One Night in Miami: Prejuicio

La historia comienza con el triunfo del entonces Cassius Clay (Eli Goree) sobre el campeón inglés Henry Cooper. Tenía 22 años y ya era el simpático fanfarrón que llegamos a conocer como Muhamed Alí. Su capacidad de movimiento y sus puñetazos le dieron la oportunidad de llegar a la pelea por el campeonato mundial de pesos pesados el próximo año. La trama se desarrolla la noche de la pelea que le ganó a Sony Liston y lo hizo campeón mundial. En Miami para la pelea están Jim Brown, el futbolista (Aldis Hodge), Sam Cooke (Leslie Odom Jr.) y Malcolm X (Kingsley Ben-Adir). Este último viene de explicarle a su esposa que tiene desavenencias con “La Nación de Islam”, grupo al cual pertenecía y que piensa dejar la agrupación. Antes, tiene que asegurarse de que Cassius está convertido en musulmán.
Después de la pelea, rezan juntos y dicen oraciones en árabe inclinados hacia Meca. Malcolm ha invitado a los otros dos a venir al cuarto del motel donde se celebrará una fiesta. Pero resulta que son solo ellos cuatro. Algunos se quejan de que no hay mujeres, pero Malcolm les explica que hay demasiadas cosas importantes que hay que considerar. En particular, lo que cada uno ha contribuido a “liberar” a sus semejantes del yugo de los blancos. Les anuncia la conversión del boxeador y su cambio de nombre. Les reconoce sus logros a Brown y a Cooke, pero rápidamente entra en controversia con este último que es el que más éxito monetario ha tenido. Cooke, para los que no lo sepan, se le considera el creador de “soul” y fue exitoso como cantante, compositor, productor y hombre de negocios. Malcolm se queja de que Cooke no ha usado su poderío económico para ayudar a la gente de color. Peor aún, dice, es que para él las canciones que escribe lo que hacen es rendirse a los sentimentalismos de los blancos y sus actitudes excluyentes. La discusión va escalando hasta un punto en que Cooke abandona la habitación.
Para darle a la cinta movimiento, cuando uno de los personajes mira por la ventana o baja al estacionamiento, se ven unos hombres que merodean cerca del motel donde están los cuatro amigos. Sabemos que, por sus comentarios, uno en particular ha hecho algo sobre el asesinato de Kennedy, a Malcolm se le ve como un rebelde revolucionario que desea guerra contra los blancos. El FBI lo ha marcado y lo sigue, haciendo que sus amigos estén en la mirilla de los federales. Parte de su rabia viene de la incapacidad de poder desarrollar un discurso libre que sea reconocido y discutido por los que los tiene oprimidos. Sin embargo, es evidente que su ira domina su percepción del mundo y que es capaz de acusar a sus amigos de cosas que no controlan, tales como el gusto por la música de quienes la escuchan.
Las secuelas al principio del filme son una especie de coro griego: nos dan atisbos a circunstancias en las que el prejuicio ha obrado sobre algunos de los personajes. Una es devastadora y está brillantemente dramatizada por la presencia de Beau Bridges (¡qué cejas!). Es una muestra de lo que sigue, pues todos en el elenco crean sus personajes con distinción y reconocemos cómo sus características de comportamiento decidieron el resto de sus vidas. Se debe destacar la actuación del impresionante talento que es Leslie Odom Jr., un cantante excepcional, fue Aaron Burr en el “Hamilton” original, por lo que ganó un Tony como mejor actor en un musical. Las actuaciones complementan la efectividad del guion y la dirección para hacer de esta película una que no se deben perder.