La Universidad, la investigación y las recetas
Básicamente, el profesor Irizarry está a favor de la investigación, y quisiera verla crecer en la UPR. Sólo los que no entiendan lo que debe de ser una universidad estarían en contra de ese planteamiento, ya que la investigación es el fundamento del conocimiento. De modo que demos por sentado que se necesita que en la universidad se investigue y, de hecho, así lo estipula el reglamento vigente de la Universidad de Puerto Rico. En la UPR debería llevarse a cabo, como mínimo, una proporción de la investigación de todo tipo que se conduce en el país que sea cónsona con el porcentaje de estudiantes que entrena, que es el 36%. Llevándonos por las estadísticas existentes, la UPR sobrepasa esa proporción por mucho: es la institución líder en la investigación científica en la Isla. Pero también lo es en la producción intelectual del país, con sus publicaciones en las humanidades, ciencia política, filosofía, las artes y muchas otras disciplinas, que con frecuencia se vuelcan e influyen en el ámbito internacional.En una columna reciente el profesor puertorriqueño de Johns Hopkins, Rafael Irizarry Quintero, expone sus ideas sobre el Informe del comité asesor del Gobernador (de ahora en adelante ICA) sobre el futuro de la Educación Superior en Puerto Rico. El profesor tiene derecho a exponer sus ideas y nosotros a considerarlas y comentarlas. Procedo a hacer eso con el respeto que se merece el colega.
No entro a discutir los señalamientos normativos del doctor Irizarry porque pienso que, contrario a lo que implica, sí ocurren en la UPR cosas que él propone, tales como evaluación por pares, no sólo de la ejecutoria académica sino de publicaciones, la contratación de investigadores y profesores, etc. Por otro lado, es menester tener los pies en la real tierra puertorriqueña cuando vamos a hablar de una reforma o nueva ley universitaria que enfatiza la investigación como actividad redentora de los problemas económicos de la UPR, en vez de como una actividad que contribuye al conocimiento humano, que podría ser beneficiosa a la humanidad y, a lo mejor, producirle unos pesos a la universidad.
Tiempo para pensar e investigar
Antes de ir al tema de la investigación como “motor de la economía”, está el tema de esa frase tan trillada hoy día de “la cultura del conocimiento”. ¿Qué otra cosa une a la cultura si no el conocimiento? ¿Cómo se crea conocimiento sin que se enseñe y la gente aprenda?1 Creo que el autor de la columna hace una distinción desacertada entre lo que es enseñanza y lo que es “creación de conocimiento”. Lo hace para indicar que en la universidad “que tiene como misión la creación de conocimiento, sus profesores dedican la mayoría de su tiempo a la investigación y [al] desarrollo de ideas”. (Según su escrito evoluciona, el doctor admite la importancia de la educación.) Sí, puede que sea así, pero la razón primordial es que en las universidades donde muchos de sus docentes se dedican a la investigación, parte de sus salarios los pagan sus proyectos de investigación, en proporción al tiempo que le dedican. Usualmente, como bien sabe el profesor, cuando uno presenta una propuesta de investigación tiene que indicar qué porcentaje de su tiempo le ha de dedicar a ese proyecto en particular, y es raro que un profesor dedique 100% de su tiempo a investigar en uno o múltiples proyectos.2 Pero entiendo cuál es el argumento: para ser un buen investigador hay que tener tiempo dedicado a ello. Pero eso también le corresponde a los miembros de otras facultades además de las de ciencia. Si a eso se refiere el doctor Irizarry, estamos de acuerdo.
El neoliberalismo, las universidades, las agencias y el ICA
El profesor Irizarry anda por los recovecos del neo-liberalismo sin darse cuenta, y quiere negar la influencia de esa tendencia, no sólo sobre la universidad norteamericana, sino sobre las agencias de subsidio de proyectos, como los Institutos Nacionales de Salud (NIH).3 La noción de que la universidad tiene que devolverle algo al ciudadano, porque son los impuestos que éste paga los que la subsidian, es originaria en el neoliberalismo. De hecho, la política de cambiar el foco de atención del NIH, de la libertad de hacer preguntas noveles sobre problemas básicos existentes, a estudiar problemas para “producir medicinas y otros productos” para “beneficiar al ciudadano”, comenzaron bajo la tutela del doctor Elias Zerhouni4, quien fuera asesor de Ronald Reagan. Como lo es el doctor Irizarry, Zerhouni es profesor de Johns Hopkins y, además, fue nombrado director del NIH por George W. Bush, y sirvió en esa capacidad de 2002 a 2008. Reagan y Bush: nada más con el testigo. Bajo su tutela, a la misión del NIH “The NIH mission is to uncover new knowledge that will lead to better health for everyone.”,5 se le añadió “…to expand the knowledge base in medical and associated sciences in order to enhance the Nation’s economic well-being and ensure a continued high return on the public investment in research”6(énfasis mio), una idea que el doctor Irizarry y los miembros del comité asesor quieren aplicarle a la Universidad. Acercar una entidad gubernamental a las garras del capitalismo industrial privado disfrazándolo del deber que hay que tenerle al que “paga impuestos” es una variante sutil del neoliberalismo, pero neoliberal sin duda. De hecho, la movida no está muy lejana de la implantación del famoso “Scorecard” de Margaret Thatcher que está arruinando las universidades inglesas7 Uno no se puede ser más neoliberal que eso.
La contribución de las universidades al pensamiento y las comodidades de la sociedad
No puedo argumentar con algunos de los adelantos que nos dice el doctor Irizarry que han tenido un impacto enorme en nuestras vidas, pues es cierto que lo han tenido. El problema es que la mayoría de los ejemplos que menciona no me convencen de su argumento porque nada tienen que ver con el tema de convertir la universidad en una empresa que puede vender todo lo que produce. La relación beneficiosa entre el fluoruro y las caries dentales se sabe desde antes de 1945, cuando no había universidades dedicadas a “la creación de conocimiento”. Ninguno de los participantes del Manhattan Project, que también data de mediados de los años 40, tampoco asistieron, que yo sepa, a una de esas universidades (ya que no existía el concepto o fueron a instituciones europeas), y se juntaron allí en Los Álamos dedicando su capacidad para pensar y actuar en un solo problema de seguridad nacional. El sistema UNIX fue desarrollado en los laboratorios Bell (ATT) y luego pasó a las universidades. Alexander Fleming descubrió la penicilina (el primer antibiótico) por accidente en el St. Mary’s Hospital (que tenía una escuela de medicina) en Londres, y ninguna universidad fue partícipe de esto, ni estaba él buscando un producto para vender. Le debemos al genio de Fleming como observador, no a una preparación universitaria especial, el descubrimiento de la penicilina.8 La longevidad en Puerto Rico subió de 30 años en 1898 a 61 años en 1950 por el control de la uncinariasis, mejor alimentación y los avances en salud pública, tales como letrinas, inspección de alimentos y vacunación. El gobierno, no la universidad, respaldó a Bailey Ashford en su campaña antiparasitaria y proveyó las letrinas y, más tarde, las vacunas. El “seguro social” (léase “welfare”) lo conceptualizó Otto von Bismark en el siglo XIX en Alemania.
De hecho, la evidencia que presenta el doctor Irizarry sustenta la inescapable conclusión: hay que alentar el modelo universitario y social que permite el libre pensamiento, que fomenta la formulación de nuevas ideas y nuevas formas de enfocar los problemas de la sociedad (incluyo las ciencias en eso) sin que se formen estructuras conducentes a mayor manipulación de ellas por los políticos y los burócratas, que tanto quiere rehuir el doctor Irizarry. Lo que el profesor promueve es de conocimiento general: la universidad es uno de los recursos más importantes en el quehacer intelectual de la sociedad y debe tender lazos a ella, y no todos sus miembros deben existir en la consabida torre de marfil. Pero para mí, si no hay algunos que vivan en ella (torre de marfil), la universidad no sirve. Quiero que haya alguna persona maniática (en el mejor sentido de la palabra) y amarfilada que sepa de mitología escandinava, otra que me ilustre sobre la cultura quechua, otra que tal vez esté transcribiendo las notas de una melodía del primer instrumento de una cuerda que se halló en el África profunda.
Ingresos de donativos federales y la comercialización
Esto no quiere decir que yo esté en contra de que algún descubrimiento de la UPR se pueda mercadear y que le produzca ingresos a una institución que arrastra un déficit millonario. He dedicado parte de mi vida académica a ayudar a desarrollar patentes y licencias de productos de la investigación universitaria.9 Sea como fuere, una serie de dificultades se le presentan a la UPR para conseguir un grado de eficiencia en este quehacer (mercadear productos frutos de la investigación) que amerite implantar los cambios utópicos que han soñado en su torre de marfil los miembros del ICA. El doctor Irizarry ve la propuesta del ICA desde la altura de la suya (torre de marfil) en la institución (Hopkins) que más fondos recibe del NIH ($451 millones; ver más abajo qué sucede si se analiza el sistema de la Universidad de California)10
La realidad11 monda y lironda es que mientras más fondos hay para la investigación, mejora la posibilidad de que algo se produzca y que pueda ser patentizado o licenciado a una compañía que le page regalías a la universidad. El sistema universitario de California, cuyas cinco recintos con escuelas de medicina reciben $1.215 billones del NIH (el sistema California estaría al tope de la lista de las instituciones que más dinero reciben del NIH si se informara el conjunto de sus instituciones, particularmente aquellas que tienen escuelas de medicina), posee el número más alto (sobre mil) de patentes basados en el ADN (de donde puede que surjan medicamentos comercializables) entre las 30 instituciones que más de ellos tiene.12 Le sigue el gobierno de los Estados Unidos con poco más de 900, y, luego una larga ristra de compañías farmacéuticas, el sistema de la Universidad de Texas, que recibe en conjunto $419 millones del NIH, que es el número 14. Hopkins hace el número 16. Además de las patentes de ADN, la Universidad de California tiene 6,600 invenciones activas que, en el año fiscal 2006, generaron, a través de licencias a favor del sistema, $93.2 millones. Para entender el complejo significado de estos datos es menester indicar que sólo una de cada 5,000 invenciones es exitosa, y que de cada 100 patentes uno genera ganancias.13
En el 2008 las universidades norteamericanas generaron $827 millones a través de sus 7,715 licencias y patentes, sin duda un ingreso fenomenal. Sin embargo, esto equivale a un promedio de aproximadamente $107,000 por cada institución. El grueso del ingreso se lo reparten las 25 o 30 universidades que más licencias tienen. En el caso de los $93.2 millones del sistema californiano (una cifra cuantiosa en cualquier liga), una tercera parte va al sistema–– que tiene diez campus–, una tercera parte al investigador, y el restante al departamento del investigador. Es evidente que el sistema de la universidad de California, ni ninguno de su diez campus, subsiste con $30.7 millones de ese ingreso anual. ¿Cómo va a sostenerse la UPR de los “productos que mueven la economía”? Las posibilidades de ingreso significativo para la UPR de una licencia de un invento o descubrimiento, residiría en el desarrollo de una bebida como Gatorade (licencia de la Universidad de Florida) o una que desplace a Coca-Cola, o de la invención de una droga mágica de gran uso.
Pero lo más importante de mi análisis es que esos sistemas universitarios o instituciones no dependen ni de los ingresos de “la comercialización” ni pueden hacerlo de los fondos del NIH (o del NSF), que sólo suplen un por ciento del costo del donativo para uso por la universidad. De hecho, a pesar de los llamados costos indirectos que se negocian con las agencias federales, la investigación resulta costándole a la universidad, porque no cubre todos los gastos en los que hay que incurrir para llevar a cabo una investigación de impacto nacional e internacional.
La UPR ocupa el lugar número 96 en el escalafón del NIH (en la lista se incluyen 140 escuelas de medicina)14 con $16 millones que sirven a 76 propuestas en los campus de Ciencias Médicas (47), Río Piedras (19), Mayagüez (4), Humacao (3), Cayey (2) y Ponce (1). De estas propuestas, solamente siete (7) son las llamadas RO1.15 ¿Por qué habría que cambiar la estructura de los recintos para acomodar un escaso grupo de personas, para llevar a cabo una actividad cuya capacidad para producir fruto económico es exigua? En el año fiscal 2011 el NIH recibió 45,592 propuestas de todo tipo y otorgó fondos al 17.7% de las solicitudes, de las cuales 2,871 eran del tipo RO-1, que usualmente son las de estudios básicos. Eso indica que para aumentar por 50% el número de donativos habría que reclutar 4 investigadores que ya tengan fondos del NIH, o veinte investigadores que prometan lo suficiente para ver si cuatro de ellos son exitosos con sus propuestas.
No deseo que se malentiendan estos números ni mis comentarios. Ni que la cantidad de recursos que recibe la UPR se interprete como una evaluación de la calidad de la ciencia que se conduce en Puerto Rico. Mi admiración por los investigadores científicos que han logrado atraer $16 millones a la UPR contra viento, marea y los políticos, es inmensa. ¡Merecen nuestra más intensa felicitación y admiración! Y hay que seguir respaldando a los que tenemos. Pero no a expensas de las humanidades y otras materias del saber humano, sino como su complemento (sí debo de admitir que me fastidia sobre manera que cuando en Puerto Rico se habla de cultura, no se mencionan las ciencias, pero me mantengo en tema). Mucho menos a expensas de una educación global en que la educación subgraduada se alimenta del contacto en el mismo campus de estudiantes graduados y post graduados, que sirven de modelo y aliento a los más jóvenes.
Los investigadores puertorriqueños
Muchos de los mejores investigadores puertorriqueños están en los Estados Unidos, pero no conozco a ninguno que esté dispuesto a hacer los motetes y venirse a Puerto Rico con su laboratorio16 y encontrarse con escollo burocrático tras escollo burocrático, y desarraigar a sus hijos de buenas escuelas y comunidades en donde reina el orden, al caos anárquico y la atmósfera político destructiva que existe en nuestro entorno. Aquí la politiquería hace que cambien los jefes de departamentos en el sistema universitario. ¡Habrase visto cosa igual en una institución que valga sus quilates!
Tampoco conozco muchos latinoamericanos que sean investigadores de talla que estén esperando en sus países a que vayamos a reclutarlos: la mayoría ya está en los Estados Unidos y, como es de esperase, en las mejores instituciones. Puerto Rico tiene el problema de ser una isla con su propia cultura, una que dificulta que no mucho más de un puñado (en mano chiquita) de aventureros norteamericanos, dejen sus instituciones para unirse a nuestros problemas. Tampoco, aunque hablen español y posean el talento que merecería para ir a buscarlos, veo a los bonaerenses o los santiagueños o los caraqueños empacando para venirse a Puerto Rico.
Fuera los políticos y la politiquería
Lo más atinado que dice el colega, y que todos sabemos, es que hay que sacar a los políticos de la UPR. Pero como entidad gubernamental que es y por depender de fondos públicos, eso es “wishful thinking”, pues los políticos se sienten custodios de lo que ven como un centro politizado por, como dice el informe, facciones de izquierda. Las facciones de “izquierda” están en contra de lo que los gobiernos partidistas quieren hacer en el país y con el país. Nunca había visto un informe de una ley universitaria que le dedique tanta atención a los posmodernos. Pero ese discurso es la mejor evidencia de que el ICA es un planteamiento ideológico y no uno universitario. Nombrar a presidentes universitarios por tanto o más cuanto tiempo también es un acto político. El presidente se debe de nombrar por sus quilates y que dure mientras pueda hacer de la Universidad algo novedoso y excitante intelectualmente, que rescate la institución de los discursos ideológicos y la haga una en que se investigue, se enseñe y se aprenda. Si no da la talla que sea removido por un proceso razonable y razonado. En todo esto hay una ironía que raya en el sarcasmo. La universidad del Estado le pertenece a los contribuyentes no al gobierno, mucho menos a los partidos políticos y, sí Dr. Irizarry y miembros del comité asesor, en un país pobre como este, su función es educar a los ciudadanos para que contribuyan a la sociedad. Ese es el repago que espera el pueblo de su universidad y, los políticos, no debieran estar jugando juegos partidistas-ideológicos con la UPR.
Un botón (como muestra)
Lo que se debe hacer es reestructurar las finanzas de la UPR y reforzar con mejores recursos los departamentos en que es evidente que existe la excelencia. Además, hay que fortalecer el bachillerato en la disciplina que sea, para que nuestros graduados encuentren el mejor empleo posible, empleos que se supone genere la relación público-privada que tanto se habla y debe de ser culminada por esas entidades. Esto tiene que llevarse a cabo por evaluaciones internas y externas (algo que menciona el doctor Irizarry), y lo anquilosado, mediocre o malo, descartarlo. Hay que preguntarse qué produce cada unidad académica y ver cómo se pueden mejorar aquellas cuya actividad educativa e investigativa (reconocimiento tácito por pares) lo ameritan.
Sobre esto último se puede decir mucho. Ya llegará el momento para hacerlo.
- Ruego que no me den el ejemplo de que Bill Gates y Mark Zuckerberg pues lo que estos señores hicieron fue reconceptualizar conocimiento ya existente. Tampoco los quiero como ejemplos de “la creación de conocimiento” ya que se salieron de la universidad porque eran talentos demasiado especiales para los rigores del orden académico. Las probabilidades de que haya otros en el mundo que como ellos se educaron poco y han hecho mucho dinero es bastante buena, pero tampoco tiene nada que ver con la universidad “empresarial”. En cuanto al otro fenómeno desorbitado, Steve Jobs, ese no necesitaba la universidad, punto. Sí entiendo “la economía del saber” como distinción de la manufactura, aunque también entiendo que debe de haber un balance entre ambas cosas. [↩]
- Hay investigadores con múltiples proyectos, pero la suma de los porcientos que le dedica a cada uno no puede exceder 100% de su tiempo (usualmente 40-60 horas semanales). [↩]
- El NIH, con un presupuesto aproximado de $30 billones anuales respalda la investigación en el amplio campo de las ciencias médicas. La Fundación Nacional de Ciencia (NSF), con un presupuesto aproximado de $7 billones anuales, respalda la investigación en las ciencias matemáticas y físicas, ciencias computacionales, ciencias sociales e ingeniería, y otros campos que no sean biomédicos. Estas dos agencias son responsables de la mayoría de los fondos para la investigación provistos por el Gobierno Federal. [↩]
- El doctor Zerhouni es un distinguido investigador en el campo de la radiología y un empresario que ha creado varias compañías relacionadas con sus invenciones usando la técnica de imagen por resonancia magnética (MRI). Su estadía en el NIH se vio afectada por reclamos de parte del Congreso de relaciones inapropiadas entre el NIH y la empresa privada, particularmente la farmacéutica. Zerhouni tuvo que prohibir que los investigadores del NIH tuviesen consultorías con esa industria, entre otras. (Ver The Wall Street Journal Health Blog del 24 de septiembre de 2008: Exit NIH Chief Elias Zerhouni).Desde que dejó el NIIH, Zerhouni mantiene vínculos con Hopkins y es el director de investigación y desarrollo de la farmacéutica Aventis-Sanofi. [↩]
- Ver el informe del NIH Annual Performance Plan & Report for FY 2006. [↩]
- www.nih.gov Click en About NIH; luego, en Mission [↩]
- Simon Head: The Grim Threat to British Universities, The NY Review of Books; 13 de enero de 2011. [↩]
- Vale mencionar que Fleming estudió en el desaparecido Royal Polytechnic Institution, que era una escuela para “las clases trabajadoras”. Se convirtió en la Universidad Westminster en 1992. No hay evidencia que, entretanto, se convirtió en una institución para la “creación del conocimiento”. [↩]
- El autor fue Vice Presidente Ejecutivo de Investigación y Desarrollo en la Oregon Health and Sciences University, en Portland, Oregon, y ocupó un cargo similar en la Universidad de Louisville, Kentucky. [↩]
- http://www.brimr.org/NIH_Awards/2011/NIH_Awards_2011.htm Hacer click en Table 2. [↩]
- Tengo por necesidad que circunscribir mis comentarios a las ciencias cuyo éxito en obtener propuestas se puede evaluar porque los resultados, particularmente los del NIH, se publican. No existe un mecanismo similar de sufragar a los humanistas que dependen, en la mayoría de los casos, de su tiempo y esfuerzo para dar a conocer sus ideas y sus investigaciones. La ausencia de editoriales que les respondan económicamente a los autores (como es el caso en otros países) patentiza la labor heroica de este grupo de intelectuales. La paralización de la Editorial de la Universidad, empora el panorama. [↩]
- Nat Biotechnol. 2006 January; 24(1): 31–39. Todas las cifras de fondos recibidos son anuales. [↩]
- www.inventionstatistics.com/Innovation_Risk_Taking_Inventors.html [↩]
- Aunque puede que hayan fondos de otras agencias federales en el sistema universitario, me circunscribo al informe del NIH que cubre la investigación biomédica en todos los campus. Me imagino que habrá fondos del NSF y fondos para construcción y otros proyectos que no son directamente para la investigación. [↩]
- Estas propuestas son las iniciadas por los investigadores, ya bien sea porque tienen ideas especiales o en respuesta a pedidos del NIH en temas que requieren investigación profunda. Son las que usualmente, aunque con poca frecuencia, producen descubrimientos o adelantos dignos de ser comercializados. Hay docenas de otras categorías para proyectos del NIH, muchos de los cuales, en vez de RO, tienen sufijos U (recursos generales, soporte de animales, y centros especializados) o T (entrenamiento) y han sido obtenidas por la UPR. [↩]
- Conozco solo uno, que lo hizo en los años 70 del pasado siglo. [↩]