Miguel Hernández entre dos estrellas
Era una noche cálida en una ciudad antillana… El vestíbulo del Centro Cultural Bertolt Brecht recibía al público mientras en el interior, músicos y artistas se apresuraban a dar los últimos toques para un encuentro sumamente especial.
Sobre la tarima – sencilla – brillaban dos estrellas. Una en un marco rojo, símbolo emblemático de la pasión y defensa de sus hijos. Otra, sobre un triángulo azul, cual lienzo que recuerda el mar que la rodea. De punta a punta, una y otra se enlazaban esa noche por la fuerza del verbo de un poeta universal. Y en alas de la obra del inmortal Miguel Hernández esperaban la señal para zarpar, guiados por voces boricuas, por un Caribe antillano.
Fue por invitación del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, que el Comité Hernandiano de Puerto Rico se daba cita en el centro cultural Brecht de La Habana para presentar un concierto homenaje al poeta Miguel Hernández en su centenario. El espectáculo, que ya había recorrido un puñado de escenarios borincanos, y que tuvo su consagración en 2010 ante el altar mayor del poeta, en su natal Orihuela, se enmarcaba esta vez dentro de la XXI edición de la Feria Internacional del Libro, contando esa noche con una cartelera estelar: el actor y declamador Luis Enrique Romero, la cantante Chabela Rodríguez, el joven trovador Eduardo Villanueva y el intérprete Danny Rivera.
Con un saludo de bienvenida, por parte de Luz Nereida Pérez, presidenta del Comité Hernandiano de Puerto Rico, se dio entonces paso para un encuentro mágico de música y poesía.
Luis Enrique Romero inició la velada con la lectura de poemas procedentes de la obra de Miguel Hernández. Con solemnidad hizo suyos los versos del hijo ilustre de Orihuela al entregarnos poemas como “El tren de los heridos”, “Antes del odio”, “El mundo es como aparece” y “Cuerpo de claridad que nada empaña”. De página en página fueron – literalmente – cayendo los textos leídos sobre el escenario, mientras los aplausos de los presentes premiaban la labor hecha por el actor con dominio y precisión.
A su participación le siguió entonces la entrada de Chabela Rodríguez. Su voz potente, se desdobló en matices interpretativos al repasar los versos musicalizados del poeta. “Una querencia tengo por tu acento” y “Ausencia en todo veo” fueron sublimes en su voz. Pero “El sol, la rosa y el niño” fue sencillamente magistral. Con la mano sobre el corazón cantó sus últimas líneas – “Entre las flores te fuiste; entre las flores me quedo” – pareciendo así sellar el compromiso eterno de una artista con el poeta.
En su participación, Chabela supo expandir el alcance de este homenaje caribeño para incluir versos de la cantautora argentina Marta Susana Schwindt. Mas tras los aplausos otorgados a la canción homenaje gestada en el Cono Sur, Puerto Rico retomó su espacio para cantarle al poeta al son de monte adentro.
Con la sencillez que le caracteriza, el joven trovador Eduardo Villanueva subió a la tarima respaldado por el instrumento nacional puertorriqueño, el cuatro, que en esta velada estuvo en manos del músico Güiso Pérez. Décimas inspiradas en la vida y obra de Miguel Hernández describieron en detalle la trascendencia de su labor mientras “Rosa la Dinamitera” ensalzó la entrega de causa, el compromiso y el valor.
En un elemento al margen del programa oficial Villanueva realizó pie forzados dados por el público donde demostró su innegable dominio de la décima. Y ya en el cierre compartió estelares con el repentista cubano, Luis Paz Esquivel “Papillo”, quien acompañándolo en la tarima, reciprocó su mensaje de admiración y bienvenida al boricua.
“Siento tanto a flor de piel Si esta noche en el Caimán Con los aires de San Juan La Habana sabe a Miguel”Tras el breve intercambio musical entre el jíbaro y el guajiro, se dio entonces la esperada participación de Danny Rivera en este concierto. Daniel, a quien ya en tantas ocasiones le hemos visto abordar el verso hernandiano, tuvo en ésta, una de sus noches más memorables como cantante. Su voz se proyectó potente y diáfana; sus interpretaciones, nota a nota, brillaron impecables y precisas. Si bien su dominio y quilates como cantante fueron incuestionables, Danny trascendió la técnica para revelar el alma de un hombre sensible y muy humano. Un alma de artista que resplandeció dignamente como portavoz del mensaje emotivo del poeta Miguel Hernández.
Así, su cantar fue puro ritmo en “Silbo del dale” mientras en “Ropas con su olor” y en “No quiso ser” fue intensamente emotivo. Pero entre todos “Cartas” fue la pieza magistral de la noche al resumir la esencia de ese mundo tan abarcador del inolvidable poeta español.
Ciertamente el cuadro de una labor tan impecable como la de esta jornada boricua por el poeta en La Habana, se complementó con eficacia con un cuarteto de músicos hábilmente comandados por Ricky Martínez, y que incluyó al cuatrista Güiso Pérez, el percusionista Oscar “Lolo” Figueroa Hernández y el guitarrista Carlos Francisco “Pachito” Vega Soto. Ejecución ejemplar a la que también se sumó el músico cubano Eulalio Severino “Pancho” Terry González.
Ya ante los últimos acordes de la noche, el colectivo se unió a Danny para dejar en el aire las últimas líneas de este emotivo encuentro. Y cual mensaje de recordatorio, las palabras musicalizadas del poeta retumbaron en aquella noche mágica en la que Miguel Hernández viajó entre dos estrellas: “Aunque bajo la tierra, mi amante cuerpo esté; escríbeme a la tierra, que yo te escribiré…”.
* Reproducido con el permiso del autor, de la revista digital de la Fundación Nacional para la Cultura Popular.