilizaron Guadalupe y Martinica, estudiar la gran lucha y victoria de estos nos permite conocer y evaluar las diferentes estrategias utilizadas. Lo que para mí está claro es que se avecinan unos meses muy intensos para todo el país y tenemos que decidir qué vamos a hacer: tratar de seguir sobreviviendo a las violentas políticas de austeridad o confrontarlas abiertamente. Yo apuesto y defiendo la segunda alternativa, la única que puede evitar que sigamos abandonando Puerto Rico o perdamos nuestras viviendas y trabajo, como ha ocurrido en Grecia, el ejemplo más reciente que tenemos de países que deciden seguir las reglas de juego y someterse a una institución financiera externa. Los estudiantes ya han empezado a trazar un plan de lucha en la universidad y nos toca al resto de la sociedad delinear el nuestro. El pasado 8 de marzo las mujeres demostramos que sí tenemos la capacidad de organización y movilización para parar el país y que no vamos a permitir que sigan poniendo nuestras vidas en jaque. Necesitamos apostar a las redes de apoyo y la solidaridad para enfrentar los planes del gobierno y la junta de control fiscal y discutir alternativas para confrontar el ataque neoliberal. Si sacamos a la marina, sacaremos a la junta de control fiscal.
Bibliografía
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Testa, Claudio. “Huelga general en Guadalupe y Martinica”. Recuperado el 20 de marzo de 2017. <https://latrincheraobrera.